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¡Basta de acosos!

Por Teresa Mollá Castells
CIMACFoto: César Martínez López

Me parece impresentable el acoso al que someten algunas personas, gente defensora de la pseudo teoría queer, a feministas. Personas que se han caracterizado por su defensa a ultranza de los derechos de personas homosexuales, transexuales e intersexuales.

De verdad que me cuesta creer que, en los tiempos en los que vivimos estas cosas sigan ocurriendo con personas con demostrada trayectoria de la defensa de los Derechos Humanos de todas las personas, más allá de su orientación sexual.

Descubro, ojiplática, que la gente que defiende esa pseudo teoría no se contenta con inundar las redes sociales cuestionando el feminismo radical (el que va a la raíz de los problemas que originan las desigualdades, o sea el género y que desea abolirse por el feminismo), sino que además se han institucionalizado a través del elemento político que debería defendernos a las mujeres ya las criaturas: el Ministerio de Igualdad.

La ministra llora el 25N, pero da alas a quienes pretenden borrarnos a las mujeres y a nuestros problemas específicos como mujeres.

No somos seres gestantes. Ni “privilegiadas cis”. Ni “vulvas parlantes”. Ni un largo etcétera. Somos MUJERES, nacidas mujeres, y criadas, desgraciadamente en muchos casos, como mujeres. Nuestro sexo es el de mujer y somos muchas las que no queremos renegar de él.

Vengo de luchas sindicales y políticas en las que siempre he defendido los derechos de las personas, trabajadoras o no, que fuesen homosexuales, transexuales o intersexuales. Cuando se aprobó el matrimonio igualitario, su defensa a ultranza me costó la relación con una persona a la que, a pesar de la distancia, sigo queriendo.

Pero todo ello y la defensa del NO BORRADO DE LAS MUJERES, no nos convierte en tránsfobas. Somos feministas y el feminismo incluye la defensa de los derechos de todas las personas.

Llamarnos tránsfobas, es hacerle el juego al patriarcado y, por tanto, es misoginia en estado puro. Es buscar la consolidación de un deseo para que se convierta en ley en detrimento de la mitad de la población que somos las mujeres. Es, también despreciar, a esa mitad de la población que somos las mujeres en aras no se sabe muy bien qué. Mejor dicho, sí se sabe. Y se persigue. De ahí el rechazo a la respuesta feminista de evitar a toda costa el borrado de las mujeres. Y, también de ahí mismo, el desprecio a las teóricas feministas y a todo su discurso que pone en jaque la pseudo teoría que se defiende por quienes nos llaman tránfobas.

No lo somos. Sencillamente somos feministas que abogamos por la equidad entre mujeres y hombres. No buscamos nada más. Pero tampoco nada menos. Y, por lo visto, eso escuece a alguna gente.

Me entero del acoso a la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Nuria Parlón, por defender los postulados feministas. Pero Nuria no es la única. Paula Fraga ha sufrido una campaña terrible en recientes semanas y otras compañeras feministas a quienes puedo o no conocer, pero que la han sufrido como la también histórica feminista Lidia Falcón. Y solo desde el feminismo las hemos apoyado. ¿Dónde queda la defensa de la ministra de igualdad o de sus altas directivas del Ministerio ante estos acosos?. Silencio. Solo silencio y nada más. ¿Dónde queda la voz de la directora del Instituto de Igualdad?, ¿La de la responsable contra las violencias machistas? ¿O acaso estas violencias no las consideran de este modo porque no siempre vienen de manos de hombres, pero son inspiradas por la misoginia y el patriarcado? porque de eso no hay duda.

Decepcionada y mucho con la actitud de este Ministerio que busca solucionar deseos y darles forma de leyes pero que se aleja del feminismo con una tradición de cientos de años y que busca, sencillamente la igualdad entre mujeres y hombres. Ni más, ni menos. Que no es poco, por cierto.

Negar el sexo de las mujeres es, sencillamente, negar a la mitad de la población mundial. Negar que el género es el origen de las desigualdades y el origen de las opresiones de las mujeres es negar una evidencia histórica.

Dar rango de ley a los deseos de un lobbie cercano al Ministerio de Igualdad por intereses políticos confesables o inconfesables es, desde mi punto de vista, negar la lucha feminista y sus logros históricos de los cuales se benefician incluso, quienes los niegan ahora.

Todo mi apoyo a aquellas compañeras y hermanas en el feminismo que sufren este acoso por parte de quienes niegan el sexo y afirman el género y que, por tanto, pretenden borrar a las mujeres y los logros del feminismo.

Y por supuesto, basta ya de acosos a las feministas. Y también basta ya de pretender borrar a las mujeres porque somos algo más de la población mundial, les guste o no.

El camino de las violencias nunca fue un camino exento de peligros. No llevemos las violencias machistas hacia las feministas favoreciendo así el patriarcado y caminando así hacia un grado de enfrentamiento que pueda llegar a puntos sin retornos. La historia nos muestra que ese no es el camino.

Señora ministra busque complicidades que permitan encuentros y no desencuentros. Y, por favor, desactive los acosos hacia las feministas que, entre otras cosas, la ayudaron a estar donde está.

20/TMC/LGL

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