Inicio La mano dura de Calderón y la duda de la justicia

La mano dura de Calderón y la duda de la justicia

Por Lucía Lagunes Huerta*

Tal como sucedió con doña Ernestina Ascencio, o con la política oscurantista contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, hoy, nuevamente, Calderón, muestra la mano dura que prometió en su campaña por la presidencia y cierra, sin diálogo previo, una fuente de trabajo que alimenta a 60 mil familias.

Es difícil creer que, después de 35 años de espera para ejecutar la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza, el sábado 10 de octubre la Presidencia de la República haya dado luz verde para acabar con la compañía y, de paso, con uno de los sindicatos más fuertes de México, el electricista, sin que atrás se oculten otros intereses.

Cuando en el resto del mundo se busca enfrentar la crisis financiera asegurando el empleo, aquí la política presidencial es echar a la calle a las y los trabajadores: primero a burócratas y ahora a electricistas. No es bueno sumar a la desesperación de la casi inexistente clase media, y a los siete millones de personas que viven la crisis del desempleo y del mal empleo, más presión social.

Aquello que empezó como problema interno de un sindicato, el gobierno calderonista lo utilizó para dividir a la dirigencia y distraer a las y los integrantes con la toma de nota para, al final de cuentas, cerrar una fuente de trabajo que mantiene a 60 mil familias mexicanas. Como lo dijo en su campaña: a él no le tiembla la mano para tomar decisiones.

Aprovechándose del hartazgo provocado por tarifas altas y malos servicios, quiere responsabilizar al SME de todos los males de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, dejando al gobierno no sólo como víctima de un sindicato, sino sin ninguna responsabilidad: ¿dónde estuvieron todos antes del conflicto? ¿Qué hacían para mejorar el servicio y la productividad? ¿Qué diálogo mantenían con el sindicato?

Ninguna de estas preguntas hasta ahora han tenido respuestas; ni en el mensaje presidencial, ni en los spots televisivos que comenzaron inmediatamente después de la transmisión de Calderón.

Lo que genera sospecha es, justamente, su mano dura: que su decisión sea unilateral. Después del golpe, quiere dialogar; después del despido, quiere ser bondadoso y ofrecer perlas a quienes dejó sin empleo. Total, pueden poner su microchangarro, comprar un taxi o, ya de plano, una empresita que ofrezca producción de electricidad. Pero que nadie piense que lo que hay detrás del cierre de Luz y Fuerza es la intención de privatizar la producción y distribución de la energía eléctrica.

Este acto irresponsable recuerda el caso de Ernestina Ascencio, quien hoy sale de su tumba para exigir justicia por las agresiones que en vida le infligieron los militares como después lo hizo Calderón al decretar que la muerte de Ernestina no fue la violación sexual de militares, sino la gastritis; diagnóstico corroborado tras diversas investigaciones periciales realizadas bajo la dirección de Soberanes, presidente saliente de la Comisión Nacional de Derechos Humano (CNDH), quien busca ser bendecido por sus buenos oficios con alguna magistratura por ahí.

Quién, con estos actos, le va a creer a Calderón sus buenas intenciones. Tanta sospecha ha generado que hasta hoy sigue dando de qué hablar, y ahora en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Quien le va a creer que está comprometido con la vida de las mujeres cuando premia a funcionarios a quienes la vida de las mujeres de Ciudad Juárez no les importó: ahora vemos al ex gobernador Francisco Barrios como embajador en Canadá.

Quien le va a creer cuando aún persigue a las mujeres que defienden su derecho a decidir –como muestra, el partido que lo postuló, Acción Nacional, hoy intentará la aprobación, en el congreso michoacano, de una iniciativa que pretende «proteger la vida desde la concepción» y criminalizar el aborto reformando la constitución local– pero no persigue la corrupción de otros sindicatos, como el de educación, cuando los maestros están reprobados en preparación y conocimientos, y al mismo tiempo intenta convencer a reporteras y reporteros de que la reforma educativa va por buen camino.

Quien le va a creer que es democrático si solo habla con quienes le dan la razón: aquéllos a quienes no les aplica su mano dura.

* Periodista y feminista, Coordinadora General de CIMAC

09/LLH/YT/

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido