México DF, 10 febrero 09 (CIMAC).- Todas las personas nacemos con energía abundante, lo que se conoce desde la perspectiva taoísta como energía principal o «jing».
En las mujeres, la energía generativa o curativa es el jing, como energía generativa o creativa, el que necesitamos para producir los huevos, crear el forro uterino y las hormonas que nos permiten mantenernos sexualmente activas, como lo explica Janette Nutis, instructora Senior del Sistema Tao Curativo y fundadora del Centro Tao Curativo México, en su manual «Amor curativo. Cultivando la energía sexual femenina».
Para el taoísmo, otra función importante del jing es que también se convierte en energía vital (chi) para los órganos internos, alimentando al cuerpo para una vida más larga y saludable.
Así, la energía sexual es la única que puede duplicarse, triplicarse y más.
«Si queremos conservar o restaurar la energía perdida, la energía sexual proporciona los medios para crear el poder extra. Si conservamos, reciclamos y transformamos la energía de regreso a la energía principal (jing) tendremos energía disponible para transformar en energía vital (chi), que a su vez se transformará en energía espiritual (shen)», dice Nutis
Antes de iniciar la práctica necesaria para cultivar la energía sexual femenina, es importante conocer nuestros órganos sexuales, tema al que esta columna dediqué en varias entregas, hacer un recorrido palpando la región del periné (que incluye el ano y los órganos sexuales), el clítoris y el punto G –partes fundamentales de la excitación sexual en la mujer– podemos reconocer la anatomía sexual femenina.
Desde la perspectiva taoísta, el orgasmo juega un papel muy importante en el cultivo de la energía sexual para transformarla en energía principal o jing.
Al respecto, en su manual Janette Nutis explica.
Generalmente, la sensación orgásmica es una pulsación en la vagina, los ovarios y el cervix. En la práctica taoísta se dice que un orgasmo del centro inferior, o genital, ocurre solamente en la región genital y se vierte hacia fuera, de ahí que se le llame «orgasmo hacia fuera», su duración es muy corta y a la mujer le lleva mucho tiempo sentirlo. Lo contrario sucede con el «orgasmo hacia adentro» que es expansivo para la mujer.
«Su pareja debe estimularla para llegar al orgasmo hacia adentro
Y hacia arriba, paso por paso, y órgano por órgano. La sensación orgásmica puede ser amplificada intensamente de esta manera, dependiendo de cuánto practique ella. Al mover la pulsación hacia los órganos, se abre un nuevo campo del orgasmo nunca antes experimentado», expone.
De esta manera, con la práctica del cultivo de la energía sexual femenina, en vez de liberar el orgasmo hacia afuera –como sucede en el acto sexual normal– la mujer aprende a regresar esta energía hacia adentro, a través de la práctica de la Órbita Microcósmica, para reciclarla, incrementarla y refinarla.
En un principio puede resultar difícil hacerlo, considera Nutis, pero con la práctica, «una vez que hemos desarrollado la maestría para controlar nuestra energía podemos experimentar placeres indescriptibles». A esta sensación se le llama «más allá del orgasmo» o «valle del orgasmo».
Acerca de la práctica, conocida como Amor Curativo, hablaremos en la próxima entrega.
* Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt, instructora asociada de Tao Curativo (www.taocurativomexico.com)
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