A principios de año, el autodenominado Brujo mayor, Antonio Vázquez Alba, afirmó en rueda de prensa que éste sería el año de las mujeres. Parece que no se equivocó, porque últimamente las lecciones de dignidad más importantes en México nos las han dado mujeres.
Lección 1.- Desde hace dos años, de manera sistemática y contundente, Lydia Cacho, la periodista que difundió la manera en la que desde el poder se protege la pederastia en México, dio enormes lecciones de valentía y entereza, pero sobre todo de dignidad.
En varias ocasiones declaró a la prensa: Mi madre me enseñó a no negociar mi dignidad, mi dignidad no se negocia. Y no negoció ni su dignidad ni nada. Y que conste que presiones e intimidaciones no faltaron.
Por eso y por otras razones y sinrazones, el fallo de la Suprema Corte de Justicia en contra de Lydia quedará inscrito en nuestra historia como la peor indignidad cometida por la Corte contra la ciudadanía y a favor de la pederastia y la impunidad.
Lección 2.- A fines del año pasado renunció a su cargo como Fiscal Especial para Delitos Violentos contra las Mujeres (Fevim) Alicia Pérez Duarte.
La no consignación de los policías que violaron a varias mujeres en un operativo realizado en Atenco en mayo de 2006 y el fallo de la Corte en contra de Lydia Cacho fueron los detonantes para que renunciara a su cargo.
Definió su decisión como un acto de congruencia. «Yo no podía seguir adentro sin decir nada y pretender que puedo defender a las mujeres…» (Cimacnoticias, diciembre 18 de 2007).
Lección 3.- Hace 15 días, al no aceptar las nuevas condiciones que limitaban su quehacer informativo, el contrato de la periodista Carmen Aristegui con W Radio no fue renovado.
Su estilo periodístico y su compromiso con el derecho de las audiencias a estar informadas, la llevó a ser una periodista incómoda para Televisa y los intereses que representa, para el Grupo Prisa y los negocios que sostiene, y para quienes detentan el poder político.
Y hay más de uno con enorme poder político o económico cuya mala actuación fue puesta en evidencia en el noticiario Hoy por Hoy que dirigía y conducía Carmen.
Mario Marín, Kamel Nacif, Ulises Ruiz, altos miembros del clero, ministros y ministras de la Corte, por mencionar sólo a los más recientes.
«El caso W Radio, escribió Aristegui, marcado por la conducta de quien pidió la cabeza de una periodista y de quien la entrega bajo presiones indebidas, es un hecho ominoso para la libertad de expresión» (Reforma, enero 18).
Lección 4.- Esta semana, Ana Gabriela Guevara, considerada la atleta más brillante que haya tenido México, anunció su retiro del atletismo en una carta dirigida al presidente del país.
Hace meses que Ana inició una cruzada contra la corrupción e ineficiencia que priva en la Federación Mexicana de Atletismo.
No es la primera vez que alguien dice que esa Federación y en general el sistema burocrático que «organiza» el deporte en México es un nido de corrupción, desorden e ineficiencia. Pero sí es la primera vez que lo dice claro y fuerte una mujer con los méritos deportivos, las medallas y las agallas que tiene Ana.
Esta cruzada le acarreó críticas feroces, enemistades y profundos desencantos. Comentarios machistas y descalificativos por doquier. Pero Ana no dio un paso atrás.
Finalmente tomó una decisión llena de dignidad. Sin medias tintas le dijo al presidente Felipe Calderón en su carta de renuncia: «Las faltas administrativas, la ausencia de liderazgo y de disposición de parte de las autoridades deportivas para ejercer sus facultades, lejos de dar una solución al asunto, lo han agudizado, y así no quiero seguir formando parte de un sistema que, lejos de ayudar, enfrenta, divide e ignora, algo para lo cual no busqué llegar hasta aquí».
Y del otro lado, el silencio. El presidente Calderón no ha hecho comentario alguno a la renuncia que le dirigiera Ana Guevara. Los directivos de W Radio, Televisa o el Grupo Prisa no han dicho gran cosa respecto a los señalamientos que se les han hecho de haber cedido la cabeza de una periodista por presiones indebidas. La PGR no ha respondido a las acusaciones que hace Alicia Pérez Duarte de no consignar responsables de violaciones a mujeres. Y en el caso de Lydia Cacho, la Corte… ¡Ah no!, esa sí contestó. Prácticamente nos llamó idiotas por no «comprender» su resolución.
No sé si a esto se refería el Brujo Mayor al decir que éste sería el año de las mujeres. Sí sé que hoy cuatro mujeres han puesto el dedo en la llaga y han dado lecciones de dignidad y de congruencia que si se imitaran masivamente cambiarían el rumbo de nuestro país.
* Periodista y feminista en Quintana Roo, México, integrante de la red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
08/CL/GG/CV