El 31 de octubre de 2000, en la Organización de las Naciones Unidas, la Resolución del Consejo General 1325 sobre Mujeres, Paz, y Seguridad se adoptó por unanimidad, siendo la primera vez en dirigirse al impacto desproporcionado y único del conflicto armado en las mujeres.
Así mismo, Naciones Unidas reconoció las contribuciones ignoradas que hacen las mujeres para la prevención de conflictos, la operación y mantenimiento de la paz, resolución del conflicto y construcción de la paz, y recalcó la importancia de su igual y completa participación como agentes activos en la paz y seguridad.
La Resolución ovacionada por organizaciones no gubernamentales (ONG) porque es fruto de más de un siglo de impulsar el trabajo de las mujeres voceras de esta problemática y se convirtió en una importante herramienta de apoyo para todo el mundo.
Detrás de esta lucha está el hecho de que las mujeres del planeta son objeto de violaciones, devastadas en lo físico y lo psicológico. El atropello de sus derechos es una forma de discriminación que impide que participen plenamente en la sociedad y realicen su potencial como seres humanos.
ORÍGENES DE LA RESOLUCIÓN
Anterior a dicha resolución, el 9 de junio de 1999 se dio otra: el Acuerdo de Kumanovo, donde las partes acordaron el fin del conflicto militar en Kosovo, bajo el número de resolución 1244/99 del Consejo de Seguridad, aprobada al día siguiente.
Kosovo continuaba siendo parte integrante de la entonces República Federativa de Yugoslavia (actualmente Serbia y Montenegro), por lo cual la resolución 1244/99 disponía una administración civil provisional a cargo de la ONU (UNMIK) y con la presencia de fuerzas de mantenimiento de la paz dirigidas por la OTAN.
En consecuencia de todo lo anterior, en particular de la resolución 1325, se formó la Coalición sobre Mujeres, Paz y Seguridad Internacional. Y gracias a la colaboración de la División de la ONU para el Adelanto de la Mujer (DAW), el Fondo de Desarrollo de la ONU para la Mujer (UNIFEM) y estados miembros tales como Bangladesh y Namibia, el lento proceso para aprobar la Resolución del Consejo de Seguridad fue logrado finalmente.
La resolución plantea la participación equitativa de las mujeres, mermada por los atropellos de sus derechos en medio de un conflicto. En suma, la resolución exige la participación equitativa y total, para mantener la paz y la seguridad.
Lamentablemente, noticias de mujeres golpeadas, violadas, asesinadas, utilizadas, reflejan la impunidad por parte de los gobiernos, al no asumir su responsabilidad, como era el caso de Kosovo.
En el caso de México las violaciones de los derechos humanos de las mujeres son también cometidas por las fuerzas militares, personas que gozan de un fuero militar, el cual los excluye de ser sancionados por parte del los tribunales ordinarios como todos los habitantes.
A pesar de las recomendaciones que ha hecho la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al gobierno de Felipe Calderón para acabar con el fuero militar y, en consecuencia, con la impunidad, Calderón dejó en claro que el tema no se «toca».
En este contexto de militarización que se vive en México, de graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres, aun no hay claridad en su participación en todos los mecanismos de aplicación de los acuerdos de paz y la proporción de leyes que garanticen la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. En definitivo, estas medidas deben abordar la impunidad de la violencia de género.
09/MFH/GG
