Inicio Elvia Carrillo Puerto, un legado para la Constituyente Feminista

Elvia Carrillo Puerto, un legado para la Constituyente Feminista

Por Guadalupe Cruz Jaimes

Paso a paso, en la construcción de la Constituyente Feminista, que se instalará el próximo Día Internacional de la Mujer, las mujeres y feministas trabajan y se organizan sin olvidar los nombres, rostros y trayectorias de sus predecesoras.

Una de ellas es Elvia Carrillo Puerto, maestra y revolucionaria, nacida en Motul, Yucatán, en 1878.

También conocida como «Monja Roja», por su lucha declarada en contra del fanatismo religioso, su postura a favor del amor libre y el rescate del libre albedrío sobre nuestros cuerpos, desde muy joven deseó ser independiente, ilustrarse y llevar una vida distinta a la de las mujeres de la época.

La revolucionaria Elvia destacó desde niña por su inteligencia, su astucia y su singular belleza. Sensible ante las problemáticas sociales, a pesar de ser de una familia «pudiente».

El matrimonio representó para Elvia Carrillo una salida, una vía hacia su independencia: contrajo matrimonio con un maestro de su natal Motul, a los 13 años de edad.

Su primer matrimonio duró cerca de 10 años y tuvo un hijo. La «Moja Roja» enviudó cuando apenas rebasaba los veinte años. Gracias a la mediación de su antigua maestra de escuela, Elvia consiguió el permiso para impartir clases de mecanografía, trabajo con el cual consiguió, además de la remuneración económica, una sensación de independencia, desconocida para ella hasta entonces.

Dos personajes influyeron de manera directa en el pensamiento de Elvia Carrillo. El sacerdote catalán anarquista Serafín García, y Rita Cetina, maestra que fundó la primera organización feminista de Yucatán: La Siempreviva.

Su hermano, Felipe Carrillo Puerto, le consiguió una traducción en maya de la Constitución de 1857, y Elvia se encargó de leer algunas leyes a sus alumnas para que fueran adquiriendo conciencia de sus derechos.

La yucateca, indignada ante la desigualdad latente entre ricos y pobres, al ver de cerca la explotación de los peones acastillados en la floreciente industria henequenera, decidió ser parte de la revolución y en 1909 empezó a trabajar de forma activa para la causa antireeleccionista.

Elvia hablaba perfectamente el idioma maya y como maestra tuvo la oportunidad de conocer la forma de pensar de las y los campesinos y simultáneamente darse a querer, factores que favorecieron su labor como propagandista de la causa antireeleccionista, dando a conocer la postura política en maya en distintas poblaciones de Yucatán.

Esta vivencia la llevó a crear en Motul la primera organización femenina campesina, en 1912. Y un año más tarde la organización ya se reconocía por su numeroso contingente y por buscar incorporar a las mujeres en la política agraria.

Durante los jueves agrarios los discursos de Elvia insistían en que a las mujeres jefas de familia se les garantizaran los mismos derechos que a los hombres en la distribución de tierras.

En los trabajos previos al Primer Encuentro Feminista, convocado por Salvador Alvarado, Elvira organizó grupos feministas de reflexión en Yucatán y en la Ciudad de México, los cuales darían lugar más tarde a la agrupación femenina Liga Rita Cetina.

La «Monja Roja» fue la primera candidata de izquierda electa al congreso yucateco, cargo que desempeñó por dos años y que tuvo que dejar porque fue amenazada de muerte.

En 1923, y acompañada de las feministas Gloria Mireya Rosado y Susana Betancourt, Elvia asistió al Congreso Panamericano de Mujeres en la Ciudad de México. La delegación yucateca sobresalió por ser la más radical del Congreso.

El derecho al voto femenino se convirtió, durante los encuentros feministas, en el punto central de las demandas de todos los grupos feministas de México y del resto de América Latina.

En 1927, fundó la Liga Orientadora Socialista Femenina para dar atención a menores desamparados y madres solteras, la cual fue disuelta ante las quejas de mujeres que la consideraban inmoral.

Casi cinco años después fundó la Liga de Acción Femenina para luchar por los derechos políticos de las mujeres, que desapareció en 1938.

Elvia Carrillo Puerto murió en 1968 en la Ciudad de México, a los 90 años. Es recordada por su lucha encendida a favor de los derechos de las mujeres, principalmente las indígenas, campesinas mayas y las obreras mexicanas.

07/GCJ/GG

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