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Hemorroides, padecimiento durante el embarazo

Por Carolina Velázquez*

La zona anorrectal está rodeada de pequeñas venas superficiales, las cuales se ven sometidas a la presión abdominal cuando se defeca.

Con frecuencia esas venas se inflaman, se forman coágulos sanguíneos e, incluso, es posible que sangren levemente. A ese trastorno se denomina hemorroides y en el lenguaje popular se les conoce como «almorranas».

Aún cuando las hemorroides afectan de igual manera a hombres y mujeres, y por su localización pueden ser externas o internas, es un padecimiento común durante el embarazo.

Los motivos por los cuales surge este trastorno son múltiples, como actividades que exigen estar de pie o sentado por largos periodos (posturas que influyen especialmente porque ejercen presión sobre la zona del esfínter anal); diarrea; sobrepeso; por herencia; problemas en la microcirculación (varices); estreñimiento, y dieta baja en fibras (www.wyeth.com.mx).

La pérdida de tensión de los músculos que ayudan a impulsar la sangre por las venas en personas mayores también representa otra causa.

En el embarazo hay cambios significativos en el cuerpo de una mujer: En ocasiones puede presentarse un aumento de secreción salival, acidez estomacal y estreñimiento, este último como una consecuencia de una dieta deficiente en fibra y cambios hormonales que disminuyen el vigor, la tensión y el movimiento del aparato digestivo, situación que dificulta la expulsión de las heces fecales y favorece la presencia de hemorroides.

Durante el embarazo, sobre todo en las últimas semanas, la presión intra-abdominal aumenta sobre las venas y cuando llega a su término las hemorroides deben tender a desaparecer en un lapso de seis meses.

El parto puede agravar el aumento de la presión sobre la pelvis y provocar que las hemorroides salgan del orificio o se inflamen en el periodo que sigue al alumbramiento.

Por ello, si la mujer embarazada registra algún síntoma de este padecimiento –comezón, dolor, inflamación, sangrado– debe acudir a consulta clínica para que personal especializado haga una evaluación que debe incluir: su localización, el tamaño, la forma, la movilidad, las molestias y la presencia de complicaciones.

Además, se recomienda a toda mujer embarazada tomar medidas higiénicas adecuadas, una dieta rica en fibra vegetal y el apoyo de medicamentos para las hemorroides.

Para Debbie Shapiro, las venas varicosas dilatadas en el ano y sus inmediaciones (hemorroides) son indicativas de una presión interna y la consiguiente necesidad de eliminación. Hay «un duro esfuerzo para desterrar algo del interior y al mismo tiempo hay una retención», señala.

Este conflicto entre presión y retención provoca un desequilibrio que puede revelar un problema emocional. «Las venas revelan que se trata de un problema emocional, un conflicto emocional entre rechazar y expulsar, por un lado, y el deseo de mantener la emoción recluida en el interior, por el otro», dice.

Un ejemplo de esto, especifica, se presenta en menores de edad afectados por un abuso emocional de parte de su madre o padre (o cuidadores), «a quienes por tanto desean rechazar y no obstante quieren y se aferran al deseo de tenerles a su lado» (Cuerpo mente. La conexión curativa, 1991).

08/CV/GG

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