En el mundo, alrededor del 70 por ciento de las personas que carecen de acceso a suficientes alimentos son mujeres y niñas, señala la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID).
La crisis alimentaria que enfrenta el mundo, recae primordialmente en las mujeres de los países en desarrollo y aunque son ellas las que producen la mayor parte de alimentos en países pobres, tienen un menor acceso a semillas, fertilizantes y servicios de proyección comunitaria.
Señala lo anterior un artículo de Kathambi Kinoti, publicado en la página de AWID, donde se afirma que las mujeres rurales, pese a que producen la mitad de alimentos del mundo y entre el 60 y 80 por ciento de alimentos en la mayoría de países en desarrollo, reciben menos del 10 por ciento de los créditos concedidos para agricultores.
El texto de Kinoti precisa que las mujeres constituyen el mayor porcentaje de trabajadores pobres, laboran largas jornadas sin obtener por ello los ingresos que les harían posible salir de la categoría de pobreza absoluta –un dólar diario– en que se encuentran.
Agrega que la crisis de alimentos no es más que un recordatorio de la feminización de la pobreza. «Los hogares en los países en desarrollo invierten en promedio el 70 por ciento de sus ingresos en alimentos, un marcado contraste con el 15 al 18 por ciento que gastan los hogares en los países industrializados».
AWID afirma que esta crisis ha tenido inevitablemente un impacto mucho mayor en las mujeres y, a consecuencia de ello, el bienestar de comunidades enteras se ve afectado.
MUJERES POBRES DE MÉXICO
En México, la población más afectada por la crisis alimentaria, como en todo el mundo, es la femenina, ya que constituye más de la mitad de habitantes del país.
Además, en los últimos 15 años, el número de hogares con jefatura femenina en el país se duplicó: de 2.8 millones en 1990, pasó a 5.7 millones en el 2005, lo que representa el 23.1 por ciento del total de hogares en el país, señala el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Organizaciones campesinas, sindicales, indígenas, feministas y ciudadanas comprometidas con los derechos de las mujeres han denunciado en reiteradas ocasiones que las condiciones de vida de las mujeres rurales se agravaran, ya que solas asumen el sostén de sus familias y comunidades, sin oportunidades de empleo y sin acceso a la tierra.
Señalan que año con año casi 7 mil mujeres procedentes de comunidades nahuas, tlapanecas y mixtecas de La Montaña de Guerrero, entre ellas embarazadas y niñas, inician su éxodo hacia los campos agrícolas de Sinaloa, Sonora, Jalisco y Baja California, dadas las dramáticas condiciones de vida en sus pueblos, por los altos grados de marginación y pobreza extrema, agravados por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), (Cimacnoticias, 15 febrero 2008).
Detallan que por la falta de recursos para adquirir semillas y fertilizantes, cada año 3 millones de personas de las zonas marginadas de Puebla, Veracruz, Oaxaca y Guerrero emigran al noroeste del país para contratarse como jornaleras en los campos vinculados a la agricultura de exportación, propiedad de consorcios y terratenientes.
Información del Banco Mundial (BM), señala que en los últimos seis años abandonaron el campo 2.6 millones de campesinas y campesinos.
ALIMENTOS AL ALZA
Los precios elevados de los alimentos han afectado de manera particular a numerosos países donde la población vulnerable dedica gran parte de sus ingresos para alimentarse.
«La comida ha dejado de ser el producto barato de antaño. Los precios al alza de los alimentos están destinados a empeorar el nivel actual inaceptable de carencia de alimentos de 854 millones de personas», afirmó Hafez Ghanem, subdirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Según un informe de la FAO, publicado el 22 de mayo de 2008, el costo total de las importaciones de alimentos de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, puede alcanzar para 2008 los 169 mil millones de dólares estadounidenses, un 40 por ciento más que en 2007.
El informe Perspectivas Alimentarias califica al incremento del gasto en importaciones de alimentos de los grupos de países vulnerables de «preocupante», y afirma que para finales de este 2008 el gasto anual en alimentos importados podría suponer cuatro veces más que en 2000.
08/GT/GG/CV