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Sexualidad: Tu Futuro en Libertad

Por Sara Lovera*

Nada más terrible para la generación del 68, de París a México que la aparición del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

Su aparición nos cuestionó profundamente y nos hizo valorar nuestra fragilidad humana. Habíamos impreso a nuestra existencia el slogan «haz el amor y no la guerra», con la convicción de que nunca más queríamos otro Vietnam y soñamos con derribar los prejuicios y ataduras heredadas de una visión reducida, sitiada por el prejuicio y el control de nuestros cuerpos y nuestras vidas, como decía Margaret Reead.

La aparición de la pandemia, como surgieron en la época de los reyes católicos la sífilis y la gonorrea, no hubiera sido jamás tan devastadora, si los cambios que soñó mi generación hubieran operado más rápido.

Ahora si no hacemos algo radical y profundo, según las cifras oficiales de ONUSIDA en el año 2031 habrá 88 millones de personas con VIH en el mundo. En los próximos 15 años podríamos pasar de 40 millones, estimando el subregistro, a 60 millones.

La situación obliga a atender eso que nos está matando. Y obliga a replantearnos una revolución social, que cambie el cómo nos relacionamos, que admita que es necesario revalorar a las mujeres. Según la misma fuente el número de mujeres infectadas alcanzó a los 15.4 millones de personas, el 48 por ciento de los que padecen la seropositividad. O sea la pandemia se feminiza.

Y otra vez, como en cada conferencia mundial, de población, de la mujer, de derechos humanos, de pobreza, de SIDA, la misma cantaleta: urge reconocimiento de humanas a las mujeres; respeto a la diversidad; aplicación de leyes y acuerdos firmados para detener abusos, discriminaciones, miserias humanas y violencia contra lo que no está de acuerdo con nuestra mísera y constreñida idea de la vida.

Y otra vez promesas, disposición declarativa de recursos, que no aparecen. En México apenas el 25 por ciento de las personas tiene cobertura universal.

Pero lo más importante es que las discusiones que se hicieron en México dejaron en claro que un asunto primordial es la prevención hecha con el catecismo de mi generación: con libertad y con educación, con conocimiento integral sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos, con visión de paz y generosidad.

Pero no. Todo se hace riña política. Marcelo Ebrart, jefe de gobierno de la capital de la República, tuvo el tino de dar a conocer un libro sobre sexualidad llamado «Tu Futuro en Libertad», para tercero de secundaria y primero de bachillerato.

Escrito por 10 especialistas, entre ellos Javier Cabral, el mero director de Prevención y Participación Social de la Secretaría de Salud, autor y promotor de la educación sexual desde hace más de dos décadas, que opina que es complementario y debe distribuirse.
Carral me dijo que el libro es científico, que es complementario, que va a servir si se distribuye, pero no, los amigos o enemigos de Felipe Calderón, lo condenaron de inmediato, hablan de frenarlo, en fin, abrieron la guerra.

La Secretaría de Educación Pública declaró, anticipadamente, que el libro del Gobierno del Distrito Federal no puede ser distribuido porque lo tiene que analizar un consejo Técnico. Ese consejo, según me dijo Cabral, lo avalará.

No obstante, al mismo tiempo empezó a circular otro libro, éste con todo el peso del poder y apoyo de la Secretaría de Educación Pública, según declararon las integrantes de grupos civiles, como Dimesex y Católicas por el Derecho a Decidir.

Este es un libro editado por un membrete llamado Red Familia, que según José Aguilar Gil, presidente de Democracia y Sexualidad, promueve la abstinencia y pone en duda, lo que todos los expertos del mundo y sus alrededores reconocen con frustración: sin vacuna a la vista y pronto, la única forma para evitar la infección es usar condón, femenino o masculino, y una real educación sexual.

Educar en libertad, en efecto. Además se necesita reconocer el derecho al placer y a la salud sexual. El libro de la Red Familia, que ese si se está distribuyendo por los órganos oficiales, se llama «Salud y Sexualidad Humana», para primero de secundaria.

Hay discusión sobre los contenidos del libro conservador. Pero habría que hacer una discusión sobre la potestad gubernamental de decidir si promovemos la vida o promovemos la muerte, porque contra la realidad no hay mucho qué hacer, las personas en México inician sus relaciones sexuales entre los 13 y 16 años.

Claro, el autoritarismo y el dogmatismo se caracterizan por no razonar. Se montan en la atalaya y dicen que ellos tienen la verdad. Esa actitud que destruye amistades, familias, grupos sociales, equipos de trabajo y acaba por destruir comunidades y sociedades.

El dogmatismo, amigo entrañable del poder consciente o inconsciente, de yo tengo la verdad, ha impedido disminuir el mal, como se vio en esta jornada de millones de palabras sobre SIDA: los pobres, las mujeres, los y las adolescentes son las víctimas.
Informar sin educar no es suficiente; informar por encima sin razonar y construir nuevas capacidades para la vida no sirve; fortalecer a las mujeres con herramientas profundas y no con palabras, es imperativo.

Desterrar la demagogia y la palabrería, evitar a intelectuales que sólo eso usan, por ejemplo hablando de violencia y siendo profundamente violentas en su vida diaria, en su espacio de trabajo, mucho más violentas que un grito, porque el silencio suele ser destructor y responsable de no enfrentar un problema hasta que revienta, y no de la mejor forma.

Ese silencio que se quiere imponer para hablar de sexualidad, puede acabar por destruirnos.

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* Periodista mexicana. Cumplirá 40 años de vida profesional en 2008. Es integrante del Consejo Directivo de CIMAC; corresponsal de Semlac en México; integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y todos los lunes forma parte de la Mesa Periodistas del Canal 21, el Canal de la Ciudad de México en TV por Internet.

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