Me vale güilson es la nueva frase célebre de la política nacional. Una nueva frase que, en realidad, encierra la idea de siempre: el que manda no tiene que rendirle cuentas a la ciudadanía.
Vicente Guerrero Reynoso, alcalde de León, Guanajuato, dijo «me vale güilson» (sinónimos: me importa un comino o me vale madres).
¿Y qué le vale güilson a este personaje? Pues ni más ni menos que las críticas que ha recibido tras conocerse el entrenamiento en prácticas de tortura que reciben policías municipales.
«Me vale güilson lo que digan de mí, no hay problema, yo estoy tranquilo, duermo muy bien», dijo este alcalde que, al igual que el presidente de la República, pertenece al Partido Acción Nacional, partido con el que, dicho sea de paso, simpatiza el clero y el ala conservadora del país.
El escándalo se desató tras la difusión en televisión de un video en el que se aprecia a un policía municipal de León brincando sobre un hombre que yace tirado en el piso de una camioneta; al fondo se oyen las risas de otros policías.
Días después se dio a conocer otro video en el que se aprecia a un policía padecer tortura como parte del adiestramiento que reciben agentes policíacos.
Rápidamente la gente sumó: uno más uno, dos. Pero el alcalde se apresuró a responder que nada le quita el sueño (aunque en realidad nadie le preguntó si padecía insomnio) y que no hay relación alguna entre las agresiones a un detenido y el entrenamiento en tortura que reciben sus policías. Insiste en que «están descontextualizados».
Para el plácido señor Guerrero Reynoso todo es cuestión de semántica. Llama «falta de atención de un policía» a la agresión que se comete en contra de un ciudadano; «ejercicio extremo» al entrenamiento en tortura; «talleres de preparación» a este tipo de adiestramiento, y afirma que no se trata de tortura «porque no estás obteniendo una confesión».
Habría que decirle a tan propio sujeto que en el fondo es lo mismo. Le puede poner florecitas a sus palabras, pero el hecho es que con presupuesto público se adiestra en tortura a policías municipales, y éstos utilizan la tortura contra la ciudadanía.
Adicionalmente debe saber que cuando dice «me vale güilson» entendemos perfectamente que manda al diablo a la ciudadanía a la que acudió para ganar su voto en las urnas y a la que, sin estar bajo su gobierno, cree firmemente en que sujetos autoritarios y que no respetan los derechos humanos deberían ser destituidos y enjuiciados política y penalmente.
El problema es que en nuestro país a la clase política en general, la ciudadanía le vale güilson.
Y por eso puede conservar el poder un Mario Marín, pese a haberse demostrado su participación en la violación de garantías individuales de Lydia Cacho, así como la protección que brindó al cómplice de un pederasta.
Y por eso puede dirigir a la bancada priísta el diputado Emilio Gamboa pese haberse difundido una grabación telefónica donde queda en evidencia que está dispuesto a legislar al modo en que un empresario convenga; empresario que, dicho sea de paso, es el mismo que protege al pederasta Succar Kuri, pederasta con el que, dicho sea de paso también, se ha relacionado al propio Gamboa.
Y por eso puede conservar el poder un Ulises Ruiz, pese a las violaciones a los derechos humanos que se han cometido en Oaxaca.
Y por eso puede conservar impecable la sonrisa y el peinado el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, pese las 40 denuncias por violaciones sexuales cometidas por sus policías en el operativo realizado en Atenco en 2006.
Y por eso puede afirmar Joel Ortega, secretario de Seguridad Pública del DF, «no permitiré que este hecho empañe mi trayectoria política», pese a que la policía a su cargo condujo un desastroso operativo en la discoteca News Divine, que dejó como saldo 12 personas muertas.
Y por eso…
Y por eso estamos como estamos, porque en el fondo, a los dueños del poder en nuestra contrahecha democracia les vale güilson la ciudadanía, la legalidad, los derechos humanos, y, en general, lo que no convenga a sus intereses.
* Periodista y feminista mexicana en Cancún Quinta Roo, integrante de la red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
08/CL/CV
