La connotación popular que tiene la palabra inercia es de una tendencia a no moverse o a no actuar, sabia definición; para versiones más académicas o científicas denota la propiedad de los cuerpos de continuar en el estado de reposo o de movimiento uniforme y rectilíneo, en ausencia de una fuerza externa.
El cambio, contrario a la inercia es transformación, los actores políticos o económicos deciden qué conservar y cuándo hay que cambiar; es sabido que hay gérmenes del futuro que fácilmente pueden ser detectados en el presente y en su cambio radica toda la potencialidad de las mujeres y de la sociedad. Para la prospectiva es identificación de un futuro probable y de uno deseable.
Más que un futuro deseable, es la posible cancelación del futuro lo que el gobierno actual ofrece -medido a través de sus políticas públicas-, donde se enmarca claramente la política económica y su definición de escenario «inercial», que forma parte de los Criterios Generales de Política Económica para 2011 (preliminares), entregados al Congreso de la Unión en abril.
Deliberada y abiertamente se auto presentan como de continuidad, con su germen de inercia, más de lo mismo, a pesar de los efectos catastróficos que tienen estos paquetes económicos.
Ya sea en la esfera económica (y política), para las mujeres siguen representando cancelación de su futuro: en sus ingresos, acceso al trabajo, derecho a sus cuerpos y hasta de sus vidas, por citar algunos aspectos.
Hay sobrados motivos para impulsar cambios y romper con esa aparente inmovilidad que se quiere matizar con la acepción de que únicamente se refiere a la política fiscal, sin modificarla; más bien apunta de manera muy obvia a incorporar una propuesta de reforma fiscal para el próximo paquete económico de 2011; otra lectura posible es: bueno con esos ingresos fiscales sólo podemos hacer muy poco, urge una reforma fiscal, si pero ¿cuál y para qué, para quiénes?, sería la pregunta más indicada.
Esa combinación explosiva de aumentar impuestos; tarifas de servicios públicos, precios de energéticos; congelando salarios; con niveles de desempleo muy altos; inflación, sobre todo en alimentos.
Se han rehusado a utilizar el término de estanflación -crecimiento de precios y desempleo, sin crecimiento económico-, pero ahí va, cocinándose.
Hay que enfatizarlo, sin crecimiento económico, solamente recuperación, pero no expansión económica, es lo que realmente se necesita; con un mercado interno sacrificado, dependiendo exclusivamente del comportamiento de la economía estadounidense.
Los resultados hasta ahora obtenidos por esta política económica son destrucción, específicamente de una mayoría social que ya no se siente representada, ¿por qué razón se tiene que aprobar más de lo mismo?
Por ejemplo, la revisión del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), permite confirmar lo reducido del poder adquisitivo de los salarios, sólo alcanza para lo básico que es la alimentación y en muchos casos ya es insuficiente, el salario actual permite cubrir 40 por ciento de la canasta básica.
El ICC de compras de bienes inmuebles (muebles, televisor, lavadora, electrodomésticos, etc.) al mes de marzo es negativo (-3.8), igual para 2008, el año pasado alcanzó la escandalosa cifra de -43.2 por ciento (marzo).
¿De qué forma se logró aumentar las expectativas del consumidor 2008-2009 en 39.4 puntos porcentuales?, justo en un período donde se ha registrado la inflación más alta de los últimos diez años, acompañada de un salario por debajo de la inflación y con desempleo, no se puede sustentar ese dato para este año.
Hay un retroceso de 16 años en el salario mínimo real, según datos de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasamin), el salario mínimo real de 2009 -a pesos de 1994-, es inferior al de 1994 en 3.09 pesos diarios, podría decirse que es parte de la «inercia». En 94 una estudiante compraba 10 lápices, ahora una nueva generación de estudiantes solo podrá adquirir siete y en alimentos (sic).
Los precios del tomate y la cebolla aumentaron 57.11 y 31.68, respectivamente, en este mes de marzo, respecto a 2009, cifras de Banxico
Esta es una de las razones por la que los salarios participan en el Producto Interno Bruto (PIB) con 25 por ciento, mientras que los excedentes empresariales rebasan el 66 por ciento.
Actualmente las condiciones económicas de las mujeres son inferiores a las que se tenían en la década de los 90 y a las que prevalecían en la crisis que experimentó México durante 1995.
Por fortuna la sociedad -que está formada por mujeres en más de la mitad-, todavía tiene muy presente los resultados derivados de la discusión y posterior aprobación de la política económica propuesta por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para este año.
Con sus efectos políticos, tanto en el Congreso de la Unión como en los partidos o en los grupos empresariales, donde la política fiscal también fue moneda de cambio.
En materia de inflación la propuesta para 2010 de la SHCP, decía que sería del 3 por ciento, sin embargo en estos tres primeros meses del año ya supera la posterior proyección de Banco de México (Banxico) del 4-5 por ciento.
La previsión de SHCP en el comportamiento de los precios para 2011, como parte de los Criterios preliminares, es más preocupante porque otra vez es del 3 por ciento, seguramente con mayor detrimento de los salarios y con muchas posibilidades de que la inflación sea muy superior a esa proyección.
Implícitamente se reconoce que al término de 2010 los indicadores de inflación van para arriba, esta Institución ya definió para este año un crecimiento de los precios del 5 por ciento, por debajo de las expectativas reales, pero igual obligan a preguntarse ¿cómo se piensa reducir este indicador al 3 por ciento en el próximo año?
Cada aumento experimentado en el precio del diesel atenta directamente contra la producción agrícola, de consumo interno o exportación, sumado a la política cambiaria de reducción del precio del dólar se abaratan las exportaciones, aumenta el precio interno de estos productos y se fomenta la especulación financiera.
Otra inconsistencia es la cifra estimada del 4 por ciento para el PIB. ¿Por qué es menor al supuesto 5 por ciento que se alcanzará en este año?, o en todo caso igual a la actual proyección de 2010, ¿inercia económica?, no gracias, mejor cambio y fundamentalmente reportes de indicadores económicos verídicos.
Con atrevimiento se puede intuir que en el modelo econométrico donde se manejan estos escenarios económicos inerciales se incluyó la variable «respuesta social», aparentemente la consideran bajo control, un motivo más de preocupación (y ocupación).
Bajo este escenario es muy pertinente preguntarse ¿cuál es el futuro deseable para las Mujeres?, bueno se pueden perfilar algunas respuestas:
Empleos y salarios dignos; seguro de desempleo; derecho a decidir en sus cuerpos que son sus vidas; respeto a los derechos humanos; libertad y autonomía sindical.
Incremento sustantivo de los recursos destinados a la igualdad y equidad de género, con una evaluación cuantitativa y cualitativa de los programas que lo integran.
Derecho a la salud, no solamente reproductiva y perinatal, también al reconocimiento real y la subsecuente atención de las enfermedades profesionales, derivadas de las condiciones de trabajo; tratamiento de la salud-enfermedad, con una perspectiva de género.
Derecho a pensión y jubilación dignas; desmilitarización del país; cero tolerancia a la violencia (laboral, comunitaria o familiar); respeto a sus derechos ciudadanos; acceso y defensa de la educación libre y gratuita en todos los niveles; adolescentes sin embarazos.
En fin, es una larga y añorada lista, nada más hay que ir palomeando: cumplida y/o pendiente, pero nunca olvidada.
¿Caben todas estas variables en el modelo econométrico que sustenta los Criterios preliminares de Política Económica para 2011?, bien podrían denominarse «variable de política de expansión».
Como ahí ya no operan las inercias, la contestación de esta interrogante no está en el viento, a menos que sea un viento negro.
Ese es el perfil del futuro deseable que diariamente se ganan las mujeres, donde se busca que todo el país esté en una prospectiva de construcción, independientemente de los modelos económicos, conseguirlo implica cimentación de opciones económico-políticas.
Ya hace tiempo que esos modelos perdieron su capacidad de convocatoria, es ampliamente conocida su estrecha relación con la alternativa Bonapartista de salchicha, garrote, ignorancia/pobreza; frutos naturales de esas inercias, pero sin posibilidades de que prosperen, por lo menos esa sigue siendo la apuesta de las mujeres de México, en esa tónica su quehacer cotidiano habla muy bien del país.
* Columnista especialista en género
10/CRPM/LR/LGL