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El ombligo, primer centro de energía

Por Carolina Velásquez*

Como ya lo hemos comentado en las dos entregas anteriores, en el Tao Curativo los órganos vitales de todo el cuerpo se enlazan a través de la formación de la órbita microcósmica o pequeño ciclo celestial –unión del canal funcional (yin/frío/femenino ) y el canal gobernante (yang/caliente/masculino)-, permitiendo aumentar así el flujo de energía y la vitalidad en la persona (cimacnoticias.com, servicio semanal, marzo 20 y 27, 2007).

Es en el ombligo donde inicia y termina la órbita microcósmica. Considerado por los antiguos taoístas la tierra o la raíz del cuerpo, es el primer centro de energía que actúa como generador de electricidad abasteciendo todos los puntos curativos del cuerpo y es el lugar donde tiene origen la respiración (Mantak Chia, Despierta la energía curativa a través del tao, 1991).

Acerca de la respiración, dice Mantak Chia:

«Cuando se lleva la sangre y el Chi (energía vital) a este punto, se establece una profunda respiración rítmica y toda la zona media del cuerpo se convierte en una enorme bomba, que hace que el Chi y la sangre circulen vigorosamente por todo el organismo. Esta circulación distribuye las substancias vitales y libera al corazón de su pesada carga».

Para trabajar sobre este punto, Chia propone seguir algunos pasos:
Sentada o sentado en una silla, junta las piernas y coloca las palmas sobre las rodillas.
Cierra los ojos y concentra tu atención en el ombligo, 3.75 centímetros por debajo de la piel.

Haz presión sobre este punto con el dedo índice por uno o cinco minutos.
Al terminar coloca nuevamente las manos sobre las rodillas, con la palma derecha sobre la izquierda.

Concéntrate ahora en la sensación que te produjo esta zona luego de oprimir con el dedo índice y vuelve a hacer presión cuando dejes de sentir el punto.

No te concentres en la respiración, sólo relaja ojos, lengua y garganta. Tu mente quedará tranquila. Cuando hayas sosegado tu mente, entonces se acumulará la energía.

Al principio no es fácil «llevar la fuerza al punto de energía» al realizar este pequeño ejercicio, por lo que debes practicarlo diariamente hasta adquirir más fortaleza y resistir el calor producido por el Chi.

Chia recomienda que, en caso de no sentir ninguna energía, si llevas mucho tiempo concentrándote en el ombligo, cambia la concentración al Ming-Men, punto que está en la espalda, en la columna vertebral justo atrás del ombligo.

«Esto ayudará a que la energía ascienda hasta la cabeza y descienda por la parte anterior del cuerpo hasta los pies. No obstante, si no sientes nada en tu ombligo, pero das señales concretas de haber mejorado tu salud, estás en el buen camino», puntualiza.

La sensación puede variar de acuerdo a la situación de cada persona: calor, hormigueo, una sensación de expansión de esta zona o, incluso, no sentir nada aún cuando el Chi esté corriendo por la sangre.

Cualquiera que sea tu experiencia, sólo toma en cuenta que «la aventura hacia el interior del cuerpo es un recorrido por una extensa tierra cargada de riquezas», concluye Chia.

Sobre este tema continuaremos en la próxima entrega.

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* Periodista mexicana, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt, instructora asociada de Tao Curativo (www.taocurativomexico.com).

07/CV/GG

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