En el libro «Pláticas de gineceo», la chilena Gabriela Videla narra a Sonia Ribeiro –terapeuta corporal de origen brasileño quien falleció en marzo pasado en la ciudad de Cuernavaca– su experiencia en el movimiento social en el Cono sur y su participación política luego de su llegada a nuestro país en los años setenta.
Videla formó parte de la Juventud Obrera Católica (JOC) y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) hasta el golpe militar de 1973 en Chile y en México, donde empezó a trabajar en 1974 en CIDHAL, participó durante 18 años en el periódico «María Liberación del Pueblo» e hizo trabajo popular con grupos de mujeres, su tiempo, en los años 80 participó al lado del Obispo Sergio Méndez Arceo en el Centro de Encuentros y Diálogos (CED).
Como ya lo explicamos en la entrega pasada, «establecer un diálogo de tejedoras» fue el propósito del encuentro que establecieron en 1994 Videla y Ribeiro, dos mujeres nacidas en América del Sur y avecindadas en México, en una conversación tras otra que fue grabada, transcrita y más tarde, en 1998, cristalizó en «Pláticas de gineceo».
Pero, ¿cómo fue la infancia de Videla? ¿Cómo era su familia y cÓmo se convirtió en una «tejedora social»? Estos son algunos párrafos de su palabra al compartir con Ribeiro:
Cuando hablo de la niñez toco puntos muy dolorosos. Pensé en ella y me hice una pregunta, ¿había sido una niña deseada o no? Traté de recrear el contexto en que nací, social, económico y familiar, llegué a la conclusión de que no podía se una niña deseada. No podía serlo pues las carencias materiales eran de tal nivel que lo impedían. Debía ser loca una mujer que quisiera tener un hijo en esas condiciones de estrechez física y de frío en que nací.
Creo que me sentía desde chica como alguien que no tiene un lugar en el mundo. Y quien siente que no encuentra ese lugar, que no tiene un solo huequito para sí, es una persona que nadie quiso que viniera. Esta recreación del momento del nacimiento me dejó tranquila. Poniendo a mi madre como tejedora, tejiendo fantasías y penas. Yo, así nací y me ayudé a parir. Tuve fuerza para nacer. No había condiciones y había que hacerlo.
Después, en mis recuerdos, están todas las casas en las que vivimos. Todas eran estrechas y con muchas carencias, salvo la última en la que también había carencias, pero había espacio: Las Acacias, en Santiago de Chile, que era un lugar con muchos árboles y libertad.
De alguna manera era una vida bonita. Y bonita para mí, que era la consentida de mi padre. Tuve un padre muy fantasioso que contaba cuentos. Una mezcla de fantasía y terror, sí, en los cuentos. A veces llegaba escondido y aparecía como fantasma. O, a veces, había temblores. Y todo eso nos asustaba mucho. Cuando salíamos con él sentíamos el peligro de no volver, pues en los encuentros con sus amigos, a veces se emborrachaba.
Yo lo adoraba. Y recuerdo como lo esperaba en las largas y frías noches de invierno. Y mamá lo esperaba porque parece que era obligación para ella esperarlo. También lo esperaba el perro, mi papá silbaba a dos cuadras y salía corriendo a su encuentro.
Mi padre era un obrero, le gustaba leer, recitar y hacer poesía. Decía que era periodista, es cierto que escribía y organizaba periódicos sindicales. Y me enseñaba a recitar. Por él me convertí en una gran recitadora.
Entrando en la pubertad, de esa alianza tan fuerte con él pasé a otra –también muy fuerte– con mi madre, reemplazando a ese padre irresponsable, borracho, mujeriego. Tomé su rol, convirtiéndome en el papá de la familia, Cuando se murió yo tenía más de treinta años, no sentí dolor, ni vertí una sola lágrima.
Más tarde, cuando entro a la Juventud Obrera Católica y me hago muy religiosa, mezclo eso con un espíritu religioso mesiánico y me constituyo, no solamente en la autoridad económica, sino también en la autoridad moral de la casa. Me transformo en la «Gran Sacerdotisa», que digo lo que está bien o mal y por donde deben de guiar.
De esta etapa y la relación con su madre hablaremos en la próxima entrega.
* Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque centrado en la Persona y Gestalt, instructora del sistema Tao Curativo México (www.taocurativomexico.com)
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