Inicio En Veracruz, Diana es promotora de ventas con ánimo de triunfo

En Veracruz, Diana es promotora de ventas con ánimo de triunfo

Por Livia Díaz/corresponsal

Diana se levanta a las cuatro de la mañana a hacer lonche para su esposo que trabaja en el servicio de limpia, y ya no deja de trabajar hasta las 10 de la noche «a veces a las 12 ó una de la mañana», y luego al otro día lo mismo.

«Cuando trabajamos no tenemos tiempo de pelear», reflexiona, y comenta las actividades que conforman todo su día y distribuye entre la venta cotidiana de productos de plástico por catálogo, sus labores de esposa y madre.

Vende los de plástico Tupperware, y parece buen negocio para ella, pues además de obtener el 10 por ciento de su venta neta, le obsequian productos que, al venderlos, ya les gana lo doble de lo que vendió.

«Son mil 350 pesos de venta, y luego te dan 300 pesos; de ahí se agrega un paquete de regalos. Una jarra que vale 170 pesos; tres vasos que valen 140; un tazón de unos 140 y un platón hondo mexicano de 180 pesos, las tapas y todo eso vale 560 pesos», explica.

Así que el negocio extra le repone largas horas y horas de caminatas, espera, antesala, búsqueda de clientes, y la doble jornada que realiza después, cuando al llegar a casa tiene que hacer comida y atender a su hija.

Por la noche, la vendedora regresa a casa con la intención de lavar su roa, y platica con su esposo. «Nos llevamos bien y platicamos», comentó. «Hay que hablar», pues para ella es importante el diálogo: «platicamos y no peleamos». Cuando trabajas, no tienes tiempo de pelear.»

Su esposo tiene ya un contrato de trabajo en su actual empleo. Están muy felices, pues tiene una plaza de empleo fijo y un ingreso seguro de unos mil 250 pesos por semana, además de que están construyendo su casa.

Somos «luchistas», dice esta habitante de la Ampliación Manantial que prefiere vivir atareada con su trabajo y su doble jornada que «estar encerrada en la casa sin hacer nada», aunque queda retirado y viva en un «cuartito chiquitito».

«Yo no nací para estar encerrada sin hacer nada, afirma. Yo nací para triunfar, ésta y otras cosas he ido aprendiendo. Y es que en la empresa donde ella es promotora, «habemos puras triunfadoras. La pereza es hija del diablo»,

08/LD/GG

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