Ciudad de México.- Brenda Liliana Lobo Silva tenía 39 años, era licenciada en administración y trabajaba como contadora; por tres años vivió en unión libre con un hombre que meses antes había sido su terapeuta de pareja. Él la agredía física y verbalmente. Ella lo denunció ante las autoridades sin obtener respuesta ni seguimiento. En julio de 2019 la violencia se agudizó y Brenda Lobo fue víctima de un feminicidio.
El caso ha provocado indignación en Tijuana, Baja California, donde Brenda vivía; también ha abierto el debate sobre la violencia psicológica experimentada por una mujer que es maltratada, misma que le dificulta salir de una relación donde se vulneran sus derechos.
Antes de conocer a su presunto feminicida, el psicólogo Daniel Vázquez Montaño, Brenda Lobo estuvo casada. Llegó junto a su ex esposo al consultorio del mismo terapeuta que meses después violaría el código de ética profesional y la invitaría a iniciar una relación con él para luego vivir juntos.
Los meses pasaron y la contadora comenzó a sufrir violencia, razón por la que dejó a Daniel por primera vez en 2016 y en una segunda ocasión en 2018. En ambas situaciones Brenda Lobo denunció al psicólogo; sin embargo, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Baja California no investigó los hechos, con la justificación de que ella desistió del proceso y regresó a vivir con Vázquez Montaño.
En 2019 la violencia escaló y Brenda fue asesinada. El domingo 30 de junio, la mujer de 39 años habló con una amiga y le dijo que su pareja estaba molesto debido a que la vio maquillándose para salir con unos amigos; para “contentarlo”, Brenda salió por unas cervezas, pero al volver a su departamento –ubicado sobre la casa de la madre de Daniel– se perpetró el feminicidio.
Poco después de la media noche, la madre del psicólogo escuchó ruidos y al salir de su casa descubrió que Brenda estaba tirada en el patio. Cuando los servicios de emergencia llegaron, preguntaron qué había sucedido y Daniel mencionó que la mujer “estaba buscando a su gato”, pero no pudo explicar si Brenda se encontraba o no sobre el techo y qué había ocurrido con exactitud.
Las lesiones en el cuerpo de la mujer no correspondían solo a una caída, lo que indicó desde un inicio que antes de caer fue agredida. Brenda no logró sobrevivir y el 5 de julio se dictó que la causa de muerte había sido un paro respiratorio, resultado de un traumatismo craneoencefálico por “aparente caída de dos metros”; sin embargo, cuando la FGE interrogó al médico forense responsable, este comentó que no todas las lesiones se habían provocado con la caída.
Para la familia Lobo Silva, el historial de violencia experimentada por Brenda en su relación con Daniel da cuenta de que su caída no fue un accidente, sino parte de una agresión a manos del psicólogo, como las que anteriormente había perpetrado.
Desde ese momento, la familia de Brenda Lobo exige justicia, pues argumentan que la violencia de la que su hija fue víctima se incrementó paulatinamente hasta convertirse en feminicidio. Mientras tanto, y pese a las inconsistencias en sus declaraciones, Daniel Vázquez está libre y continúa ejerciendo como psicólogo.
La importancia de las redes de apoyo para las mujeres violentadas
Brenda Lobo, al igual que miles de mujeres, fue juzgada por permanecer en una relación donde era agredida. Ante esto, es importante recordar que los abusadores aíslan a sus víctimas hasta dejarlas sin redes de apoyo, lo que llega a romper con su autoestima y confianza.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) destaca que existen varios motivos emocionales, sociales y económicos por los que una mujer no abandona a una persona que ejerce violencia en su contra, entre ellos, sentimientos de culpa, miedo o vergüenza.
“La persona que ejerce violencia puede utilizar la manipulación como una forma de control, aislarte de las personas que te apoyan y de esta manera seguir agrediéndote”.
Inmujeres
Por ello, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres enfatiza que el agresor es el único responsable de la violencia, no la víctima; culpabilizarla y hacerle creer que es ella quien debe evitar “situaciones de riesgo” solo desvía el problema principal: la violencia machista.
“No digas ‘¿por qué no te fuiste de allí?’. Di: ‘Te escuchamos, te creemos, estamos contigo’” .
ONU Mujeres
En la actualidad, los hombres continúan ejerciendo violencia física, sexual y emocional como un instrumento para obtener poder y control sobre las mujeres. Esto ha provocado que en lo que va del año se hayan registrado 857 asesinatos violentos en el país, de los cuales solo 229 se investigan como feminicidio; 56 mil 224 casos de violencia familiar y 15 mil 032 lesiones dolosas, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
El acceso a la justicia integral y la garantía del respeto a los derechos humanos de las mujeres se han visto obstaculizados “debido a la inacción, corrupción, la falta de estrategias articuladas y la impunidad de un sistema patriarcal que revictimiza y no les cree a las mujeres, mientras protege a través del pacto patriarcal a los agresores”, remarca la Red Nacional de Refugios (RNR).
Ante esta situación, la sociedad civil y las familias de las víctimas en México reiteran su llamado a que el sistema de justicia y las personas responsables de garantizarla atiendan, identifiquen y persigan todo tipo de violencia en contra de las mujeres.
