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La Caja de Pandora

Por Sara Lovera López

El señor Felipe Calderón abrió la Caja de Pandora. La espiral de violencia nos invade cada mañana, cada día.

Los titulares de los medios reportaron, sólo el fin de semana, 8 ejecuciones.

Amanecimos el lunes con la ejecución de José Nemesio Lugo Félix, director de control de drogas de PGR en Coyoacán.

El funcionario fue acribillado por dos sujetos que lo interceptaron en una motocicleta y le dieron tres disparos en la cara. Iba a trabajar, en su camioneta Suburban.

Las acciones desatadas por Felipe Calderón se cuestionan, hasta por sus amigos como José Luís Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, quien el sábado pasado declaró que no se puede admitir que el ejército esté convertido en policía.

Los empresarios de Veracruz ya protestaron por el despliegue inusitado de las fuerzas militares en el puerto, después de la ejecución de 4 escoltas de la familia del gobernador Peña Nieto, del Estado de México.

¿A dónde se quiere ir? Se sitian los pueblos, ya existen 10 quejas por atropellos a la población civil en Michoacán; no cesan los enfrentamientos.

Este fin de semana fue acribillado un integrante de la Armada en Guerrero y empieza adormecerse la conciencia por los spots televisivos que justifican una a una las atrocidades de Estado.

Y mientras tanto, el señor Felipe Calderón habla, como si nada pasara, de «machismo y misoginia» al poner en marcha el Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, cuando los hechos y los mensajes cotidianos son exactamente eso: un desgobierno machista y misógino, violento y persecutor.

Y si no. ¿Quién me explica? Que significa el texto del Artículo 139 del Código Penal Federal que da facultades al ejército de combatir a la delincuencia organizada y a los que perturben la paz social.

Felipe Calderón está impulsando claramente el freno a la protesta pública. ¿Qué quiere decir perturben a la paz social? ¿Las manifestaciones públicas, como las que hacemos las mujeres para presionar por nuestros derechos?.

Me pregunto: ¿conculcará Calderón el derecho a manifestación, según garantiza el artículo noveno de la Constitución y también el derecho de petición, consagrado en el Artículo octavo de nuestra carta magna; el de libre tránsito, y el derecho a trabajar?

Para rematar su plan, tipo Colombia, dicen los analistas, anunció la semana pasada la creación por decreto de un Cuerpo de Fuerzas de Apoyo Federal, bajo el mando del ejecutivo, exclusivamente, para que haga lo que le pida.

Y mientras tanto la impunidad goza de buena salud.

Ninguno de los casi mil asesinatos se ha resuelto jurídicamente. Como no se resuelven los asesinatos de mujeres en el país, que cobran 7 vidas diariamente.

¿Cómo entonces entender algo? Lanza el Sistema nacional que mandata la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia, ¿no es una contradicción fenomenal?

Cómo se puede compaginar una ley así, tan llena de palabras altisonantes, de análisis sesudos con la realidad, me vuelvo a preguntar.

Porque la realidad es la violencia institucional que afecta la vida diaria de las mujeres de Apatzingán, lo mismo, ahora, que de esta Ciudad de México, porque Coyoacán, donde fue acribillado el funcionario de la PGR, es nuestra ciudad.

Calderón está implantando una política del miedo, contra toda la población, no puede ser explicada más que por esta necesidad de las personas inseguras, incapaces, ilegítimas, que para afirmarse tienen que usar recursos espectaculares.

Felipe Calderón se cobija en las fuerzas armadas para acallar las protestas del país. Pero empieza a no gustar a sus socios y votantes.

Nadie podría estar en contra de combatir al crimen organizado, si a la vez se afectaran los intereses de los narcotraficantes en la banca mexicana; si se pusieran grilletes al lavado de dinero; si se cumpliera con la Constitución en materia salarial.

Nos gustaría que el Sistema Nacional, previsto en la Ley, sirviera para frenar, precisamente, la misoginia y el machismo de la administración bajo sospecha, que conviene en perseguir y lanzar órdenes de aprehensión a las maestras y defensoras de Derechos Humanos en Oaxaca; si acaso en el presupuesto hubiera dinero para lanzar la Alarma a que se refiere le Ley en lugares donde el ejército abusa de las mujeres, como en Castaños o Veracruz.

¿Y qué me dicen del caso Zongolica? Estará pensando Felipe Calderón callar las voces de las viudas de Pasta de Conchos, que solamente le pidieron una audiencia y no se las dio, después de 5 meses, porque nada más piden justicia y la entrega de los cuerpos de sus maridos atrapados en una mina que operaba ilegal y criminalmente.

¿Sobre qué terrorismo habla usted señor Calderón?
Su pequeñez es así. Pequeña.

07/SL/GG

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