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Estado vulnera a familias con políticas económicas excluyentes

Por Redaccion

El obispo de la Diócesis Saltillo, Raúl Vera, en entrevista con Antonio Medina, de NotieSe, aseguró que el Estado vulnera a las familias mexicanas con políticas excluyentes: «Cuando uno ve las políticas públicas, confirmamos que la familia está desprotegida, pues los salariosactuales no facilitan la unidad familiar, sino su desintegración».

Consideró que la situación que guarda la nación con respecto a la crisis económica ha provocado que las familias estén en condiciones inhumanas. En este sentido, el jerarca, que se ha distinguido por tener un punto de vista disidente de los grupos de poder de la Iglesia católica, puntualizó que la Iglesia está mandando un mensaje de sensibilidad a quienes gobiernan para que asuman su responsabilidad, que es garantizar una vida digna y feliz de todos los miembros de las familias.

«Si no hay protección al salario, no hay protección a la unidad familiar. Cuando el gobierno evade esa responsabilidad lo que está haciendo es un franco desprecio hacia la familia», sentenció.

A ese respecto, se le cuestionó a qué se debía esa falta de responsabilidad del Gobierno y, sin titubear, respondió:

«Al sistema económico impulsado por gobiernos que sólo ven la acumulación del dinero, y ese modelo ha demostrado su ineficacia al llevar a las familias a la desintegración y miseria».

— Pero hay algo más allá de la responsabilidad del Estado, ¿no?

— Los gobernantes se han dejado seducir para reducir las políticas sociales bajo la condición de grandes prestamistas mundiales, que no desean que hagan políticas públicas realmente benéficas para la sociedad sino para mantenerse en el poder político, lo que provoca que no se garantice la unión en las familias y, por tanto, se quiebren.

— Pero también el Gobierno se está viendo rebasado por el contexto económico mundial ¿no?

— Sí, pero es la falta de sensibilidad política y de planeación que, materializado en acciones, genera violencia social y delincuencia al interior de las familias.

— ¿No es muy pretencioso por parte de la Iglesia decir que todo es culpa del Estado?

— En ese sentido, el Encuentro de Familias organizado por la Iglesia católica manda un mensaje a los gobernantes de que realmente deben cumplir con las obligaciones de proteger con políticas públicas a todas y cada una de las familias de nuestro país.

— ¿Está seguro de que a todas y cada una?

— Desde luego, todos los hogares donde estén los lazos familiares requieren del mensaje que está mandando la Iglesia católica…

— A todas las familias… ¿aún aquellas a las que no responden al modelo que defienden los jerarcas de su Iglesia?

— La Iglesia no se puede considerar a sí misma como un ente cerrado y desconocer las diferentes formas que existen de convivencia en familia. Las personas de cualquier forma coexisten y los pastores de la Iglesia deben atender esos sectores y respetar su visión. En este sentido Jesús nos dio un mensaje cuando él atendió a quienes no eran aceptados y queridos por el resto de la sociedad. La Iglesia tiene que acudir al encuentro de esas personas y escuchar sus voces para entrar en diálogo.

— Pero en el Encuentro de Familias de la iglesia se hicieron declaraciones contundentes de rechazo, por ejemplo, a la homosexualidad o al derecho a decidir de las mujeres sobre la procreación.

— La Iglesia no puede hacer lo que hacían los fariseos, que rechazaban a los diferentes. Rechazar a alguien por su forma de ser se llama discriminación y Jesús nunca nos enseñó a discriminar sino a aceptar y amar al prójimo sin condiciones. En términos modernos eso se llama respeto. No podemos como Iglesia imponer cómo se debe vivir. Los homosexuales merecen ser respetados en su dignidad como personas.

— ¿Y unirse legalmente?, ¿tener derechos?

— La Iglesia tiene su idea clara de lo que debe ser el matrimonio. En este sentido, es necesario hacer hincapié en que la familia sigue siendo un referente necesario dentro de la sociedad. Es el centro de la estructura de la sociedad, pero las personas tienen el derecho de aplicar lo que les indique su corazón y si lo que les indica es amar a alguien igual a ellos, la Iglesia no puede cerrarse al diálogo y expulsarlos de sus templos, al contrario, debe de seguir el ejemplo de Jesús que siempre estuvo con los excluidos, con los leprosos o con las prostitutas porque los miraba en su dimensión humana.

09/AM/GG

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