Inicio 1º de septiembre ¿Traición con rostro de mujer?

1º de septiembre ¿Traición con rostro de mujer?

Por Sara Lovera López*

Antes de ahora el primero de septiembre era parte de la liturgia del sistema. El día del Presidente.

Hoy las cosas han cambiado. En primer lugar porque ¿cuál presidente? ¿Calderón, quien no ha podido legitimarse?

¿De qué nos van a informar? De los hallazgos de Amnistía Internacional, de la militarización y los riesgos de las mujeres en las zonas tomadas por los soldados, de Atenco, ¿de qué?

¿De la muerte materna en aumento, del desabasto de medicinas, de que se cayó el crecimiento industrial, es decir que no se ha conseguido un solo empleo productivo en un país de esa inmensa desigualdad a la que dos veces en una semana se ha referido el rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente?

¿De los acuerdos secretos con Bush, de la intensa y profunda campaña mediática sobre seguridad nacional y lucha contra el crimen organizado; de los gastos gigantescos durante la transición de la administración pública; de los salarios millonarios de los empelados de confianza que viven del erario público?

A eso le dará paso el Congreso el próximo primero de septiembre, con la presidencia de la diputada Ruth Zavaleta. La representante perredista de Nueva Izquierda, el rostro femenino de la traición, afirmativo de los mitos contra las mujeres como Eva, Malinche, la madrastra de Blanca Nieves, las hermanastras de Cenicienta, la «otra», la suegra, la bruja, la de cascos ligeros, la ninfómana.

Y para eso hemos arribado a la paridad en los documentos básicos del PRD, para ocupar los puestos donde se echa la mugre por el lavadero, se limpian los baños, se hacen labores de Celestina y se consienten las traiciones de todo tipo. ¿Para eso? Para que Ruth Zavaleta despliegue en un solo acto la simbólica de nuestra disminución humana y reciba el documento preparado por los integrantes yunqueros del gabinete.

Lo más grave es que en apenas 9 meses, tiempo humano para el nacimiento de una nueva vida, muchos perredistas han confundido el ciclo, suficiente para la pérdida de principios, tareas, promesas y responsabilidades.

¿Será que el PRD y sus socios, que buscan el cambio, ya nos han cambiado el ciclo de la vida por el de la muerte?

Para eso es que las mujeres y los grupos firmaron y festinaron la declaración de Quito recientemente. Porque ahora sí los gobiernos o más bien los desgobiernos ya saben, hay que acceder a la paridad para compartir 50/50 los planes que excluyen, empobrecen y discriminan a todas las mujeres y a muchos, muchos hombres del campo y la ciudad.

Las declaraciones del senador Carlos Navarrete Ruiz, el sábado en Michoacán, pintan de cuerpo entero la desmemoria. Navarrete habló del «presidente», del «informe», del acceso a San Lázaro sin contratiempos, de la necesidad de evitar que «ni el gobierno (sic) ponga de rodillas a la oposición de izquierda ni la izquierda ponga de rodillas al Ejecutivo federal en el Palacio Legislativo».

Por supuesto, a Carlos Navarrete no le ha dolido el abuso y las violaciones de las niñas de Michoacán, ni le altera el apresamiento y encarcelamiento de las mujeres de Oaxaca, mucho menos le puede importar la escasez de ácido fólico para las embarazadas y menos aún sabe nada sobre las migrantes sentadas en las vías del tren en el sur del país donde el desgobierno apresa, persigue, roba y maltrata.

Y es que la oposición de «izquierda» se parece cada día más a las épocas en que el Partido Popular Socialista era el palero de los priistas que reprimieron a maestros, médicos, campesinos y obreros a lo largo y ancho del país.

Navarrete, igual que Nueva Izquierda en su conjunto y sus aliados, como dijo en entrevista, se va a apegar a la ley. ¿Cuál ley? La que no se cumple, la que se usa para mantener la impunidad de los más de mil 900 homicidios contra mujeres el último año; la que arropa a Minera México en Pasta de Conchos, la que impide reglamentar la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia, la misma que se utiliza para desmantelar a los pueblos indígenas de sus legítimos derechos, la que se tapa los ojos para no mirar nunca más hacia la sierra de Zongolica, donde se yergue la figura de Ernestina Ascencio y no se tienta el corazón frente a la pobreza y desnutrición de millones de niñas y niños y adolescentes que no aguantan una evaluación de conocimiento, porque no pueden aprender en la escuela cuando tienen el estómago vacío.

Sí, parece que el primero de septiembre sabremos con claridad cuál es el tamaño de la traición y cómo se ha desbarrancado esa, «la izquierda madura e inteligente», como califican a los Chuchos los peores y más reaccionarios comentaristas de radio y televisión. ¿Y las mujeres qué?

* Periodista y feminista mexicana, fue reportera en los periódicos El Día, unomásuno, La Jornada y directora del suplemento Doble Jornada, directora fundadora de Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC).

07/SL/GG/CV

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