Mujeres mayas de Guatemala denunciaron que viven en medio de la violencia contra ellas: en el hogar, por racismo y discriminación, violencia económica, lo que limita su participación política. Y exigen, a través de las integrantes de la Asociación Política de Mujeres Mayas Moloj, respeto a sus derechos humanos.
Al entrevistarse con mujeres integrantes de la «Misión de Observación y Denuncia Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres en Guatemala», jornada que se realizó del 12 al 14 de mayo convocada por la Red Petateras de Guatemala, en coordinación con Sinergia Noj, Radio Internacional Feminista (RIF), la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), Asociadas por lo Justo (JASS) y La Cuerda, integrantes de la organización afirmaron que la única diferencia de la violencia que padecen ellas y las mujeres mestizas es que «la violencia contra las indígenas no se registra no se toma en cuenta».
Moloj es una asociación consolidada que busca el respeto y ejercicio pleno de los derechos políticos, económicos, sociales, culturales y civiles de las mujeres mayas, mediante su participación en espacios de de toma de decisiones a nivel local, departamental, nacional e internacional. También pretenden fortalecer la vocación y visión política de las mujeres mayas, mediante la concepción participativa de un político propio que responda a las necesidades y demandas de los pueblos indígenas con énfasis en las mujeres mayas.
Su misión es promover la participación política y ciudadana de las mujeres mayas con desde la identidad cultural mediante el fortalecimiento institucional, la incidencia política, la formación técnica-política y la investigación socio-política.
Hortensia Simón, directora ejecutiva de Moloj, señaló que las mujeres indígenas padecen violencia económica, toda vez que su trabajo, a pesar de ser el mismo que el de los hombres, es menos remunerado, lo que las sumerge en la pobreza y las obliga a trabajar el doble, además de que no es reconocido como un aporte a la vida económica de Guatemala.
«En el aspecto económico, las mujeres, y más las de origen maya, han sido relegadas a su derecho a la economía, a los recursos económicos y al mercado», señalan.
Las integrantes de Moloj, que cuenta con 21 asociaciones de mujeres, refirieron que la violencia contra las mujeres se expresa de muchas maneras y tiene raíces muy profundas, ya que desde la invasión española fueron blancos de la violencia sexual y a través de la historia ha ido profundizándose en la sociedad, repitiéndose de una forma más fuerte y desde el Estado; «las mujeres se volvieron a convertir en botines de guerra».
Se limitaron con ello todas las capacidades de las mujeres, ya que dañan profundamente nuestra autoestima y dignidad; así como la discriminación racial, la cual es una de las más grandes limitantes de la participación política de las mujeres, que no es más que una expresión de esa violencia de la que hablamos.
«Esa violencia, desde lo político y también en el ámbito privado, afecta a todas las guatemaltecas y principalmente a las mujeres mayas», señalan.
En Guatemala, según el Censo de Población más reciente (2002), 11.23 millones de habitantes son mayas, es decir el 41 por ciento de la población total de país, de los cuales más de 2.24 millones son mujeres.
De igual manera a las mujeres mayas, cuando son víctimas de violencia les cuesta más trabajo hacer una denuncia formal, ya que la mayoría de las ocasiones después de realizarla padecen represión de parte de su misma comunidad e incluso de su propia familia, lo que les impide realizar las denuncias; de igual manera hay mujeres que se encuentran ya en niveles de empoderamiento que son víctimas de violencia y para ellas todavía resulta más difícil denunciarlo como tal.
Mientras no exista una verdadera solidaridad entre las mujeres, no vamos a poder avanzar en términos de denuncias, ya que si hay mucha violencia pero pocas denuncias; además de que el sistema de justicia no responde a la realidad de las mujeres.
«Si yo como mujer maya voy a denunciar, quien me atiende es un hombre y no sólo eso es un hombre mestizo que no entiende mi realidad de mujer maya. Lejos de recibir la denuncia primero cuestionan a la víctima ¿Qué hiciste? ¿Qué hiciste para que tu marido te pegara? Y al ser cuestionadas de esta manera no hacen sentirnos culpables, desde ahí es que nosotras cuestionamos el sistema de justicia guatemalteco, que no reconoce el sistema de derecho maya».
La integrantes de Moloj señalaron a las integrantes de la Misión de Observación y Denuncia Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres en Guatemala» la urgencia de que haya una respuesta a las necesidades de las mujeres indígenas, así como el respeto de sus derechos humanos. «Como mujeres guatemaltecas tenemos muchas cosas en común pero también muchas particularidades, muchas diferencias que tiene que ver con nuestra cultura».
La Misión que viajó a Guatemala lo hizo con el fin de expresar su solidaridad con las luchas de las mujeres de este país, por eliminar el flagelo estructural de la violencia contra las mujeres, en el marco de la escalada de todas las formas de violencia que se dan en el país Mesoamericano.
Tuvo como objetivo principal activar la coordinación de iniciativas a nivel local, regional continental e internacional para denunciar y desarrollar acciones de presión para poner fin a la impunidad frente a los casos concretos que las mujeres han denunciado.
09/GTR/GG