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Advierte Raúl Vera una dictadura en México

Cuando se quiere actuar por la fuerza, por la irracionalidad, no sirve la inteligencia. Esa es la tesis del obispo de Saltillo Raúl Vera López.

El gobierno federal busca infundir un régimen de temor, un régimen donde no impere la ley sino la fuerza, la característica del Ejército, dice Vera, tras advertir una dictadura en México.

Frente a un «mal manejo de las instituciones» se le enseña al pueblo que puede ir contra la legalidad, que puede hacer lo que quiera, por eso digo que estamos entrando a una dictadura, donde el que trae uniforme y armas puede ir contra todo. Lo viví en Chiapas lo vivo ahora en todo México, dice el obispo católico.

Entrevistado poco antes de viajar a Guadalajara, donde asistirá a una reunión de la Red de los Derechos para Todos, con el tema de la migración, el obispo Vera sostiene que hay signos que hacen pensar en una dictadura.

En Zongolica terminaron por negar la violación de Ernestina Ascencio a manos de cuatro soldados que, dicho por el señor Felipe Calderón y ratificado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, habría muerto por gastritis.

En Castaños, con el cambio de régimen, dos de las mujeres agredidas se retractaron y dijeron que no fueron violadas por militares y que les dieron dinero para denunciarlos. A eso hay que añadirle «la mano dura contra los defensores de la justicia social», como el caso de Ignacio Valle y otros dirigentes que recibieron una sentencia de 67 años de prisión por el caso de San Salvador Atenco y la represión en Oaxaca.

Preocupado y tras reiterar todo lo que aprendió durante sus cinco años en la diócesis de Chiapas, emite un pronóstico sobre el caso Castaños: los ocho soldados detenidos y en proceso «podrían salir, les pueden poner una sentencia mínima o de plano podrían decir que no hay sustento para su castigo, son capaces de eso, como de manera tan absurda «resolvieron» Zongolica.

CALDERÓN Y LOS HOMBRES DE VERDE

México está bajo el riesgo de que no haya racionalidad, que no haya Estado de derecho, promoción de la libertad y participación ciudadana, que se infunda un régimen de temor, donde no sea la ley la que impere sino la fuerza característica del Ejército.

El obispo dominico recuerda lo vivido en Chiapas: «Las y los indígenas eran masacrados, desaparecidos» en acciones realizadas por paramilitares. Y relata que, como integrante del Centro de Derechos Humanos «Fray Bartolomé de las Casas», presentaron una denuncia ante el Comité Interamericano de Derechos Humanos (CIDH), una acusación por crímenes de lesa humanidad contra Ernesto Zedillo. Más tarde Vicente Fox no aclaró nada.

Recuerda que los paramilitares eran protegidos, nadie los perseguía, «ni siquiera ahora han sido desarmados, hay noticias muy preocupantes de que no han sido desactivados». Y es que cuando se quiere actuar por la fuerza, por la irracionalidad, no sirve la inteligencia.

Ese es el caso del narcotráfico, sostiene serio. Al narcotráfico se le ataca por la fuerza, no por la acción de desmantelar la corrupción desde dentro, en su instalación entre los ambientes políticos dentro de la administración pública, «intromisión denunciada desde septiembre de 2005 por el Papa Benedicto XVI ante obispos del noreste del país.

Para el obispo de Saltillo, la función del Ejército no puede ser sustituida, como tampoco ellos pueden sustituir las fuerzas policíacas de la autoridad civil, las responsables de desmantelar la corrupción dentro de las instancias políticas y las instancias financieras, porque el lavado de dinero del narcotráfico requiere de empresarios, requiere de banqueros.

«Los mandan a perseguir a policías corruptos, pero se están fijando en los pies, no se fijan en quienes articulan los carteles, las personas que están en los altos puestos, por eso los militares están rebasados, alguien protege al narcotráfico desde muy arriba».

Cita como otro ejemplo la última acción militar en las comunidades michoacanas, semejante a la que realizan «los gringos» contra el terrorismo en Afganistán, donde para perseguir a uno, «agarran y torturan a todo el pueblo».

Raúl Vera, obispo desde hace 20 años, destaca que es pública y notoria la cercanía entre «el señor Felipe Calderón y el Ejército». Calderón pide respeto, pero parece que respetar significa también dejar en la impunidad las acciones cometidas ilícitamente por militares, como sucedió en Zongolica y como podría pasar en Castaños. O, que le den 13 años de cárcel al Chapo Guzmán y 67 a Ignacio del Valle.

En julio de 2006, tras el ataque de militares a la zona de tolerancia del municipio de Castaños, en el que fueron violadas 14 trabajadoras, el obispo Vera pidió a los altos mandos militares de la región que castigaran a los militares, «de lo contrario se les irán todos encima, por unos cuantos los van a embarrar a todos», les dijo.

En Zongolica no era la primera denuncia por violación cometida por militares contra mujeres indígenas de la zona. Entonces la respuesta del gobierno federal muestra un mal manejo de las instituciones, «se pone a defender a los violadores en lugar de decir aquí están, como lo hizo el régimen pasado». Sin embargo ahora podemos esperar resultados absurdos en Castaños, reitera.

Al pueblo se le desfigura la imagen del Ejército, estamos ante un «enrarecimiento» del ambiente en el país por el uso de las fuerzas públicas contra los luchadores sociales, como sucedió en San Salvador Atenco, en Oaxaca, en la aprehensión de 120 policías sin métodos legales, sin investigación previa ¿qué es lo que nos están enseñando?, pregunta. Y responde que lo que se enseña es a ir contra la legalidad.

Vera López propone como solución crear al sujeto social, es urgente que seamos las y los mexicanos quienes devolvamos la cordura, los que pongamos un hasta aquí por los métodos de la razón, es decir, por los cauces de la legalidad y no responder por las armas, hoy el violento es el gobierno.

Tenemos que recordarles que no son «señores» para hacer con nosotros lo que se les ocurra, que no son intocables, que están ahí después de un proceso electoral manoseado, que vimos todas y todos y que ahora quieren imponer por el temor, su poder.

07/SJ/GG/CV

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