La violencia sexual que sufre la cuarta parte de las mujeres que ingresan a México rumbo a Estados Unidos, así como el control machista de los migrantes sobre sus cónyuges al regresar a sus comunidades de origen, son factores que las hacen a ellas más vulnerables ante infecciones de transmisión sexual (ITS) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Axela Romero, directora de Salud Integral para la Mujer (Sipam), señaló que debido a que "la migración no cuestiona los roles tradicionales de género sino que los reproduce", la desigualdad social entre los sexos aumenta la posibilidad de que ellas adquirieran alguna ITS durante los procesos migratorios.
En el taller "Periodistas por el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de la juventud y mujeres migrantes, seguimiento periodístico", la especialista añadió que esa disparidad "reduce la capacidad (de las mujeres) de manejar situaciones de riesgo".
Por ejemplo, las que esperan en las comunidades de origen a sus cónyuges migrantes, a pesar de tener sospechas de que ellos tuvieron otras parejas sexuales, "no pueden exigir el uso del condón para evitar una ITS", resaltó Romero.
Abundó que a pesar de que las mujeres en las comunidades asumen responsabilidades sociales e incluso acceden a empleos remunerados, la migración "no cambia su subordinación tradicional, pues se mantiene el control masculino sobre la familia y la comunidad".
Por ello, los hombres prefieren casarse con mujeres del pueblo de origen, quienes "perdonan el cambio de comportamientos sexuales y el incremento de parejas sexuales", acotó la activista.
La permanencia de los roles de género ocasiona la propagación del VIH en comunidades rurales e indígenas, consideradas "transnacionales" por el impacto económico y social de la migración internacional concentrada sobre todo en EU.
En el vecino país hay 12 millones de personas nacidas en México, de las cuales 45 por ciento son mujeres. Su estancia en esa nación no es permanente, ya que tan sólo en 2011 fueron deportadas a México 405 mil 455 personas, de las cuales más de 41 mil eran mujeres y niñas.
MIGRANTES Y VIH
La directora de Sipam advirtió que la desigualdad de género también afecta a las migrantes en su tránsito por México rumbo a EU.
Muestra de ello es que son consideradas objetos sexuales: "Su cuerpo es utilizado para continuar el camino, es el pago para el camionero, para ?el coyote? (traficante de personas) e incluso para obtener protección de algún migrante".
Las relaciones sexuales por coerción o supervivencia son una constante para las migrantes, quienes "aplican estrategias para disminuir los riesgos", como el uso de un anticonceptivo para no quedar embarazadas.
Sin embargo, ante la agresión sexual "la negociación del uso del condón (único método que evita el contagio de ITS) se vuelve imposible", subrayó Axela Romero.
Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), 24 por ciento de las migrantes que cruzan el país padece violencia sexual.
CAMBIO DE RUTA
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM), en 1995 se documentaron 201 mil eventos de cruce irregular en la frontera sur de México, en 2005 la cifra se duplicó a 433 mil, pero para 2010 descendió a 140 mil.
El INM registra una disminución de mujeres que atraviesan México rumbo a EU, ya que en 2007 el 22.9 por ciento de las personas deportadas eran mujeres, y para 2010 la proporción se redujo a 13.8 por ciento.
Fabienne Venet, directora del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración, indicó que existe un subregistro de las mujeres que atraviesan el país en busca de mejores oportunidades, debido a que ellas "suelen viajar de forma diferente que los hombres".
En busca de una ruta más segura que les permita llegar a su destino, las mujeres pagan un "coyote" y avanzan por territorio mexicano con documentos falsos. Sin embargo, esta "nueva ruta" no las libra del riesgo de ser agredidas sexualmente.
12/GCJ/RMB
