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La defensa de los derechos humanos en México y la de la CNDH

Por Cecilia Lavalle*

Hay veces que las buenas maneras resultan molestas y la amabilidad resulta sospechosa. Y eso se hace más evidente cuando se contrastan dos miradas distintas ante un mismo tema.

En las últimas semanas dos organismos internacionales han externado su opinión con respecto a los derechos humanos en México.

Louise Arbour, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, estuvo en nuestro país la semana pasada. Se reunió con autoridades, integrantes de organizaciones civiles y personas cuyos derechos humanos han sido violentados.

Pero no hubo una sola declaración que permitiera intuir, inferir, suponer, algún remoto apoyo a la lucha por la defensa de los derechos humanos en México. Ya no digamos una crítica a una autoridad.

Hizo amables declaraciones. Por ejemplo, dijo que sería importante que el gobierno mexicano se comprometiera a resolver los feminicidios y combatir las redes de pedofilia (CIMAC, febrero 8).
Nótese que no dijo imperioso, fundamental, urgente. Dijo que sería importante.

Afirmó también que utilizar al Ejército en tareas de seguridad pública es «problemático» e «inapropiado».

Con respecto a la libertad de expresión, la Alta Comisionada dijo que la concentración de poderes de los medios en pocas manos «sugiere la necesidad de un mayor pluralismo y mayor protección a la diversidad de opiniones».

Ante la insistencia de las ONG de que la oficina de Arbour en México adoptara una postura mucho más firme ante las violaciones a los derechos humanos en México, dijo que «no era falta de interés», pero sus recursos eran limitados.

Dijo también que el gobierno del presidente Felipe Calderón «respondió a sus preocupaciones», y que «era un signo bueno que el gobierno de Calderón hubiera permitido su visita».
¿No es linda?

Una vez en su oficina, algo le habrán contado a la linda señora; algo que su linda mirada no percibió porque, desde Nueva York, le recomendó a Lydia Cacho que abandonara el país dado que su vida peligra, le ofreció todo el apoyo del organismo que preside y respaldo para llevar su caso a tribunales internacionales.

Sería importante decirle a la señora linda que si la vida de Lydia peligra es por defender los derechos de las niñas y los niños que fueron víctimas de un pederasta, y por denunciar las redes del poder que protegen la pederastia en México. Digo, sería importante que supiera.

Por otra parte, esta semana, la organización internacional Human Rights Watch (HRW), en su evaluación anual sobre el desempeño de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), hizo una durísima crítica.

En el documento señala que la CNDH ha realizado aportes valiosos «al documentar de manera detallada y fundada violaciones de derechos humanos y obstáculos sistemáticos al progreso en esta materia. Sin embargo, cuando se trata de impulsar medidas para mejorar el pobre historial de violaciones de derechos humanos en México, a través de asegurar un recurso efectivo a las víctimas y de promover reformas estructurales, la actuación de la CNDH ha sido decepcionante».

Y aclara que no es por falta de recursos, porque el presupuesto de esa comisión para 2007 fue de aproximadamente 73 millones de dólares, uno de los más grandes del mundo.

El problema radica, según HRW, en que la CNDH no ha ejercido plenamente su amplio mandato ni ha maximizado el uso de sus cuantiosos recursos.

«La CNDH no impulsa a las instituciones de Estado a reparar los abusos que ha documentado, no promueve las reformas necesarias para prevenir abusos futuros, no se opone a leyes, políticas y prácticas abusivas y contrarias a estándares internacionales de derechos humanos y no siempre se relaciona constructivamente con actores claves que buscan promover el progreso de los derechos humanos en México», denuncia.

Y no hablan de oídas. En el informe –que se puede consultar en http://hrw.org/spanish/reports/2008/mexico0208/mexico0208spweb.pdf– se analizan los feminicidios de Ciudad Juárez, las represiones de Atenco y Guadalajara, y los crímenes de la «guerra sucia».

En el fondo, pues, se trata de dos organismos internacionales. Dos miradas. Dos lenguajes. Dos tonos. Un mismo tema. Los derechos humanos en México y el trabajo de la Comisión encargada de promover y velar por ellos. ¿Con cuál mirada coincide?

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* Periodista y feminista mexicana en Quintana Roo, integrante de la Red Internacional con Visión de Género.
08/CL/CV

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