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Chihuahua: exigen garantizar derechos políticos de las mujeres

Las diputadas del Grupo Promotor de los Derechos Políticos de las Ciudadanas, cuyo objetivo es lograr la paridad electoral, exigieron al Congreso Legislativo una reforma a la Constitución del estado de Chihuahua que garantice efectivamente el goce de los derechos políticos de las mujeres.

Señalaron que la iniciativa que presentó el diputado Fernando Rodríguez Moreno, líder de la fracción priista, no cumple con las expectativas del Grupo Promotor.

«Reconocemos las buenas intenciones que contiene dicha iniciativa, pero en la realidad no nos garantiza a las mujeres la paridad electoral, por lo que les solicitamos a los partidos políticos y a las diputadas y diputados que no participen este tema, como hemos dado ejemplo nosotras como Grupo Promotor, pues es necesario entender que lo que se discute es la democracia del estado de Chihuahua», señalaron.

El grupo Promotor convocó a las diputadas, que solidariamente acogieron por unanimidad la iniciativa de paridad electoral, a que continúen unidas representando la voz e intereses del Grupo Promotor y de las mujeres de Chihuahua.

«Estamos convencidas que en este momento de tensión política, las mujeres podemos demostrar que el diálogo y la ponderación de temas de interés de la población son posibles por sobre cualquier otro interés», indicaron.

PARIDAD ELECTORAL

Como se sabe, las siete diputadas del Congreso del estado, de todos los partidos políticos, presentaron recientemente una iniciativa para reformar la Constitución y la Ley Electoral del estado, con el propósito de garantizar la paridad electoral en Chihuahua.

Las legisladoras que firman la iniciativa son Rosa María Baray Trujillo, del Partido Acción Nacional (PAN); Manuela Hernández Colomo y Alma Rosa Núñez, del Partido Revolucionario Institucional (PRI); Irma Patricia Alamillo Calvillo y Susana Muriel Acosta, del Partido Nueva Alianza; María Ávila Serna, del Verde Ecologista; así como Nadia Hanoi Aguilar Gil, del Partido del Trabajo.

Debido a que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no tiene mujeres diputadas, el legislador perredista Víctor Quintana Silveyra apoyó de inmediato la iniciativa que presentaron sus compañeras.

En el Grupo Promotor de los Derechos Políticos de las Ciudadanas participan mujeres chihuahuenses de todos los partidos políticos, de instituciones gubernamentales y de organizaciones de la sociedad civil que han estado trabajando con este propósito desde hace algunos meses.

El principal argumento que esgrimen es que las mujeres representan el 50 por ciento de la población y por lo tanto deben tener la misma representación en las instituciones gubernamentales, particularmente el Poder Legislativo.

En concreto, buscan que las candidaturas de todos los partidos queden en manos de hombres y mujeres, en igual proporción, es decir 50 y 50 por ciento. «Para el ejercicio de los derechos civiles y políticos se deberá revertir la inequidad y la desigualdad entre hombres y mujeres para poder garantizar una democracia con igualdad, de la que todos y todas habremos de disfrutar», resalta la iniciativa.

Consideran que la paridad electoral responde a los principios de justicia y equidad que se requieren para avanzar en el desarrollo democrático.

Un Estado que se considere y constituya como democrático asegura la participación igual y equitativa de su ciudadanía; pero no basta con asegurar dicha participación reconociéndola formalmente en las leyes, sino que necesita modificar la estructura de los procesos de decisión para asegurar la igualdad en la práctica, indicaron.

FUNDAMENTACIÓN DE LA INICIATIVA

En la fundamentación cualitativa, la iniciativa señala lo siguiente:
Mujeres y varones somos diferentes biológicamente pero en nuestra calidad de seres humanos somos iguales ante la ley. Desde la antigüedad, las diferencias sexuales entre hombres y mujeres enfatizadas por la capacidad de gestar de estás últimas han sido cargadas de valores simbólicos tornándose en desigualdad social y desigualdad política entre otras.

La perspectiva de género es precisamente la herramienta conceptual que ha permitido ver nítidamente este proceso, es decir, cómo una condición física es disfrazada de valores y cómo entonces se formulan e imponen contratos sociales que dictan las formas de vivir el cuerpo en el mundo.

La infravaloración de las mujeres ha trascendido diferentes épocas históricas y ha sido una lucha de siglos abatir la visión patriarcal de la vida. Hoy por hoy son muchos los conocimientos al respecto y sólo señalamos que la segregación se funda, entre otros, en la base de la división sexual del trabajo y en la subsecuente separación entre el ámbito de «lo privado» y el ámbito de «lo público».

¿Por qué y cómo las mujeres han sido relegadas en la historia de la humanidad?, ¿por qué excluidas de esferas como la política? Pues justo por esta separación entre el mundo de lo doméstico, la reproducción, los hijos por un lado; y el mundo de lo colectivo, la producción, el trabajo, la cultura y lo político por el otro. Básicamente las mujeres han sido confinadas al primero y los varones al segundo.

RECUPERAR APORTES FEMENINOS

Las diferencias entre los sexos son en realidad entre géneros, es decir, entre construcciones socioculturales, entre identidades inventadas por los mismos seres humanos y que asignamos, asumimos y practicamos.

La desigualdad económica, social y política de las mujeres no es natural. Tampoco la discriminación que las ha excluido de determinados espacios, actividades y poderes. Lo masculino y lo femenino varían de una cultura a otra y hoy toca decidir a la sociedad mexicana del nuevo milenio cuál es su nueva definición y cuál el curso que necesita seguir.

Urge reparar la deuda histórica con las mujeres visibilizando y recuperando los aportes y haceres. Hay que impulsar, rehabilitar y reforzar su capacidad expropiada de elegir, reconociendo el derecho a la satisfacción de las propias necesidades y facilitando «ser a través de sí mismas» y no de otros.

Es impostergable reivindicar tanto el valor de uso como el valor de cambio del trabajo doméstico o de la labor reproductiva; apremia deslindarlos de su artificial y único vínculo con lo femenino.

La democracia efectiva y el desarrollo pleno de las personas sólo serán posibles si hombres y mujeres asumimos nuestra integralidad como seres humanos y si participamos igual y equitativamente en la repartición de las tareas domésticas y en las del llamado ámbito público. En otras palabras si las relaciones en las comunidades humanas empiezan a teñirse de horizontalidad.

Para el Grupo Promotor de los Derechos Políticos de las Ciudadanas, el desarrollo de las mujeres y el logro de la igualdad con respecto de los varones es un asunto de derechos humanos.

Los derechos, así como las libertades fundamentales, están plenamente reconocidos y signados por México, tanto en el nivel internacional como en el nacional; son condición para la justicia social y por lo mismo no deben abordarse aisladamente como asunto exclusivo de las mujeres, indican.
08/DVM/VRI/GG

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