Inicio El cuerpo nuestro de cada día

El cuerpo nuestro de cada día

Por Carolina Velázquez*

Para la feminista estadounidense Naomi Wolf, el mito de la belleza determina una conducta y no una apariencia, tema que influye en la identidad de las mujeres.

Lo más importante es que la identidad de las mujeres debe apoyarse en la premisa de la belleza, dice, de modo que (ellas) se mantendrán siempre vulnerables a la aprobación ajena, dejando expuesto a la intemperie un órgano vital y sensible: el amor propio.

Así lo señala en su libro El mito de la belleza, publicado a comienzos de los años noventa.

En el texto afirma que los éxitos del feminismo habían desencadenado una fuerte reacción y junto a esta ola conservadora (que se expandió por el mundo) otra arma política se esgrimió específicamente contra las mujeres.

«Al liberarse las mujeres de la mística femenina de la domesticidad, el mito de la belleza vino a ocupar su lugar y se expandió para llevar a cabo su labor de control social», apunta.

Nuria Varela cita la tesis de Wolf en su libro Feminismo para principiantes (Ediciones B, 2005) y añade que para la estadounidense hay algo oculto en que asuntos tan triviales como todo lo relacionado con el aspecto físico, el cuerpo, la cara, el pelo y la ropa tengan tanta importancia.

Esta fue la reacción contra la libertad sexual y la reapropiación del cuerpo por parte de las mujeres, opina Varela. El cuerpo femenino ha sido conquistado y arrebatado durante siglos. Aún hoy lo es en buena parte del mundo. El cuerpo femenino en toda su extensión: sexualidad, salud, belleza y capacidad reproductora, expone.

Y cita a Wolf «sospecho que si todas volviésemos mañana a casa y dijésemos que en realidad aquello no iba en serio, que renunciamos a los empleos, la autonomía, los orgasmos y el dinero, el mito aflojaría de inmediato su asedio y nos molestaría menos».

Como eso no va a ocurrir, dice Varela, «será mejor estar alerta» y desenmascarar a una sociedad que despilfarra anualmente, sólo en Estados Unidos, 32 mil millones de dólares en la industria dietética, 20 mil millones en la cosmética y 500 millones en la cirugía estética, según datos de Lucía Etxebarria y Sonia Núñez (En brazos de la mujer fetiche, 2002).

Etxebarria define al siglo XXI: el «de culto a la cosa», modelo de cosificación de lo femenino «que ahora cristaliza» que inició en el siglo XIX, cita Varela.

«Nunca la mujer ha sido tanto objeto como lo es a día de hoy. En la era de la cirugía estética todo parece posible. Los cuerpos tratan de adaptarse a los deseos…», apunta Etxebarria. Así, en una sociedad de ganadores lo imperfecto se aborrece, expone.

Y «sólo se admiten los cuerpos perfectos, la perfección se define según ciertos cánones muy determinados, cánones que definen lo que es femenino y lo que es masculino según nuestra sociedad, y que descartan a los cuerpos que no se adaptan».

[email protected]

*Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt, instructora asociada de Tao Curativo (www.taocurativomexico.com)

08/CV/GG

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más