Para el argentino Carlos Trosman, psicólogo social, instructor corporal del Sistema Río Abierto y director de la Escuela de Shiatzu Kan Gen Ryu en Buenos Aires, el cuerpo humano es ideología.
Esta afirmación la fundamenta –en su formación como psicólogo social e instructor corporal— desde las tesis de Enrique Pichón Riviére, quien define al ser humano como «un ser social en situación, determinado por sus condiciones concretas de existencia (geográficas, económicas, históricas, sociales, culturales)» y plantea que a todo esquema conceptual subyace una concepción del ser humano y del mundo, es decir, una ideología.
Tomemos lo social como lo organizativo, dice Trosman, lo que regula las relaciones entre una persona y las demás; y como lo distributivo: la forma de repartir la economía, los derechos y deberes de las y los ciudadanos, lo cual incluye: Estado, instituciones, organizaciones, alimentación, vivienda, salud, educación y arte.
Organización y distribución social que está sostenida por una ideología, «y esta ideología produce cuerpos», apunta.
Podemos hablar de distintas organizaciones sociales «y cada organización social, con diversas prácticas de producción del cuerpo como la crianza, los castigos, la higiene, la alimentación, la sexualidad, la educación, construye cuerpos diferentes».
Acerca de cómo una ideología construye nuestros cuerpos –tanto en mujeres como en hombres– Carlos Trosman habla en forma extensa, en un artículo publicado en 2003, por la revista Topía, Psicoanálisis, Sociedad y Cultura. Y lo hace a partir de un argumento: la forma en que la realidad del mundo externo está internalizada en nuestro mundo interno.
Desde esta relación, conciente e inconciente, «construimos nuestro modelo de cuerpo, explicamos las huellas en él y desarrollamos nuestras hipótesis. En otras palabras, construimos una explicación acerca de nosotras y nosotros mismos y de la realidad que nos rodea».
Así, «tenemos una imagen inconciente del cuerpo, producto de la interpretación de las huellas (propias y sociales) en él, y nuestro cuerpo produce imagen desde el gesto, la actitud, el movimiento, la palabra, la vestimenta, el maquillaje, la mirada, la dinámica del movimiento».
Imágenes, dice, que cambian según la cultura y la época; donde, por ejemplo, es notoria la variación de ropajes y accesorios del cuerpo en función de diversos ideales de belleza.
En las próximas entregas hablaremos de dos tesis de las que habla Carlos Trosman, desde el enlace que hace entre lo social y su conocimiento del cuerpo como instructor corporal y de shiatzu: cuerpo y colonización, y el cuerpo es cultural.
* Periodista mexicana, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt, instructora asociada de Tao Curativo (www.taocurativomexico.com).
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