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Legalización de inmigrantes, tres posturas confrontadas

La legalización, eje central de la reforma migratoria, vuelve a ser motivo de confrontación. Tres posiciones hay al respecto: la de la Casa Blanca, la de los legisladores Gutiérrez y Flake, y la de los inmigrantes.

La Casa Blanca maneja desde la semana pasada que quienes califiquen para la residencia deberán primero tramitar una visa temporal por tres años y, al término de ese plazo, salir del país. Para regresar deberán pagar una multa de diez mil dólares para que reciban la residencia.

Por otro lado, la propuesta Gutiérrez- Flake ofrece legalizar a 12 millones de indocumentadas e indocumentados que están en Estados Unidos desde el primero de julio del 2006.

Mientras que las organizaciones de migrantes dicen que el plan de la Casa Blanca transformaría a inmigrantes indocumentados en residentes de una permanente clase baja y los dejaría a merced de explotadores sin escrúpulos.

La televisora Univisión, que difundió la posición de la Casa Blanca y de los congresistas, sostiene que el proyecto de la presidencia está siendo debatido a puertas cerradas. Mientras el proyecto bipartidista se interpuso ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes.

GUTIÉRREZ-FLAKE

El proyecto de reforma migratoria integral de Gutierrez-Flake, dado a conocer también la semana pasada, incluye medidas para reforzar la seguridad fronteriza, mayores penas por delitos migratorios, y un plan de trabajo temporal que privilegia la contratación de estadounidenses, pero que abriría un camino a la regularización e incluso a la ciudadanía de los inmigrantes sin papeles.

De tal suerte que incluye un programa de visas para potenciales inmigrantes que permitiría a estas personas establecerse con sus familias en Estados Unidos por tres años, con opción a otros tres, para trabajar legalmente.

La disposición establece que los empleadores deben ofrecer primero el trabajo a cualquier trabajador estadounidense elegible que califique, señala la televisora.

En su análisis a la propuesta, indica que la norma permite que las y los beneficiarios busquen una residencia permanente con condiciones luego de cinco años de empleo, y eventualmente, la ciudadanía.

En el caso de las y los inmigrantes indocumentados que ya están en el país, el proyecto prevé un programa de visas para ellos y sus familias, válido por seis años.

Esta visa permitiría a esas personas -que tendrían un estatus denominado de no inmigrante condicional- trabajar y viajar, y los protegería de ser expulsados del país. Podrían buscar este beneficio incluso aquellos inmigrantes que actualmente enfrentan procesos de deportación.

Añade que para obtener la «green card», el plan prevé asimismo la posibilidad de que, una vez obtenida la categoría de no inmigrante condicional, los trabajadores y sus familias busquen obtener residencia permanente.

La norma establece multas para los trabajadores indocumentados que busquen la legalización.

Esta iniciativa despertó inconformidad entre grupos que apoyan a los inmigrantes, pero también cosechó aplausos por considerar alternativas para que estos trabajadores accedan a un estatus legal con posibilidad de residir en el país.

DICE LA CASA BLANCA

El proyecto de la Casa Blanca ha cosechado más críticas que apoyos de quienes desean que la Presidencia impulse un proyecto de reforma con los dos partidos en el Congreso.

Establece dos nuevas visas: una temporal para trabajadores foráneos, quienes cada dos años deberán salir del país, y otra para indocumentados, quienes al tercer año deberán salir de Estados Unidos, iniciar un trámite consular para obtener la residencia y pagar una multa de diez mil dólares.

El influyente diario The Washington Post denunció el lunes que el plan oficial es un proyecto divorciado de la realidad, y que es un documento político destinado a aplacar a los sectores republicanos más duros, más que un programa factible destinado al éxito en el mundo real.

El periódico cuestionó en particular el concepto de la Casa Blanca de trabajadores temporales que deben dejar el país por seis meses cada dos años, porque en una economía como la actual «se estima que unos 400 mil trabajadores inmigrantes serán necesarios anualmente para satisfacer la demanda del mercado laboral».

Asimismo desaprueba la idea de no permitir que los «trabajadores temporales» traigan con ellos a sus familias.

«Todavía la Casa Blanca está haciendo muy poco para generar un plan que pueda reunir apoyo bipartidista y reformar efectivamente las irrealistas normas sobre inmigración del país», señaló el diario, que criticó además la idea de hacer pagar fuertes multas a los inmigrantes ilegales que intenten regularizarse.

INMIGRANTES INCONFORMES

En tanto el Movimiento por una Reforma Migratoria

Justa (FIRM, por sus siglas en inglés), una coalición de grupos pro inmigrantes, señaló en una declaración que «el plan migratorio de la Casa Blanca es un ataque a familias, trabajadores, y todos los inmigrantes».

Sin un paso hacia la ciudadanía y siendo simplemente elegibles para visas efectivas sólo por tres años, este plan transformaría a inmigrantes indocumentados en residentes de una permanente clase baja, señaló la organización.

Además permitiría que los trabajadores inmigrantes, que con sus grandes esfuerzos contribuyen de una manera considerable al país, sean víctimas de explotación continua por empleadores sin escrúpulos, añadió.

Necesitamos una reforma que beneficie a todos los inmigrantes que están actualmente en el país, pero para que esto ocurra también necesitamos que el Congreso y la Casa Blanca trabajen juntos de forma bipartidista, reclamaron estas organizaciones.

Por su parte, el diario Hoy informa que en Los Ángeles miembros de organizaciones pro inmigrantes urgieron ayer a la comunidad latina a participar en la marcha del próximo sábado 7 de abril, para rechazar la propuesta migratoria del presidente George W. Bush de trabajadores huéspedes y expresar el apoyo a una reforma migratoria integral.

La manifestación iniciará en el bulevar Olympic y la avenida Broadway a las 11:00 de la mañana. Las y los organizadores sugieren a los participantes vestir camisetas rojas que representa uno de los colores de la bandera estadounidenses. El año pasado nos vestimos de blanco y no nos escucharon, este año nos vestiremos de rojo y esperamos que el próximo año no tengamos que vestirnos de azul, dijo Juan José Gutiérrez, coordinador del Movimiento Latino USA, durante una conferencia de prensa realizada en la Placita Olvera.

José Gutiérrez expresó su profundo desacuerdo con la administración Bush por la falta de seriedad en el tema de la reforma migratoria.

07/LPB/GT/GG

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