Inicio Las guerreras del cobre en Cananea

Las guerreras del cobre en Cananea

Después de la huelga de abril de 1940 que duró seis meses, la que ahora viven los trabajadores mineros de Cananea es la más larga de la historia de la sección 65 del Sindicato Nacional Minero.

Se han cumplido nueve meses desde que se paralizaron las actividades en julio del año pasado en respuesta a violaciones al contrato colectivo de trabajo (CCT) que los trabajadores de Mexicana del Cobre, del grupo México, ya no estuvieron dispuestos a tolerar.

Los mineros, que en el mejor de los casos se retirarán pensionados o jubilados con los pulmones semidestruidos por la silicosis, tienen acompañantes permanentes cuyo objetivo es apoyarlos y mantener su moral arriba. Son las guerreras de Cananea, esposas de los huelguistas.

Estas mujeres siguen el ejemplo de la célebre María, compañera embarazada de un minero de nombre Moisés, quien en la huelga del 40, según Eligio Espinoza Ojeda autor del libro «Minero», dijo a su esposo: «Te rajas y me divorcio porque no quiero un marido cobarde».

Ellas se encargan de hacer la parte solidaria de administrar los limitados recursos que otras organizaciones les envían para su supervivencia, así como animarlos a resistir hasta lograr sus objetivos.

Son también quienes se movilizan hacia las ciudades cercanas a Cananea para difundir la lucha de los mineros y contrarrestar un poco la versión que Grupo México insiste en propagar en los medios de comunicación.

Cansadas, pero con el ánimo indeclinable, Rosa Guayante y Dinamichel Ávila, presidenta y secretaria del Frente Femenil Cananense, respectivamente, narran cómo han vivido las mujeres esta lucha.

Hablan de cuál ha sido la participación de las mujeres y cómo ha resultado clave el apoyo que han dado a sus esposos haciendo un bloque sólido, gracias a que el 11 de enero decidieron conformar un grupo que las visibilizara como organismo paralelo al sindicato, capaz de indignarse ante el trato injusto que pretende criminalizar las luchas sociales.

LA REPRESIÓN

Hay dos fechas que nunca olvidarán los mineros de Cananea: el 31 de julio de 2007, día en que estallaron la huelga que lleva nueve meses, y el 11 de enero de 2008 cuando las fuerzas policíacas federales y policía estatal los atacaron en las guardias con el pretexto de que la huelga había sido declarada inexistente.

Todavía está fresco en su memoria el ardor en ojos y garganta por los efectos de las bombas lacrimógenas, que sin miramientos arrojaron granaderos en las puertas de la mina donde hacían guardia, los gases afectaron a gran parte de la población pues las casas habitación tienen como vista, en su patio, la mina más grande de cobre del país y tercera más importante en el mundo.

No es un panorama que se escoge, simplemente ahí está. De cualquier punto de la ciudad la visión inevitable es la mina de Cananea, el centro económico del pueblo.

Ahí los vientos se encargan de recordarles que el polvo, más bien parece talco muy fino, cargado de tóxicos venenosos provenientes de Mexicana del Cobre, no sólo afecta los pulmones de los hombres que a diario se ganan la vida en la mina. Las mujeres y las niñas y niños suelen padecer alergias y problemas estomacales constantes.

La silicosis es la enfermedad profesional propia de los mineros. Consiste en la fibrosis (formación o desarrollo en exceso de tejido fibroso) nodular de los pulmones y la dificultad para respirar causadas por la inhalación prolongada de compuestos químicos que contienen sílice cristalina.

Con frecuencia produce la muerte, causada por respirar polvo que contiene partículas muy pequeñas. La exposición a sílice cristalina se puede presentar durante la minería, metalurgia, industria relacionada con químicos, pinturas, cerámicas, mármol, y vidrieras.

Pero eso no significa que el viento y el polvo hagan distingos. El arroyo procedente de la mina que va hasta el represo, conduce agua cobriza que en sí lleva la carga de residuos peligrosos que van desde arsénico hasta otros ácidos utilizados para bañar los cerros y con ello poner al descubierto el cobre.

Esas sustancias envenenan el agua, que si bien va a dar al represo de donde se reutiliza el agua para la propia mina, también lleva en consecuencia la contaminación de los mantos acuíferos. Además, cuando el arroyo está seco el viento levanta el veneno para esparcirlo en el aire que termina en los pulmones de las y los cananenses.

LAS MUJERES DE FRENTE

Rosa y Dinamichel, representan a mil cien mujeres que apoyan y luchan hombro con hombro con sus esposos. El 11 de enero día del violento desalojo, las mujeres decidieron ser parte activa y organizada del movimiento que sienten como suyo. Saben lo que es tocar puerta por puerta para organizar a más mujeres. Han experimentado la toma de escuelas, de donde han sido retiradas a empujones.

Que tengan paciencia y que no manden a trabajar a sus esposos, era la invitación que hacían a las demás esposas de los mineros cuando iniciaron su propio movimiento.

Han recorrido Nogales, Caborca, Agua Prieta, ciudades norteñas de Sonora, y otras de Estados Unidos, como Detroit, Michigan, a donde fueron invitadas para difundir lo que consideran la verdad. Se quejan de los periodistas que desvirtúan la información refiriéndose a Martín Camargo, de la revista Proyección, y a Gerardo García «El Chinano» de la Radio La Nueva Amor 104.7, quienes se encargan de tratar de dividir al pueblo, dicen.

Además del desalojo en enero, acaban de recibir una agresión más que es el cierre del hospital El Ronquillo, institución que prestaba servicios médicos a los mineros y sus familias por CCT. La compañía minera concluyó las actividades del nosocomio, mismo que fue tomado en comodato por el gobierno del Sonora, según anunció del gobernador Eduardo Bours el pasado 16 de mayo.

Pero ellas no están de acuerdo. Rosa Guayante declara que no se le hace justo que el gobierno estatal proteja y cobije al Grupo México (GM), al quitarle responsabilidades asumiendo el funcionamiento del hospital.

No se explica por qué es tan poderoso el GM, si para ella es un «asesino en serie» ya que al cerrar el hospital corta la posibilidad de que muchos mineros retirados de avanzada edad terminen su vida dignamente y con calidad, y en cambio los dejen morir lentamente con la falta de medicamentos y tratamientos adecuados.

Como solución ve que los gobiernos federal y estatal llamen a sentarse a negociar al Grupo México, en lugar de solapar tantas cosas. Recuerda cómo la compañía les ha amenazado con quitarles el gas, la luz y otras prestaciones de que gozan por contrato colectivo.

Al igual que el hospital El Ronquillo, Rosa recuerda cómo hace 9 años acabaron con la clínica donde ella nació, la de la sección 65, de un día para otro, terminando unilateralmente con prestaciones pactadas. Su reapertura, es una de las demandas de la huelga del 31 de julio.

Hoy es un cascarón deteriorado, sus vidrios quebrados y muros pintarrajeados, así como las ambulancias que reflejan los nueve años que tienen estacionadas en los patios de la clínica, exhiben el panorama del capricho. De contar con excelente tamaño e instalaciones adecuadas, es hoy uno más de los edificios abandonados a su suerte en la ciudad de Cananea.

08/SN/CV

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido