Se estima que una gran parte de las mujeres que viven con VIH/SIDA en México están en condiciones socioeconómicas bajas y tienen menores posibilidades de evolucionar favorablemente frente al contagio, señaló Hilda Esquivel, presidenta de Mexicanas Positivas Frente a la Vida y representante de la ICW, organización de mujeres viviendo con VIH.
Se habla, denunció la activista, del acceso universal a los medicamentos para responder al VIH/SIDA, cuando en realidad «no tenemos el acceso universal, ni dentro del Seguro Social, donde hay escasez y desabasto, por la burocracia dentro del Instituto».
Aunque la epidemia no tiene distinciones de ningún tipo, lo cierto es que los que están en desventaja social deben atravesar mayores dificultades para detener el avance de la replicación del virus: «La pobreza es una situación que están viviendo las mujeres y creo que es importante también hablarla, porque entonces encontraríamos muchos vacíos que no se dicen a diario».
Son 22 mil mujeres mexicanas que han contraído el VIH, de las cuales alrededor del 60 por ciento padecen una situación económica difícil o se hallan en condiciones de pobreza. «No quiero decir que solamente las mujeres pobres viven con VIH, hasta hora no hay muchos datos estadísticos», insistió.
ICW México realizó una encuesta en 2007, donde se preguntó a las mujeres su nivel socioeconómico y su salud reproductiva, datos de la familia y nivel de estudios.
Indicó que de si enfrentar el contagio es difícil, debido a la discriminación, lo es mucho más para las mujeres de bajos recursos económicos. Por eso, el tema de las mujeres viviendo con VIH que están desinformadas y a quienes se les estigmatiza debe constituir un debate por sí mismo.
Ellas se preguntan, dijo, cómo van a tener para comprar medicamentos, si no tiene para comer.
«Estamos hablando de una gran necesidad, por ello pedimos al gobierno que se hagan programas dirigidos a esta población», señaló Hilda Esquivel.
La lucha dijo se debe dar por varios ejes, como es la pobreza, los homosexuales, los derechos de las mujeres, pero la guerra más importante es la de exigir a los gobiernos que volteen a ver estas situaciones de vulnerabilidad y se prioricen.
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