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La paridad, un paso hacia la igualdad en el PRD

Por Angélica de la Peña Gómez

En cada documento, plan de acción, análisis, exposición de motivos, programa o fundamento que haga referencia a la exigibilidad del reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres, se argumenta lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 4 sobre la igualdad jurídica del hombre y la mujer.

Esta reforma, publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) en 1975, ha sido el referente indispensable para las políticas y acciones a favor de las causas de las mujeres.

Pero también incluso en los argumentos que ha esgrimido la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para dirimir sobre algunas controversias sobre la guarda y custodia de las y los hijos, señalando que, como son iguales hombre y mujer, bien se puede dejar sin la custodia de su descendencia a las mujeres, sin reconocer que aunque la Constitución lo señale, en la realidad las mujeres en su inmensa mayoría carecen de las condiciones de equidad previas a la resolución de las situaciones discriminatorias que por condición de género padecen en su cotidianeidad.

Este es un ejemplo de entre muchos más sobre las tesis y jurisprudencias que ha señalado la Corte suprema del país, que requieren de un análisis en una posterior entrega.

Hoy solo anticipo las bondades de este precepto constitucional, para aportar mis puntos de vista sobre un acontecimiento importante para la vida política del país: la realización del X Congreso Extraordinario del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a celebrarse a partir de la segunda quincena de este mes de agosto.

Como todo lo que acontece en los partidos políticos, el evento que realizará el PRD es importante analizarlo porque resolverá sobre la discusión y en su caso la aprobación de reformas a sus documentos básicos y a su línea política, la cual tendrá el sustento y balance, aunque tarde, del resultado de las elecciones federales realizadas hace más de un año.

De la diversidad de temas que tratará este Congreso, se encuentra la solicitud que diversas personalidades y congresistas hacen a las y los delegados para que la paridad, como forma de decisión en la integración de los encargos de dirección, de elección electoral como de la integración de los ámbitos de gobierno, sea tomada en consideración en las reformas de Estatutos, Programa y Línea Política.

El primer congreso del PRD definió como cuota obligatoria dejar el 20 por ciento de los espacios para las mujeres en todos los encargos de dirección y en las listas plurinominales de las candidaturas a puestos de elección popular. Fuimos el primer partido político en estatuir la norma de cupos a favor de las mujeres argumentando, entre otras cuestiones, que la discriminación de género es un impedimento para el pleno goce de los derechos políticos y civiles de las mujeres.

Esta medida constituyó un primer paso del compromiso con las acciones afirmativas a favor de los derechos humanos de las mujeres. Se instituía en el PRD la definición política de que «si la mujer no está, la democracia no va» Con esta consigna, que predominó en los pactos de las mujeres tanto para las que estaban en los partidos políticos, como para las que no participaban en ellos, comenzamos la última decena del siglo pasado.

El 20 por ciento fue sustituido por una proporcionalidad mayor: no menos del 30 por ciento ni más del 70 por ciento para cualquiera de los géneros. La importancia de esta decisión estatutaria meritó con creces al PRD porque en el ánimo de la militancia femenina motivó la aspiración de rebasar poco a poco el 30 por ciento; y el 70 por ciento se constituyó en un incentivo y acicate para trascender hacia mayor equidad.

La cuota como una discriminación afirmativa, como también se le conoce, fue una decisión política del PRD en plena congruencia con su filiación de izquierda, que se distingue precisamente por la inclusión de mujeres en la toma de decisiones y constituyó un primer paso para la mayor participación de las mujeres en todos los espacios y esferas de la vida partidaria, confirmándose así el reconocimiento de las capacidades y los derechos fundamentales de las mujeres militantes.

En esta ruta hacia la exigibilidad de los derechos plenos de las mujeres en los espacios de decisión, se celebra en el 2001 el Congreso de Zacatecas. Se presenta en este Congreso para su discusión, el mecanismo de la paridad en todos los encargos de dirección y de elección. El rechazo hacia la implementación de la paridad demeritó lo alcanzado anteriormente, entre otras cuestiones porque no se crearon las condiciones favorables para una discusión seria, tolerante y respetuosa.

La forma como se discuta en este congreso y finalmente como se aprueben sus documentos básicos determinarán el rumbo que habrá de seguir el PRD en los próximos años: o bien sigue enclaustrado en sus inercias, obstaculizadores antidemocráticos, esquizofrenias en su línea política, mala utilización de las demandas economicistas de muchas personas pobres sin que nadie diga nada o casos de falta de ética política.

O, por el contrario, se constituye el PRD en el instrumento político que pueda hacerle frente desde la democracia y por la vía pacífica, al avance de las derechas para evitar sigan devengando los espacios de poder fomentando la desigualdad social y la feminización de la pobreza, además de la tolerancia y fomento de la corrupción y de la impunidad y de la criminalización de los movimientos sociales. Toda esta situación perniciosa que vive el país, debe motivar al PRD a su deconstrucción y reconstrucción.

La discusión de las reformas nacionales debe tener presente nuestra visión del mundo. Aplicar la perspectiva de género hacia una equivalencia humana es el paso trascendental hacia la resolución de las diversas formas de discriminación, directa o indirecta por razón de sexo.

Por lo tanto PRD debe reafirmar sus alianzas con la sociedad, lo que quiere decir, que la política de cuotas y la paridad deben representar a la sociedad, y no solo a la representatividad de la composición política del partido. Ojalá el PRD decida lo conducente y contribuya a que la igualdad jurídica del hombre y la mujer deje de ser una utopía.

07/AP/GG

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