El 99 por ciento de la violencia sexual ejercida contra mujeres durante 36 años de la guerra civil en Guatemala fue cometida por integrantes del Ejército de ese país, patrulleros civiles y las llamadas patrullas de autodefensa civil, fuerzas paramilitares creadas por el gobierno en aquel entonces, afirmó Luz Méndez, una de las participantes en la Conferencia Construyendo Seguridad Humana en un mundo inseguro, que organizó el Instituto por la Paz y la Justicia Joan B. Kroc, de la Universidad de San Diego.
Luz Méndez, presidenta del Consejo Asesor de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), que estuvo involucrada en la década de los noventa en los procesos de paz en su país como delegada de la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca, muestra los hilos rotos de la justicia para las mujeres, entre quienes ve la necesidad de recobrar su dignidad.
Señala: «El tiempo no sana las heridas. Muchas de estas mujeres viven en sus comunidades la estigmatización y el rechazo al ser señaladas como las responsables de la violencia sexual de la que fueron objeto. Pero la mayoría ni siquiera ha hablado de esa violencia, hay silencio».
La activista pro derechos humanos de las mujeres, reconocida por su trabajo que busca la «curación psicosocial el empoderamiento de las mujeres sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado en Guatemala», participó en la Conferencia Construyendo Seguridad Humana, en un mundo inseguro, que organizó el Instituto por la Paz y la Justicia Joan B. Kroc, de la Universidad de San Diego.
En entrevista con Cimacnoticias, la menuda figura de Luz Méndez contrasta con su enorme tarea, pues asegura que una de las dimensiones ocultas de la guerra en Guatemala fue la utilización de la violación y otras formas de violencia sexual contra las mujeres. Violencia que sostiene fue parte de la política contrainsurgente del Estado.
«Miles de mujeres fueron violadas y, otras, posteriormente asesinadas en masacres. Las sobrevivientes mantuvieron oculta la agresión de la que fueron objeto», relata Méndez, quien junto con la UNAMG ganó el Premio de la Fundación Gruber de Derechos de la Mujer, en 2006.
Explica que la agresión sexual a mujeres durante la guerra fue expuesta por la Comisión de la Verdad en su informe, pero después nadie toco el tema.
Fue entonces cuando la UNAMG y el Equipo de estudios comunitarios y acción psicosocial se aliaron para visibilizar públicamente la existencia de las víctimas de la violencia sexual durante la guerra civil y, sobre todo, llevar a cabo un proceso político que incluye una diversidad de estrategias.
LAS MUJERES HABLAN
La táctica de las organizaciones es buscar que las mujeres hablen de la traumática experiencia; algunas lo hacen por primera vez después de 20 ó 25 años, luego se les da un acompañamiento psicosocial, se les informa sobre sus derechos, y se les ayuda a generar una conciencia de esos derechos, lo que se busca es que ellas puedan ser capaces de superar la vergüenza y la culpa que sienten o que les ha sido impuesta por el resto de la comunidad que las estigmatiza y margina.
El próximo año, Luz Méndez presentará un libro de testimonios recabados a lo largo de dos años y medio de trabajo. Ahí estarán las historias de vida de estas mujeres, como una forma de contribuir a la memoria histórica de Guatemala y, al mismo tiempo, crear justicia alternativa para ellas.
La UNAMG con esta tarea hace incidencia política para que las mujeres reciban una compensación a través de la Comisión Nacional de Resarcimiento que ha invisibilizado esta violación a los derechos humanos de las mujeres durante el conflicto armado, apunta Méndez.
Muchas guatemaltecas han recibido una compensación económica, sin embargo, el objetivo no es ese. «Por supuesto que aspiramos a la justicia», sostiene la activista, quien sin embargo aclara que dado el nivel de impunidad y la debilidad del sistema justicia en Guatemala, «hoy por hoy no tenemos ninguna expectativa de alcanzar justicia en el sistema nacional».
RECUPERAR LA CONFIANZA
Por lo pronto, el mecanismo de fortalecimiento de las mujeres, al menos, les permitirá recuperar su dignidad y confianza, añade en tanto considera imposible precisar el número de atentados cometidos por las fuerzas castrenses en aquellos años de lucha.
La entrevistada sostiene que visibilizar estos crímenes contra mujeres ocurridos en el pasado reciente de Guatemala permitirá ver lo que sucede ahora con la violencia cometida contra las mujeres, sobre todo ahora en que la nueva etapa de ese país centroamericano «no ha traído la seguridad ni la justicia», tras la firma de los acuerdos de paz hace ya más de una década.
Luz Méndez sostiene que hoy la situación es difícil como resultado de la inseguridad, lo que enfrenta a las mujeres a mayores riesgos, como se puede observar en el incremento de las estadísticas mostrando que en algunos momentos la violencia contra las mujeres se ha exacerbada, lo que muestra que en ese país hay feminicidio resultado del sistema de dominación patriarcal.
CIFRAS ALARMANTES
Es preocupante que cada vez son más los casos de asesinatos, hay más denuncias y más asesinatos. Luego sostuvo que aunque no existen estadísticas confiables, en 2007 habrían sido asesinadas más de 600 mujeres y en este año de 2008 «van casi 500, una tendencia creciente desde 2001».
Hoy no podemos acceder a condiciones mínimas de seguridad, apunta Luz Méndez, quien señala que fenómenos como el crimen organizado, el narcotráfico, el incremento de la delincuencia común, ésta última como resultado de las injusticias socioeconómicas no resueltas y de la desigualdad económica, así como la impunidad y la debilidad de la institucionalidad encargadas de la seguridad y la justicia, contribuyen a esa difícil situación que afecta a las mujeres.
08/SJE/VR/GG