El sindicalismo en México comenzó el 16 de septiembre de 1872. En esa fecha se fundó la primera asociación profesional de obreros, la cual llegó a tener más de ocho mil afiliados, en su mayoría artesanos y trabajadores de hilados y tejidos.
El 5 de marzo de 1876 fue fundada la Confederación de Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos mexicanos, con lo que varios gremios comenzaron a formar sus sindicatos.
Años más tarde, el febrero de 1916, en Veracruz, se llevó a cabo un congreso obrero convocado por la Federación de Sindicatos del Distrito Federal con la intención de crear la Confederación del Trabajo de la Región Mexicana, cuyos objetivos principales eran la lucha de clases y la socialización de los medios de producción.
¿Y la representación de las mujeres de la clase trabajadora? Es cierto que ahora laboramos en casi todos las campos, pero esto no quiere decir que haya igualdad de género, porque no existen para nosotras las mismas oportunidades de trabajo y los mismos salarios de los varones.
Dentro de la empresa privada Mex-Light, en 1911 se creó la Liga Mexicana de Electricistas; tres años más tarde se constituyó el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
En 1936 el SME efectuó su segunda gran huelga; como consecuencia, empresa y sindicato firmaron uno de los contratos colectivos más avanzados de la época. El año siguiente se creó la Comisión Federal de Electricidad, y durante el gobierno de ex presidente Adolfo López Mateos se nacionalizó la industria eléctrica.
El SME es uno de los sindicatos mexicanos con mayor antigüedad que busca reivindicar los derechos para sus trabajadoras y trabajadores; de ahí la necesidad de que reconozca a las mujeres.
Los espacios de participación y de poder de las mujeres dentro de los sindicatos, organizados por todos por varones, son casi nulos: de acuerdo con la composición por sexo de los comités ejecutivos de diferentes sindicatos en 2006, en un estudio elaborado por el Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), de 393 existentes carteras sólo 47 son para mujeres y 346 son para hombres. En el SME, de 26 carteras ninguna es para mujeres.
Margarita de la Cruz Jasso, integrante de CILAS y del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), recordó que en los 90 años de historia de esa organización han sido electos 26 comités ejecutivos; sólo tres mujeres han accedido a ese órgano de dirección.
La subordinación de las mujeres en la sociedad y en los sindicatos sigue presente; por lo tanto, no basta con reclamar espacios y cuotas en los puestos de representación de las organizaciones sindicales.
No obstante, debe recordarse que en los años ochenta se vivió el liderazgo de Dora Ortiz como secretaría general del sindicato de Essex, y el de Andrea Ramírez en la Secretaría General de Cable Productos; de 1984 a 1988, ambas lucharon siempre por beneficios económicos y sindicales para las obreras.
Patricia Ravelo Blancas y Sergio Guadalupe Sánchez Díaz, profesores investigadores del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores, señalan en su artículo «Las mujeres en los sindicatos en México. Los dilemas del género y la clase» que el reto es más profundo, ya que las mujeres y los hombres tienen que mantener la lucha por mejores condiciones de vida y de trabajo y por cuotas equitativas, al mismo tiempo que deben recuperar las demandas de clase y aquéllas por la democracia sindical.
09/YT