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Leonila Guerra encuentra a su hermano 17 años después

Por Anayeli García Martínez, enviada
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Cerca de las 8 de la noche del sábado 22 de noviembre, Leonila Guerra abrazó por primera vez desde hace 17 años a su hermano Oswaldo Guerra, migrante hondureño localizado por la X Caravana de Madres Centroamericanas “Puentes de Esperanza”, que recorre el país desde el 20 de noviembre y concluye el próximo 7 de diciembre.
 
En un encuentro de pocas palabras y muy lejos de su natal Honduras, Leonila y Oswaldo se volvieron a encontrar, esta vez en el Parque Independencia de este puerto del estado de Veracruz, donde fueron acompañados por las familias, madres, esposas y hermanas de otros migrantes desaparecidos.
 
Rodeados de cámaras en una plaza repleta de familias que paseaban por el lugar, los hermanos sólo pudieron permanecer fundidos en un abrazo, susurrar algunas palabras al oído, y permanecer quietos ante el conglomerado de medios de comunicación que atestiguó el momento.
 
Este reencuentro es un logro más de las caminatas de madres de migrantes desaparecidos que a lo largo de 10 años de caravanas hacen posible que la gente se decida a ayudar.
 
En esta ocasión una mujer buscó a los organizadores para dar información sobre una persona migrante que radicaba en México. Esa persona era Oswaldo.
 
En 1997, él salió de su casa, en la aldea Cerro Blanco, municipio de Rosario, en el departamento hondureño de Comayagua, rumbo a Estados Unidos. Su sueño era salir de la pobreza de su hogar donde, dijo, ni siquiera había teléfono para hacer una llamada. Esa fue la razón para no comunicarse con su familia durante estos años.
 
Oswaldo llegó a vivir a Veracruz hace 17 años; allí fue donde conoció a Claudia Herrera, quien hace unos meses envió un mensaje al Facebook del Movimiento Migrante Mesoamericano, donde escribió que conocía a un migrante hondureño que desde que salió de su país no pudo comunicarse con su familia.
 
El Movimiento se dio a la tarea de investigar. Contactó a la mujer y así descubrió que este hombre de más de 40 años vivía en Xaltipan, Veracruz. Acudió a ese municipio y se entrevistó con él, quien decidió grabar un mensaje en video para su familia.
 
Este grupo logró llegar a Honduras, contactó a Leonila y la convenció de venir en esta caravana. Ella recibió a Oswaldo y su esposa. Los padres de estos hermanos murieron antes de poder darle un abrazo. Leonila piensa que murieron con la tristeza de no volver a ver al hijo desaparecido.
 
Ante la pobreza y la falta de recursos para hacer una búsqueda exhaustiva, Leonila y su madre se avocaron a la oración para pedir por el hombre que creyeron muerto, pero que en realidad se vio obligado a quedarse en Veracruz y emplearse como trabajador de la construcción todos estos años.
 
En medio del tumulto, los hermanos caminaron juntos, con cierta incomodidad declararon estar felices. Caminaron y se alejaron. Ellos ahora tienen que repasar sus vidas mientras el resto de la caravana continua su camino por Veracruz, entidad que forma parte de la ruta migrante en el tren de carga conocido como “La Bestia”.
 
14/AGM/RMB

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