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Las mujeres gitanas se niegan a ser invisibles en España

Por María Cobos

Rosalía Vázquez, experta en cultura y tradiciones gitanas y desde muy joven interesada en la participación en el movimiento asociativo gitano, habla sobre la histórica discriminación que sufren las personas gitanas, sobre todo las mujeres, y de la necesidad de romper con ésta.

En 1980, fundó la Asociación Gitana de Cantabria, es cofundadora de la Unión Romaní y, en 1995 fundó la Asociación de Mujeres Gitanas ALBOREÁ. En la actualidad es vocal del Consejo Estatal del Pueblo Gitano y Presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Gitanas (Kamira), una plataforma que reúne a 14 Asociaciones de mujeres gitanas de toda España.

–¿Por qué una Federación de mujeres gitanas?

— La Federación tiene unos seis años, y hemos entendido que todas las Asociaciones juntas nos hacemos más fuertes para crear un proyecto común y una unidad de visión. No es sólo una Federación española, sino que nace con vocación europea y de proyectarnos en las instituciones europeas como en el Consejo Europeo Gitano. Como programas de base, la Federación alfabetiza y prepara a mujeres para que tengan un puesto de trabajo y sean visibles en la sociedad.

— ¿Cómo están consideradas las mujeres en la cultura gitana?

— Las mujeres gitanas, tanto dentro como fuera de la cultura gitana, han sufrido discriminaciones. Sólo por ser gitanas han estado perseguidas en décadas pasadas, con leyes contra nosotras. Llegamos en 1425, y ya con los Reyes Católicos se promulgó la primera ley de persecución. Ahora estamos en un rincón del olvido, en ese rincón que se deja a las personas y se les olvida; en un rincón está la cultura gitana y en el fondo del rincón, las mujeres gitanas. No nos han permitido desarrollarnos y sólo nos han dejado desarrollar la supervivencia que es lo que hemos hecho hasta ahora».

EDUCACIÓN Y FORMACIÓN

El papel de las mujeres en la cultura gitana ha sido siempre estar con nuestras hijas e hijos y ayudar a los maridos porque no nos han dado nunca otros espacios, recuerda Rosalía Vázquez.

Y subraya, «las mujeres gitanas hemos comprendido que somos el motor del cambio en todos los pueblos, no sólo del gitano. España ha avanzado cuando las mujeres se han formado. Entendemos que la educación y la formación son las herramientas más eficaces para el desarrollo personal y colectivo de nuestro pueblo. De ahí que estemos interesadas en dar educación a nuestras hijas para que, las que valgan, tengan un futuro seguro».

— ¿Han evolucionado las mujeres gitanas con el paso de los años?

— Las mujeres hemos despertado y sabemos que debemos estar integradas en la sociedad y luchar. Desde las asociaciones y las federaciones gitanas nos unimos y reflexionamos sobre lo que conviene hacer según las necesidades del pueblo gitano. Examinamos nuestra cultura y tradiciones.

«Hay guetos que no han progresado pero hay colectivos gitanos que han despertado y nos han motivado a muchas para salir de una situación de marginación. Hay gitanas universitarias, y las madres queremos que nuestras hijas estén en los órganos de decisión, en la política, en las instituciones del gobierno. Nuestra lucha es esa meta, queremos trabajar y que nuestras mujeres no sean por más tiempo invisibles a la sociedad.

«El pueblo gitano ya no puede continuar siendo invisible. Las mujeres gitanas hemos entendido nuestra labor y queremos conquistar espacios como lo están haciendo las mujeres no gitanas, no queremos estar aparte sino trabajar con ellas. Las instituciones públicas y políticas son las que deben dar espacios a las mujeres gitanas».

— ¿Qué tipo de discriminaciones encuentran dentro y fuera de la cultura gitana?

— Las mujeres están en general discriminadas, y las mujeres gitanas, doblemente. Somos invisibles y no nos dan espacios donde desarrollarnos y participar. Esos espacios nos los tienen que dar las instituciones, como recoge nuestra Constitución española. Nosotras luchamos pero tienen que ser las administraciones, central y autonómica, las que nos tienen que apoyar para cumplir la Constitución. No necesitamos una ayuda paternalista, necesitamos que nos escuchen y nos apoyen.

«En Andalucía, a los colectivos gitanos se les ha dado espacios desde el gobierno autonómico; sin embargo, el norte de España está a años luz, se nos discrimina más desde las propias instituciones. Parece que la democracia en las mujeres gitanas está inacabada; no se nos ha apoyado ni dado espacios».

DEUDA HISTÓRICA CON EL PUEBLO GITANO

— ¿Qué medidas cree que pueden adoptarse para acabar con la discriminación?

— Darnos más posibilidades no sólo consiste, desde una Asociación, en esperar un proyecto de desarrollo, porque eso no es nada. Se nos debe una deuda histórica que ya es hora de que se pague a través de una verdadera educación a nuestras familias, y se nos respete como gitanas.

«Entendemos que la educación es lo más importante para salir de la marginación; con la educación, lo demás viene por añadidura. En la medida que tengamos formación conseguiremos ser independientes, exponer nuestras ideas y desarrollarlas. Las instituciones tienen que apoyar y respaldar esa educación pero sin que nosotras tengamos que dejar de ser gitanas.

«Es muy difícil ser mujeres del siglo XXI y ser gitanas; queremos llevar nuestra esencia y valores con el respeto a nuestros ancianos y a la unidad familiar. A veces, por adquirir conocimientos, tenemos que dejar de ser gitanas y no queremos dejar de serlo».

— ¿Ha hecho el Gobierno algo importante por la integración de las personas gitanas?

— Absolutamente nada. Las gitanas somos ciudadanas españolas y en todas las iniciativas políticas estamos en menos cero. Tienen que hacer discriminación positiva para que las mujeres gitanas empecemos a ser visibles.

— ¿A lo largo de sus 50 años ha vivido la discriminación?

— Recuerdo que cuando era niña, en la dictadura franquista, había tiendas que ponían un cartel que prohibía la entrada a gitanas y gitanos. Mis amigas entraban y yo me quedaba en la puerta esperando hasta que salieran.

«En la actualidad, por unas razones u otras, sigo encontrándome situaciones de discriminación. No quiero que mis hijas sufran esas situaciones desigualitarias y lucharé con uñas y dientes. No queremos ser más invisibles y lucharemos por una igualdad de oportunidades real para las mujeres gitanas».

07/MC/GG/CV

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