Hermosillo, Son. Liliana Chávez Díaz, es una investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, viajante contumaz, que no olvida cronicar sus viajes y estancias en otros países para disfrute de quienes la hemos leído en sus redes sociales.
Por formación académica, por placer, por curiosidad, por investigación, Liliana ha conocido alrededor de veinte países, de los cuales cuatro la han albergado como residente por diversos periodos, incluso años, por razones académicas.
Originaria de Hermosillo, Sonora, Liliana estudió ahí las carreras de Literaturas Hispánicas y Periodismo al mismo tiempo, en dos distintas universidades, por lo que cuenta con ambas licenciaturas. Quién mejor que ella para hacer el análisis sobre las escritoras latinoamericanas que narraron sus viajes en textos y al que ahora podemos acceder en «Viajar sola».
En entrevista para Cimacnoticias la autora nos compartió la ruta y el proceso que siguió para llegar al libro que ha sido publicado por la Universidad de Barcelona. “Viajar sola” es el resultado de una investigación en su estancia posdoctoral durante el tiempo que estuvo adscrita en la maestría de Literatura mexicana contemporánea, en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, financiada por Conacyt.
“Viajar Sola” es su primer libro, pero adelantó que publicará próximamente otro libro con los resultados de su tesis doctoral en donde aborda la relación entre Periodismo y Literatura.
Como integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Liliana obtuvo una beca para realizar el estudio. Desde su planteamiento, la investigación de dos años se proponía concluir en un libro, una de las opciones que ofrece la beca. Es una investigación literaria académica cuyo objetivo era analizar las distintas formas en que las mujeres latinoamericanas han representado su experiencia de viaje a través el lenguaje escrito, en género no ficción.
Durante sus estudios de maestría y doctorado, Liliana Chávez se especializó en la relación entre Periodismo y Literatura, y en los géneros llamados de no ficción en general. Son aquellos basados en hechos reales y que también son literatura, pero que no han sido tratados con tanta atención por la crítica literaria, pues ésta se enfoca más a la ficción, es decir novela o cuento, entre otros.
Su interés era explorar los géneros privados. En su doctorado a través de las crónicas analizadas concluyó que incluía muy pocas mujeres cronistas. Y no es que ella no quisiera incluirlas, sino que había pocas que cumplían con el perfil que se propuso para ese fin específico, explicó.
Al platicar con las autoras a las que entrevistó, encontró que estas consideraban que no es tan fácil que las escojan de un día para otro, para desplazarse a cubrir hechos en otros lugares, en relación a los hombres a los que se les propone esa tarea con mayor facilidad.
Particularmente cuando se trata de acudir a algún asentamiento aislado en donde puede haber violencia, o peligro inminente, para las mujeres no es tan sencillo realizarlo por el riesgo potenciado o incluso tener un proyecto de largo aliento de crónicas de viaje, al ser un riesgo desplazarse, o ser diferente en otro lugar.
De ahí surgió la inquietud de saber qué significa para una mujer viajar. Eso la llevó a explorar que, si bien es cierto que no hay tantas crónicas de mujeres contemporánea, la mayoría de las mujeres en el siglo XIX viajaban por acompañar al esposo, quien en ese momento debía desplazarse.
Pocas viajaban solas, de ahí la búsqueda del significado para las mujeres latinoamericanas de viajar sin compañía masculina o que el móvil no sea acompañar a un hombre.
Entre las fuentes primarias a las que acudió se encuentran cartas y diarios en donde las autoras sí escribían sobre los desplazamientos, sobre su experiencia de viaje, pero no necesariamente lo publicaban. Se lo contaban a alguna amiga, a algún familiar o a su pareja.
Para Liliana Chávez Díaz, autora de “Viajar Sola” es importante rescatar la historia literaria de las mujeres, pues parecería no haber tanta literatura de mujeres de tal tema, pero también depende del enfoque que le demos o el tiempo que le dediquemos a explorar los archivos, comenta.
Por otra parte, quiso tomarse el tiempo para hacer énfasis en que tal vez no se haya publicado tanto sobre la experiencia de viaje de las mujeres como crónica, pero sí hay otros géneros de no ficción en los que las mujeres pudieron representar ese viaje. Profundizó en que más allá de la discusión sobre las fronteras entre un género y otro, le interesaba relacionar la experiencia de viaje en sí.
Qué significa para una mujer desplazarse en la cultura latinoamericana, que es particularmente machista y misógina, en la que hasta las agencias de viaje y las guías internacionales recomiendan a las mujeres que viajan hacia América Latina que no viajen solas o que viajen con mucho cuidado, explica.
Hay un tipo de preocupación, todavía en el siglo XXI causa sorpresa que una mujer se desplace sola. Tal vez por ello no logró identificar ese tipo de crónicas de recreación del siglo XX, lamentó. Es por ello que rastreó en otras formas de relato.
Los viajes que analizó van de los años sesentas y setentas, hasta el año 2000, pero la mayoría de los textos fueron publicados en los años noventas o 2000. En sus crónicas algunas recuerdan los viajes que hicieron cuando eran jóvenes, pero los escribieron después y se publicaron en formato de memorias.
Ejemplificó el caso de Rosario Castellanos, quien se movilizaba por razones de trabajo, al igual que la mayoría de las mujeres de las que analiza sus textos. Se desplazaban por trabajo, pero eran mujeres excepcionales. O sus vidas eran excepcionales para la mujer de su época, opina.
Refirió que Rosario viajaba sin el esposo, con su hijo y casi siempre con la nana. No es que viajara sola, pero viajaba sin el esposo. Y que haya podido hacer una carrera independiente al esposo, era una posición política fuera de la norma.
En el caso de Elena Garro, de quien analiza “Memorias de España en 1937”, las publica en los noventas poco antes de morir, recuerda un gran viaje a Europa. Ese viaje lo hizo acompañada de Octavio Paz cuando se acababan de casar. Recuerda con mucho humor cómo se comportaban los intelectuales. Después ella se volvió una mujer nómada, después de separarse. “Viajar sola” está a la venta en versión electrónica y próximamente en librerías.
Reseña de la editorial
¿Adónde viaja una mujer que escribe y sobre qué escribe una mujer que viaja? En sociedades patriarcales y conservadoras, el desplazamiento del cuerpo femenino connota peligro y rebeldía. A pesar del auge actual de la crónica de viajes, la necesaria condición de libertad que requiere este tipo de escritura ha dificultado la incorporación de mujeres a la lista de estos grandes libros, hasta hace poco de autoría mayormente masculina y occidental. Viajar sola invita a repensar la narrativa de viajes de los XX y XXI considerando las diferencias de género. Mediante una investigación transdisciplinaria, la autora identifica manifestaciones particulares en crónicas y en otras obras de no ficción menos estudiadas, como las memorias, los diarios y las cartas, en las que las escritoras han dejado huella de sus identidades nómadas.
Semblanza Curricular
Liliana Chávez Díaz es doctora en Literatura Hispánica por la Universidad de Cambridge y
máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Especialista en literatura latinoamericana de los siglos XX y XXI, ha publicado artículos de investigación sobre periodismo literario, crónica, narrativas transmediáticas, cultura visual y literatura de mujeres. Ha sido académica visitante en la Universidad de Columbia, la Fundación Tomás Eloy Martínez y el Instituto Ibero-Americano de Patrimonio Cultural Prusiano. Como periodista, ha sido premiada por la Fundación Ealy Ortiz, Conservación Internacional y la Fundación Avina.
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