Ciudad de México.- Durante 2021, en sólo tres meses cuatro mujeres periodistas fueron asesinadas por hombres armados que afirmaban ser de la agrupación terrorista ISIS y más de 300 mujeres han sido expulsadas de una pequeña comunidad de periodistas durante el primer semestre del año, de acuerdo con un registro de la Alianza Global de Medios y Género (GAMAG).
Este 15 de agosto, grupos talibanes (ultraconservadores y armados) tomaron el control de Kabul, capital de Afganistán, mientras que el presidente, Asharaf Ghani, abandonó el país y Estados Unidos retiró sus tropas.
Ante el regeso de los talibanes, el movimiento feminista en todo el mundo alertó sobre un posible retroceso para los derechos de las mujeres afganas, quienes hace dos décadas también fueron sometidas por el regimen talibán sin que hasta ahora hayan conseguido sobreponerse totalmente a las violaciones a sus Derechos Humanos que vivieron entonces.
La Alianza Global de Medios y Género (GAMAG) emitió un comunicado para manifestar su preocupación por la situación de las mujeres, en particular de las trabajadoras de los medios de comunicación y las periodistas, ya que según el informe preliminar de GAMAG para Afganistán, «Incorporando la perspectiva de género en los mecanismos de protección de periodistas», 2020 fue el peor año para estas profesionales con 112 incidentes de violencia contra periodistas, entre ellos siete asesinatos.
De acuerdo con GAMAG, los grupos insurgentes, como los talibanes, constantemente han censurado a las mujeres que han ganado voz en el espacio público. En solo tres meses en 2021, cuatro mujeres periodistas fueron asesinadas por hombres armados que afirmaban ser del ISIS y, durante los recientes seis meses, más de 300 mujeres han sido expulsadas de una pequeña comunidad de periodistas.
Esto ha repercutido en el derecho de las mujeres a comunicar e informar. El 8 de marzo de 2021, el Comité de Seguridad de Periodistas de Afganistán (AJSC) informó de una caída del 18 por ciento en el número total de mujeres periodistas en Afganistán durante los seis meses anteriores.
Frente al retorno de los talibanes a Afganistán, la GAMAG hizo un llamado urgente a los gobiernos del mundo, las Naciones Unidas, en particular el Consejo de Seguridad, y la comunidad internacional, a fin de que faciliten y aceleren la evacuación de mujeres periodistas de Afganistán para salvar tantas vidas como sea posible. Entre las acciones más urgentes, señalaron, están garantizar las visas de emergencia, la ayuda urgente para abordar vuelos o unirse a convoyes para salir del país, así como la concesión de asilo.
“Las mujeres periodistas son el objetivo de los insurgentes no solo por ejercer su derecho humano a comunicar, sino también por ser mujeres pioneras en una sociedad por lo demás patriarcal”, declaró.
Afganas intentan huir de Afganistán
A un día de la toma de los talibanes, familias enteras han buscado huir de Kabul, lo que ha ocasionado un colapso en los aeropuertos. Esto es así porque durante el primer régimen del grupo extremista, que ocurrió entre 1996 y 2001, las mujeres afganas vieron soslayados todos sus derechos.
El pasado 8 de mayo, el diario digital español elDiario.es publicó una carta enviada por un grupo de 12 mujeres (Sara, Amina, Roya, Marjan, Elham, Tamana Begum, Sahar, Safia, Hava, Angela, Khatera y Fatima) provenientes del Herat, una ciudad afgana.
En esta misiva, las mujeres advirtieron que su ciudad sería su cárcel, toda vez que los talibanes la controlaban y habían cerrado la frontera con Irán.
“En las zonas ya definitivamente controladas por los talibanes han cerrado 176 escuelas. Se ha prohibido el acceso de las niñas a la educación, y muchas de ellas son casadas a la fuerza a partir de los 15 años. Se reparten a las mujeres como botín de guerra, las violan y las azotan en público por sorprenderlas sin burka. Mientras, los niños son reclutados a la fuerza como soldados. Ese será el destino que nos espera si cae en sus manos nuestra ciudad”, explicaron.
Entre los testimonios de cada una que se recogen en la carta, una de las mujeres, identificada como Sara, explicó: “Estoy muy preocupada por mis tres hijas. No tenemos sitio al que huir. La gente nos dice: ‘Cuando los talibán tomaron los distritos de Saighan y Kahmard, entraron en todas las casas por la fuerza y contaron el número de vestidos para saber cuántas mujeres vivían en cada casa’. Cuentan que los talibán se llevan a las mujeres y a las niñas a la fuerza. Prefiero que mis hijas mueran de una manera digna antes de que caigan en sus manos”.
De acuerdo con lo que ha documentado la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA, por sus siglas en inglés) algunas de las restricciones impuestas por los talibán a las mujeres han sido la completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares, sólo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul; completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su padre, hermano o marido; prohibición de cerrar tratos con clientes masculinos; prohibición de ser tratadas por doctores masculinos; o prohibición a las mujeres de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa.
Además, se les exige llevar un largo velo (burka), que las cubre de la cabeza a los pies, bajo la amenaza de recibir azotes, palizas y abusos verbales a quien no vista así, entre otros castigos y prohibiciones.
De acuerdo con datos publicados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 80 por ciento de las cerca de 250 mil personas afganas que se han visto obligadas a huir desde finales de mayo son mujeres y niños.
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