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La Palabra del Agua y el Informe McBride

Por Sara Lovera*

Este 10 de julio la radio comunitaria Ñomnda o La Palabra del Agua, fue desmantelada por un puñado de policías federales fuertemente armados.

La estación indígena forma parte de una comunidad autónoma en Xochistlahuaca, Guerrero, en la Montaña, donde no llegan las emociones políticas de México, ni nadie se ha ocupado de sus pobladores por cientos de años.

Es indescriptible lo que puede ser esa violencia, que busca cegar la voz de las y los indígenas, no repararon en nada los operadores de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), sostenidos por los escurridos y bien vestidos funcionarios menores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Por protestar por hechos como éste, en una guerra de baja intensidad contra los pobres de México, Aleida Calleja, defensora de la libertad de expresión fue considerada, no hace mucho por el Procurador de la República, como «enemiga de México»

El ataque a La Palabra del Agua es una evidencia de la política de medios de comunicación del régimen bajo sospecha. Los indígenas relataron (según publicó ampliamente Cimacnoticias el viernes último), que han sido hostigados sistemáticamente desde hace al menos 7 años; que hay vuelos del ejército que los amenazan, como sucede todos los días en los municipios autónomos de Chiapas.

Tal vez por ello me acordé que se cumplen 25 años desde que el irlandés Sean MacBride, fundador de Amnistía Internacional y premio Lenin y Nobel de la Paz, elaboró una propuesta denominada Informe MacBride, donde se plantean los principales problemas de la comunicación.

El informe representó una revolución en los medios cuyo cambio tecnológico vendrían a refundar la manera cómo la sociedad está sometida a la enajenación y abuso de la unidireccionalidad de los mensajes, controlados por grandes monopolios.

El Informe McBride, tenía dos grandes columnas de sustentación: una que defiende el derecho de poder de informar y poder de ser informado. La segunda: que la información es un recurso de extrema importancia en la sociedad por ser un derecho fundamental de las y los ciudadanos y de los grupos sociales. Exactamente lo que hacen posible hoy las nuevas tecnologías.

La visión del informe ya anotaba como urgente aminorar los desequilibrios y desigualdades, así como las distorsiones, que se producen en el momento de la difusión de la información.

En otras palabras promover una comunicación democrática global en la que se respeten las identidades culturales y los derechos individuales de las y los ciudadanos.

Hay en este informe, cuya vigencia es evidente, porque nada de lo recomendado es realidad. Por ejemplo existen 5 aspectos que distorsionan el legado del fundador de Amnistía Internacional: la unidireccionalidad de la comunicación, la concentración vertical y horizontal, la trasnacionalización, la alineación informativa y la democratización de la misma.

Sus bases filosóficas son burladas sistemáticamente. El informe decía que la comunicación es un intercambio permanente entre interlocutores iguales o al menos recíprocamente responsables. Tal como sucedió el día 10 en que fueron atropellados los integrantes de la Radio La Palabra del agua.

Vean cómo se pude mancillar el pensamiento. McBride sostenía que la comunicación es un intercambio y diálogo libres, comunicación auténtica y más humana. La comunicación, pensó, constituye además una salvaguarda de la armonía social.

Hoy sabemos que la circulación de la información es vertical, en lugar de horizontal y se perpetra de arriba abajo. En este modelo apabullante el hombre y la mujer corrientes están excluidos y piensan que la destreza y el material profesional son condiciones indispensables para la comunicación.

Con esa premisa la Minga que se hace durante el Foro Social Mundial, no tendría sentido y tampoco esta radio comunitaria.

Diré textual lo que informó Cimacnoticias, sobre el atropello que nos ocupa: «Los agentes federales, encabezados por funcionarios de la SCT, al mando de Mario Jodas, ingresaron a la recepción y a la cabina, ubicada en el Cerro de las Flores, en el municipio autónomo Suljaa’, en la zona de la Costa Chica de Guerrero, al sur del país.

«No es la primera vez que autoridades locales y federales intentan cancelar esta radio comunitaria indígena e intimidar a su personal, que inició sus transmisiones desde el 20 de diciembre de 2004 en idioma amuzgo, como parte del proyecto del municipio autónomo, creado en 2002.

«Ha sufrido vuelos rasantes de aviones del Ejército Mexicano, cortes de luz, presencia de la AFI y de soldados en las instalaciones, el encarcelamiento de uno de sus colaboradores y el intento de bloquear su señal mediante una estación supuestamente indígena», señala el Centro de Derechos Humanos de La Montaña, Tlachinollan.

Y me pregunto qué es esto. La libertad, el flujo cristalino de la comunicación en todos los órdenes de la vida, se violenta sin más, como si estuviéramos en un retroceso constante.

La noticia de los amuzgos debiera provocar una reacción de tantos y tantos intelectuales como los que fueron a la Suprema Corte en los últimos días. Claro, ellos, lo que defendían no era la libertad y el diálogo, sino el negocio de los grandes consorcios televisivos y fueron enviados por sus jefes.

La defensa de la radio comunitaria y la comunidad autónoma debía ser tema de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ocupada únicamente en los contornos de la realidad, con informes a modo, alejado de la gente, de esa gente como las mujeres y los hombres de Xochistlahuaca.

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* Periodista mexicana. Cumplirá 40 años de vida profesional en 2008. Es integrante del Consejo Directivo de CIMAC; corresponsal de Semlac en México; integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y todos los lunes forma parte de la Mesa Periodistas del Canal 21, el Canal de la Ciudad de México en TV por Internet.

08/SLL/GG/CV

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