Más que emocional, su discurso de despedida fue mucho más político y con el mensaje de «sí se puede» para las mujeres.
Hillary Rodham Clinton se fue, dejando el ruido ensordecedor que hicieron 18 millones de grietas (18 millones de votos) que intentaron romper el duro techo de cristal con que se enfrentan las mujeres en la política. Así lo destacó en su discurso de despedida y de adhesión a Barack Obama, candidato del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos.
Algún día contaremos con una mujer en la Casa Blanca, dijo. Si podemos contar con 50 mujeres en el espacio, podremos con ello. La luz está brillando aún más (después de las grietas), como nunca antes, sintiéndonos con la esperanza y con la seguridad de que será un poco más fácil la próxima vez. Eso es un progreso en la historia de América, afirmó.
Y se preguntó: ¿Puede una mujer realmente servir como Commander-in-Chief? Y respondió: Bueno, pienso que ya dimos la respuesta.
Pueden estar muy orgullosos de que de ahora en adelante será común para una mujer ganar victorias estatales en las primarias, común tener una mujer cerca de la nominación, común que una mujer puede ser presidenta de los Estados Unidos de América. Y eso es verdaderamente extraordinario.
Hillary R. Clinton, continuará trabajando arduamente por América, dijo.
Y aún, esta por verse si Barack Obama la elige como su compañera de fórmula. Sería así, continuando con su trayectoria política, la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos, si el Partido Demócrata ganara la elección presidencial del próximo noviembre.
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