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Mujeres migrantes: inequidad, pobreza y desempleo

Por Guadalupe Cruz Jaimes

En México y en el extranjero, cada año millones de personas, de las cuales las mujeres representan cerca del 50 por ciento, se ven obligadas a migrar por el aumento del desempleo y la pobreza a consecuencia la crisis económica global, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En su informe sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) «Superando barreras: Movilidad humana y desarrollo», que recientemente se presentó en la Ciudad de México, el PNUD señala que la desigualdad de oportunidades es una de las principales razones que generaron la movilización de 214 millones migrantes internacionales, de los cuales las mujeres constituyen 48 por ciento.

En México, el número de mujeres migrantes rebasó la cifra de hombres en los últimos años. Hasta 2005, los cálculos con respecto a la movilidad femenina y masculina indicaban que la migración era de 50 y 50 por ciento. Sin embargo, en 2007, de 560 mil personas mexicanas que cruzaron la frontera hacia Estados Unidos, 310 mil, es decir, 50.5 por ciento, eran mujeres. Así lo informó el año pasado el Grupo de Trabajo en Materia Migratoria del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados.

De acuerdo con el informe del PNUD, dedicado este año a la migración vista como una oportunidad para elevar el IDH, durante las últimas cinco décadas el porcentaje de las mujeres migrantes ha sido relativamente estable a pesar de que son ellas quienes corren mayores riesgos de sufrir violencia y explotación sexual.

Así, para 1960 las mujeres representaban 47 por ciento de los migrantes; no obstante, esta cifra contrasta con el paradigma vigente de que, hasta hace unos años, la mayor parte de la migración eran masculina.

Al respecto, el reporte de Naciones Unidas advierte que, a pesar de la reciente «feminización de la migración», el balance migratorio entre los sexos se alcanzó hace cincuenta años, aunque varía entre diversas regiones. Un ejemplo es el aumento de mujeres que migran a la Unión Europea, de 48 a 52 por ciento, mientras que el porcentaje de las que se van a Asia disminuyó de 47 por ciento en 1960 a 45 por ciento en la actualidad.

MUJERES, DESEMPLEO Y POBREZA

En México, de manera paralela al incremento de la migración femenina, hubo un aumento del desempleo. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2009, para las mujeres la tasa de desocupación pasó 3.5 en 2006 a 4.8 por ciento, este año mientras que la de lo hombres se elevó de 2.96 a 5.45 en el mismo periodo.

Sobre el tema, la Organización Internacional del Trabajo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) informaron en días pasados que en la región la tasa de desempleo femenino es, en promedio, 3 por ciento mayor que la de los hombres. De acuerdo con el PNUD, la falta de empleo está ligada al crecimiento de las poblaciones migrantes internacionales y nacionales.

De 2006 a 2008, simultáneamente a la migración de cientos de miles de mujeres mexicanas documentadas e indocumentadas hacia Estados Unidos y al aumento de personas sin empleo, la pobreza extrema creció 4.4 por ciento y el porcentaje de personas en condición de pobreza alimentaria subió de 13.8 a 18.2 por ciento, mientras que la de patrimonio se incrementó de 42.6 a 47.4 por ciento. A decir del PNUD, la miseria también está vinculada con la migración, sobre todo en países en desarrollo.

Al respecto, Luis Eduardo Flores, oficial de proyectos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), reconoció en entrevista que durante algún tiempo las mujeres migraron en busca de la reunificación familiar, pero que ahora las migrantes mexicanas, de las cuales 75 por ciento tiene entre 15 y 29 años de edad, salen «con la esperanza de un trabajo que les permita apoyar a sus hijas e hijos, en el caso de las madres solteras, y algunas también ayudan económicamente a sus papás, hermanas, y hermanos».

En el ámbito internacional, el PNUD sostiene en su informe que las maneras de migrar de las ciudadanas y los ciudadanos del mundo se modificaron; ahora muchas de las mujeres se van solas y antes que su parejas, a las que les resulta más fácil encontrar un trabajo ellas ya se establecieron; sólo entonces sus compañeros de vida las siguen con sus hijas e hijos.

CRISIS Y MIGRACIÓN: MUJERES EN EMERGENCIA

A pesar del impacto de la crisis económica en los países de destino, las y los migrantes, quienes en su mayoría son jóvenes con poca instrucción escolar, prefieren salir en busca de mayores oportunidades, según el informe de Naciones Unidas.

Esta descripción encaja con la realidad nacional, pues en México esta población se ve orillada a salir del país porque considera que «por muy mal que este la situación económica en Estados Unidos, la de México todavía es peor», mencionó el oficial de la OIM.

Un ejemplo de ello es Marisol, de 19 años de edad, quien salió del Estado de México hace dos años en busca de un trabajo y de la posibilidad de seguir estudiando. En febrero de 2007, año en el que las mujeres rebasaron la migración masculina, la joven cruzó la frontera sin visa estadounidense mediante el pago de 2 mil 500 dólares que aportaron su papá y su hermano mayor, ambos jornaleros agrícolas que viven y laboran de manera irregular en Pennsylvania, al noreste de la unión americana.

La mexiquense sólo concluyó la telesecundaria porque la única institución educativa cercana a su comunidad quedaba a una hora de distancia y para llegar gastaba cien pesos diarios. Al poco tiempo, su familia no pudo costear esa suma y Marisol abandonó la escuela, ya que, «aparte de que era muy caro ir, no tenía caso porque no hay trabajo en la cabecera municipal y menos en el pueblo».

Marisol fue ese año una de las jóvenes afectadas por el desempleo; de 2006 a 2009 el número de personas jóvenes sin trabajo pasó de 904 mil a un millón 248 mil. Las mujeres fueron las más afectadas, ya que registraron una tasa de desempleo de 9.1 por ciento, mientras que la de los hombres fue de 8.1, según datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

A pesar de que la mexiquense se vio obligada a migrar, ahora tiene acceso a una mayor calidad de vida: reside desde hace tres años en Pennsylvania, estudia el último grado de preparatoria en las mañanas y por las tardes labora medio tiempo en un restaurante, donde gana seis dólares por hora.

Con base en casos como el de esta joven, el PNUD concluye que la respuesta que deben dar los gobiernos al fenómeno migratorio es asegurar el acceso de las personas pobres a los servicios básicos y a las oportunidades laborales en su lugar de origen y, a la vez, facilitar su movilidad.

En concordancia con el informe sobre el IDH, Luis Flores, de la OIM, asegura que es fundamental la creación de una política migratoria abierta, es decir, que vincule la migración al tema de desarrollo, partiendo de que las y los migrantes «no son sinónimo de problemas sino de empuje a la economía».

09/GCJ/YT/LGL

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