En la entrega pasada hablamos de la experiencia de la psicoterapeuta Fátima Contreras Romero en el proceso psicosomático vivido en tres de las generaciones de su propia familia.
Un trabajo desarrollado a partir de la propuesta de trabajo corporal de Sergio López Ramos, investigador de la Facultad de Estudios Superiores Campus Iztacala, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el budismo Zen.
La tesis central de Fátima en su artículo «La familia en la construcción de un cuerpo» es que las relaciones familiares son un proceso importante que conforma la salud y la enfermedad de sus integrantes.
Así, en su opinión, es el entorno familiar el medio donde se materializa y somatiza la relación familiar en el cuerpo.
Vale la pena recoger los distintos momentos que expone en el artículo para reconocer la herencia de las relaciones de su familia y las huellas que dejó en su cuerpo.
El primer paso que siguió para conocer –y reconocer— el registro de los impactos psicológicos fue iniciar un proceso de observación de su cuerpo, sentimientos y el rol que ella había jugado en el interior de su familia.
«Mi cuerpo era delgado y frágil, mis movimientos torpes, siempre me golpeaba o tiraba las cosas, era tímida, mi forma de interactuar con los demás era agresiva, decía mi padre: ‘estás peleando con el mundo’, tal vez tenía razón no sabía como manifestar el odio y resentimiento que sentía al ver llorar a mi madre y recibir el desdén de mi padre», cuenta.
Con relación al rol que ocupó en la familia. «Creo que desde temprana edad asumí un rol materno con mis hermanos; los cuidaba, los defendía de los otros y me ocupaba de que se alimentaran cuando mi madre trabajaba».
Otro aspecto que observó fue la historia de sus enfermedades y las que se habían manifestado en su madre, quien tenía «una salud muy vulnerable, tenía fuertes crisis nerviosas que le producían problemas intestinales; y que la hicieron peregrinar por múltiples especialistas sin encontrar cura».
El dolor por sus padecimientos disminuía pero la salud no llegaba esto influyó en Fátima que siempre manifestó preocupación por la salud de su madre.
«Me sentía atrapada con sentimientos contradictorios, por una parte la angustia de verla sufrir y por otro coraje porque permitiera tantos maltratos», relata.
Un aspecto importante en este recuento fue revisar la historia familiar de sus ancestras y ancestros, hasta llegar a la de mamá y papá, Lourdes y Felipe, y la de sus hermanas y hermano.
Los problemas entre mamá y papá se iniciaron a los dos meses de casados. En tanto él continuaba con su vida de soltero y salía con mujeres y amigos, ella se resignó a la situación bajo la creencia de que tenía que soportar todo porque ya era su esposo.
De manera valiente y sincera en el artículo de su autoría, Fátima reconoce.
«Me erigí durante años en juez de mi padre, respaldo de mi madre y madre de mis hermanos. Esta carga fue muy pesada de llevar y sentía hundirme, desatando una depresión y miedo de no poder salir adelante o de repetir los errores de mis padres».
Con terapias alternativas y apoyo y guía terapéutica de Sergio López Ramos hizo distintos intentos por transformar sus sentimientos y dinámica familiar. Así empezó a «articular su vida». Fue hasta entonces que la forma de vivir de Lourdes y Felipe empezó a cambiar.
Continuaremos con el tema en la entrega próxima.
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* Periodista mexicana, narradora oral, facilitadora de grupos, terapeuta con Enfoque Centrado en la Persona y Gestalt e instructora asociada del Sistema Tao Curativo.
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