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Diario de madres de presos políticos: Segunda y última parte

Managua, Nic. En Nicaragua, los organismos de Derechos Humanos cuentan más de 120 presos por razones políticas. Estas personas sufren tras las rejas y también sus progenitoras afuera. En días feriados, y normales, las patrullas vigilan a los opositores a Daniel Ortega. Tres madres narran el calvario que vivieron durante las festividades de navidad de 2020 y año nuevo 2021, debido al hostigamiento policial.

Martha

En carretera vieja a León, se encuentra Martha del Socorro Ubilla. Tiene 60 años de edad, es madre soltera, vive en el barrio Raúl Cerna. Es trabajadora del hogar y actualmente desempleada, estuvo presa durante nueve meses en 2018, el mismo tiempo que su hijo Marvin Castellón de 23 años. Salieron de la cárcel en 2019 bajo la Ley de Amnistía, pero su hijo fue recapturado el 23 de marzo de 2020.

Martha también decidió exponer sus vivencias en algunos días de diciembre de 2020. De acuerdo con su testimonio, es víctima de asedio esporádico de parte de la Policía, aunque señala que siente vigilada de una u otra manera hasta por algunas personas del barrio.

8 de diciembre, la petición a la virgen

Martha: Es el día de la Conchita, la inmaculada Concepción de María, me invitaron al Rosario, donde la vecina, pero no podré ir, le pediré hoy a la Virgen que mejore mi salud ya que siempre le rezo en silencio en mi casa, antes yo celebraba La Purísima, pero ahora no puedo. Voy a limpiar la casa y hacer algo de comida.

Me siento mal, estoy padeciendo de problemas en el corazón y la presión se me sube junto con el azúcar, sobre todo cuando pienso en lo duro que es la cárcel y que mi hijo sigue allá sufriendo injustamente. Hoy que veo mucha gente reunida con sus hijos en sus casas celebrando la Purísima, me hace falta Marvin, él me ayudaba con mis hijas a celebrar la Purísima, a arreglar el altar y a repartir las cosas.

El día se pasa rápido, ya es de noche, son casi las siete, ni pude salir, creo que lo haré mañana, tengo que ir a comprar unas cosas y a visitar unas amistades, ojalá no me persigan los paramilitares.

En estas horas es cuando más me acuerdo de mi hijo, sobre todo cuando veo en el cuarto la imagen de la virgen María. Cómo la estara pasando allá adentro de la cárcel, sin poder salir, sin comer bien, y para rematar, parece que allá viene una patrulla, mejor me alejo de la puerta, los hombres esos, están viendo para acá adentro.

Mejor voy a cerrar y voy a ver televisión. Tendrán que aburrirse y que se vayan.

Martha del Socorro Ubilla

23 de diciembre. Recordando la detención de Marvin

Hoy me siento mal de nuevo. Esta mañana me estoy acordando que se cumplen 10 meses de que la Policía vino a la casa, que entraron a la fuerza y sacaron a mi hijo como a un ladrón a empujones.

Realmente pensé que esa pesadilla iba acabar pronto, pero el tiempo sigue avanzando, ya casi un año y sigo en las mismas. Dios quiera que Marvin vuelva pronto a la casa.

Allí se oye una patrulla, seguro vienen de nuevo a ver si estoy acompañada, ellos se imaginan cosas, ni me puedo reunir con algunas amistades o familiares, porque ya nos asedian, creen que planeamos alguna protesta Azul y Blanco y con toda razón la haría, pero no quiero que después la agarren contra mi pobre hijo, hasta flaco me lo tienen, la última vez que fui a visitarlo lo miré como que ha bajado hasta 20 libras. Que Diosito me lo proteja.

Como a esta hora a las 8 de la mañana del 23 de marzo vinieron unos hombres vestidos de civil a mi casa, me acuerdo que llegaron de forma amistosa preguntando por el papá de mi hijo, mi ex pareja. Me acuerdo que ese día fue mi hijo que inocentemente los atendió, esa plática no se me olvida, yo estaba en la cocina y oí todo.

“–Buscamos a tu papá — no– dijo mi hijo– Mi papá no vive aquí.

Le pidieron un número de teléfono a él, porque le propusieron trabajar entregando a los chavalos Azules y Blancos (opositores), a todos los líderes que conociera, yo digo que para ir a matar.

Entonces, mi hijo se negó, les dijo que ese tipo de trabajo de sapo o de soplón no lo haría. Yo creo que a ellos eso les dolió que mi hijo les dijera no hacerlo.

Martha y su hijo Marvin

Más tarde al mediodía vino una patrulla llena de policías, se bajaron como locos y entraron casi corriendo a la casa sin ni siquiera dar las buenas tardes, algunos de ellos sin capuchas y otros encapuchados que estaban en las patrullas. Yo les salí al frente y les pregunté qué querían en mi casa, la cual es bien sencilla, muy humilde, el piso es de tierra y tenemos un cerco de alambres, hasta los perros se alborotaron cuando los policías se metieron, y sólo me dijeron «entréganos a Marvin que va de viaje con nosotros». Eso jamás, les dije, pero mi hijo estaba cerca en el cuarto en short y en chinelas escuchando música cuando inmediatamente entraron y lo sacaron a empujones. Yo les gritaba que lo soltaran que no era ningún delincuente, pero ni caso me hicieron, me dejaron un sólo desorden, todas mis cosas dentro de mi casita patas para arriba.

Foto cortesía de Martha del Socorro Ubilla

Hoy siento un profundo vacío, debido a la ausencia de mi hijo. Mi hijo me está haciendo mucha falta hoy, porque siempre ha estado conmigo, no se separaba de mí.

31 de diciembre. Humillada en La Modelo

Hoy 31 me alisté temprano para ir a visitar a mi hijo a La Modelo. Nos habían dicho que los podíamos ver por ser el último día del año, pero fui de balde (en vano). Yo visito a mi hijo dos veces al mes.

Ya estoy de regreso en la casa, gracias a Dios hoy no he visto a la Policía, pero me siento con la mayor desilusión ya que no pude ver a mi hijo, esperé más de 3 horas sin poderlo ver, y lo peor es que este mes hubo indultos, nos decían que estuviéramos atentas que iban a salir muchos presos, pero qué va, sólo salieron delincuentes, mi hijo nada.

He sido víctima de grandes humillaciones, tanto de gente allegada al gobierno como de la Policía sandinista y la Policía del sistema, por ser madre de un preso político nos tratan mal, nos dejan de último y nos miran como animales.

Yo vivo presa política encerrada en mi propia casa, es cierto que no estoy en una celda, pero estoy encerrada en mi casa. Yo no puedo salir libremente porque ya me siguen o paramilitares o me siguen los policías, aunque no me detienen, me vigilan cada paso que doy.

Al comienzo de que mi hijo cayó preso, venían dos patrullas, una se parqueaba en la esquina de la otra manzana y la segunda patrulla por delante de mi casa, además los paramilitares qué están haciendo como que están cobrando, ofreciendo, pero son paramilitares.

Esos me han seguido inclusive hasta haciendo compras de mis verduras en el mercado. Ni la Purísima pude gritar el 7 porque capaz ellos mismos se vienen a meter los paramilitares y me asaltaban en mi propia casa.

Son como cuatro veces a la semana que vienen los policías, pero el asedio civil la persecución es permanente. Producto de eso, he estado completamente nerviosa, me siento cada vez peor de salud.

1 de enero de 2021. Las torturas marcan la vida

Hoy que comienza el año, me siento igual de mal, con mi pensamiento en las celdas, aunque hoy no he visto patrullas ni paramilitares, seguro que si salgo ya van estar allí, pero lo que siempre me preocupa es cómo estará mi hijo.

En 2018 cuando me llevaron al Chipote junto a mi hijo fui víctima de insultos y apretones en las manos con las esposas, también fui testigo de los golpes y tortura psicológica que le dieron a mi hijo, cuando le gritaban y le ponían la pistola en la cabeza, eso nunca lo voy a olvidar y eso me sigue preocupando.

Mi hijo bien sabe cómo yo me expongo y me voy a exponer hasta verlo libre, no sólo a mi hijo, sino a todos los presos políticos y presas que hay, porque yo fui también encarcelada y sé lo que es estar ahí en esas mazmorras, en donde yo sufrí vejámenes, que ni mis comidas entraban, ni botella de agua, ni mis medicamentos.

Estoy esperando en Dios– sólo en Dios– confío en él que mi hijo va a salir, junto a la par de los otros muchachos que están allá.

“He quedado sola, mis hijas no me visitan por miedo de entrar a la casa y ya no poder salir por la Policía o los paramilitares. No le trabajo a nadie, pero me regalan una tarjeta para comprar comida, con la que medio resuelvo.

A veces llamo a personas, amistades a pedirles y me ayudan con 50 con unos 100 pesos. Pero no todo el tiempo porque me da pena. Un trabajito no puedo tener porque un día amanezco asediada y ya no salgo por temor.

El papá de mi hijo es excarcelado político también. Seguro por eso a él lo buscaba la Policía en mi casa. Él nunca ha vivido con nosotros, pero de vez en cuando visitaba a mi hijo. Ahora está fuera del país se tuvo que ir, está exiliado porque el asedio era constante en su casa.

Vendió una casa para que no lo asediaran y dieron con él a donde él estaba. En fin, no he tenido una despedida de año como quería, ni creo tampoco tener un año nuevo feliz con mi hijo, es un calvario.

Le quiero decir que el gobierno dice que nosotros las madres sí andamos jodiendo, sí vamos a joder y a joder, hasta que nuestros presos estén libres, verlos en nuestras casas. Además, pido y seguiré pidiéndole al señor que le dé sabiduría a este gobierno tan duro que tiene su corazón de que nos entreguen a nuestros hijos, porque ya no soportamos nosotras las madres estar sin ellos.

Tras una historia viene otra

El 8 de febrero de 2021, la casa del Comité de Familiares de Presos Políticos, que aglutina a 200 madres de excarcelados y de presos, ubicada en una zona céntrica de Managua, fue rodeada por la Policía, cuando llegaron 25 madres de presos políticos para recibir mochilas con útiles escolares destinadas a los vástagos de presos políticos.

Brenda Gutiérrez, Coordinadora del Comité, narró lo ocurrido para este reportaje.

-Ya es casi mediodía se escucha ruido de varios vehículos, es la Policía, otra vez viene a asediarnos, voy a ver afuera, mejor no salgo, son al menos tres patrullas, hay policías con dos perros y veo que unas mujeres policías, como cuatro, se pusieron en el portón de salida.

Hemos pasado horas de pánico con las madres, ellas tienen miedo pero también se quieren ir, no pueden quedarse, sus familias están preocupadas, la Policía sigue allí enfrente y son las 5 de la tarde.

Vamos a ir saliendo en grupos de 4 ó 5, las vamos acompañar allí afuera, hemos llamado unos carros de amigos taxistas para que las lleven a las paradas de buses más céntricas, tenemos listo desde adentro un celular para grabar por cualquier cosa.

!Dejen pasar a las madres, no están haciendo nada malo, no llevan armas! Vean, son las mochilas con cuadernos para sus nietos. ¿Por qué les toman fotos? ¡ellas no han cometido delitos, váyanse mejor de aquí! le dijo Brenda a los policías.

A las ocho de la noche, finalmente salieron las últimas cinco madres que quedaban, hasta iban temblando de nervios. Estuvimos secuestradas por horas, pero los carros particulares que llamamos por teléfono nos ayudaron, no todos los choferes se arriesgan a venir cuando saben que hay policías en la mera entrada de la casa porque les toman fotos a ellos y a los vehículos, además les piden todos sus documentos y les quieren inventar multas, aunque sólo vengan rápido a traernos. Gracias a Dios no paso a más.

La verdad que aunque no se llevaron a ninguna madre detenida, lo que pasó hoy nos hace más fuertes, nos dan más argumentos para denunciar las anomalías que estamos sufriendo, nos da unidad, todas nos sentimos unidas en momentos como estos, nos hace estar más pendiente de lo que está sucediendo. Terminó contando Brenda.

Inseguridad en Nicaragua

En diciembre pasado la Policía dispuso de 14 mil efectivos con más de 3 mil medios de transporte para el plan de seguridad en ese mes.

Sin embargo entre el 31 de diciembre de 2020 y el 1 de enero de 2021, recibieron 222 denuncias por diferentes delitos, según reportó la Policía a medios oficialistas.

En el anuario 2019, el más reciente de la Policía, se informa que recibieron 97 mil 648 denuncias por delitos como homicidio, asesinatos, distintos tipos de robo, violaciones y faltas. Por lo que en diferentes partes tanto en 2019 como en 2020, la ciudadanía fue víctima de la inseguridad, mientras una gran cantidad de policías con sus medios de transporte fueron usados para asediar a las madres en diciembre de 2020.

Los familiares de las y los presos políticos y especialmente las madres, sufren daños psicológicos cuando son asediadas por la policía o por civiles, eso les puede provocar miedo, ansiedad, angustia, el terror de no saber qué va a pasar con sus hijos, incluso esa situación los conduce a replantear sus vidas, explicó la psicóloga Alba Rony.

“Algunas madres o familiares cambian de casa, otras se van del país, aunque eso no resuelva de fondo. Lo importante aquí es mantener la calma, hacer ejercicios de respiración, no caer en el pánico, buscar ayuda profesional”, dice la especialista.

Policía la más denunciada en 2020

El informe anual de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) uno de los organismos independientes que aún sobrevive en el país, registra un total de mil 622 denuncias entre el 1 de enero al 30 de noviembre de 2020, en la cual 48 por ciento de las denunciantes, es decir cinco de cada diez denuncias son interpuestas por mujeres y la institución más denunciada es la Policía Nacional.

Siete de cada 10 denuncias recibidas en la CPDH fueron en contra de la misma institución, a quien señalan de asedio, amenazas, persecución, y abuso de autoridad, en contra de opositores y familias de presos políticos.

La gran cantidad de violaciones a los Derechos Humanos de las denunciantes se han registrado en Managua, seguido de los departamentos de Masaya, Matagalpa y Jinotega, indicó el informe del organismo de Derechos Humanos.

Las madres o cualquier familiar de un preso político, goza de todos sus derechos constitucionales, pero al ser acosados por la Policía y al impedirles realizar sus actividades cotidianas o interferir, les violentan una serie de Derechos Humanos ,explicó la abogada de la iniciativa jurídica Acción Penal, Eilyn Cruz.

Las madres de los presos políticos no están sujetas a ninguna acción penal en su contra por sus hijos o hijas, por lo cual se les violenta el derecho a la libertad de expresión, a la libertad de movilización, el derecho a la salud si requiere ser atendida por un médico y a tener paz y seguridad en su casa, señaló la abogada.

“A la Policía Nacional no le compete bajo ninguna circunstancia ni con su ley orgánica, ni conforme al Código Procesal Penal ni la Constitución, asediar bajo ninguna circunstancia a ningún familiar de ningún preso político llámese padre, esposo, hijos, o sea ellos no tienen ninguna facultad de estar ni persiguiendo ni asediando, porque estas personas no están siendo sujetas, no tienen ninguna acusación en su contra, ni tienen ninguna medida cautelar a cual ellos le estén dando seguimiento”, explicó Cruz.

Consultamos mediante un correo enviado a la Oficina de Relaciones públicas de la Policía Nacional, la posibilidad de una entrevista o que respondieran a las denuncias del asedio a las madres de los presos políticos, pero no contestaron el mensaje del correo.

Qué hacer ante el asedio

El Comité de Familiares de Presos Políticos recomienda a las madres levantar las evidencias del asedio y reportarlo al Comité, lo cual permitirá documentar el caso y levantar la denuncia nacional e internacional, así como la denuncia pública ante los medios de comunicación.

La abogada Cruz sostiene que se puede presentar un Recurso de Exhibición Personal ante los Tribunales por el hecho de que la persona se sienta amenazada.

También se puede presentar otra denuncia ante el Ministerio Público en contra de la Policía, por los presuntos delitos de abusos de autoridad en sus funciones o por el incumplimiento en sus deberes.

“Estos delitos están tipificados en el Código Penal y para efectos de documentar un caso se podría interponer una denuncia para ver eventualmente si la Fiscalía investiga, aunque dudamos que en la práctica lo van a realizar, pero sí, queda documentada la omisión de parte del órgano acusador”, insistió la abogada.

Sin embargo, pese a que ella explicó la ruta de la legalidad, una parte del poder judicial está integrado en su cúpula por militantes del partido de gobierno. Lo mismo la Policía, cuya actuación ha sido documentada por Estela Rodríguez, Claudia Arana y Martha Ubilla, madres de presos políticos.

Lamentablemente lo que denunciaron las madres de presos políticos, evidencia el patrón de conducta misógina y machista del Estado y la sociedad nicaragüense, señaló la feminista Juanita Jiménez.

El hecho de ser mujeres, madres y empobrecidas, las ubica en un patrón de desprecio machista, incluso se observa en el modo de vida, cómo son vistas y tratadas por el Estado y por la misma sociedad que fomenta conductas agresivas en contra de las mujeres, explicó Jiménez. Agregó la importancia de acompañarlas y denunciar las violaciones a sus Derechos Humanos.

*Esta es una alianza periodística que documenta el asedio a las casas de las madres desde diciembre pasado

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