Ciudad de México.- María Elena Ríos Ortiz, saxofonista sobreviviente de un ataque con ácido en 2019, quiere reconstruir la vida que le ha sido arrebatada. “¿Cómo?”, se pregunta, si todo un sistema parece estar en su contra, negándole no solo el acceso a la justicia, también las garantías a su seguridad e integridad.
El 9 de septiembre de 2019, María Elena fue atacada con ácido en la oficina donde trabajaba. Esta agresión la ha llevado a ser intervenida quirúrgicamente –con el temor de no despertar– y también a ser víctima de difamaciones y amenazas por parte de personas cercanas a su ex pareja, el ex diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Juan Antonio Vera Carrizal, actualmente preso por ser considerado el presunto autor intelectual del atentado contra la joven de entonces 26 años.
Su lucha por exigir justicia para ella y todas las sobrevivientes de ataques con ácido la llevaron a ser considerada defensora, actividad por la que en el año 2021 le fueron otorgadas medidas de protección por parte de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Así, en su ir y venir de Oaxaca a la Ciudad de México –donde estudia, recibe asesoramiento legal, psicológico y médico– contó con seguridad que la acompañaba a cada paso que daba, con el miedo que supone saber en libertad a Juan Antonio Vera Hernández, hijo del ex diputado del PRI y otro de sus agresores.
Sin embargo, a menos de un año de haberle otorgado las medidas, la Junta de Gobierno del Mecanismo de Protección decidió por unanimidad retirar a María Elena dicho beneficio en la Ciudad de México y únicamente concentrarlo en Oaxaca.
“Es que a ella no la han agredido físicamente”, dijeron el pasado mes de marzo integrantes de la Junta de Gobierno, integrada por la Segob, las secretarías de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), de Relaciones Exteriores (SRE), la Fiscalía General de la República (FGR), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y el Consejo Ciudadano.
“Dicen que yo no corro ningún riesgo en la CDMX, como si mi agresor no tuviera poder económico y político para agredirme aquí”, expresó María Elena en entrevista con Cimacnoticias.
Otro argumento de la Junta de Gobierno fue que María Elena no necesita las medidas de protección debido a que participa en eventos masivos, como recientemente lo hizo al formar parte del festival Vive Latino, cuando tocó junto a la agrupación La Maldita Vecindad: “Como si el ser víctima nos obligara a vivir escondidos”, acusó la saxofonista.
“Si bien somos víctimas, también somos sobrevivientes y, como sobrevivientes, tenemos derecho a seguir con nuestra vida”, remarcó María Elena Ríos Ortiz.
Un mes después de los alegatos, le informaron a la mujer oaxaqueña sobre la reducción de la protección. En medio de la indignación, la joven estudiante y defensora detalló que las medidas de protección son necesarias ya que las autoridades e instituciones han demostrado omisiones y corrupción que no han permitido resolver su caso.
Por ello, la semana pasada acudió por segunda ocasión a Palacio Nacional para solicitar al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, un exhorto que obligara a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca a declinar su carpeta de investigación y que esta fue enviada a la FGR, debido a diversos procesos de corrupción (esto como parte de una recomendación realizada por la CNDH); además, buscaba pedir que fueran restauradas las medidas de protección en la Ciudad de México Sin embargo, la respuesta que recibió fue el silencio.
“Me recibe Leticia Ramírez, directora de Atención Ciudadana, me dice que el presidente no le va a arreglar la vida a todos. También me pidió unos días para darme respuesta, pero la respuesta jamás llegó”, compartió la activista en entrevista.
A lo largo de estos casi tres años, María Elena se ha convertido en víctima, sobreviviente, defensora, psicóloga y perito: ha sido ella quien ha enviado pruebas sobre el paradero de su presunto agresor, también ha dado la cara en lugar de autoridades que temen verse involucradas en su caso. Mientras tanto, la familia de su victimario la da por “olvidada para la sociedad”.
Pese al panorama que enfrenta, la joven saxofonista está lejos de desistir, pues considera que su lucha es la de muchas.
Ya me ofrecieron asilo en Alemania y Francia, pero ¿por qué debo irme yo? ¿Por qué tenemos que huir debido a que las autoridades no quieren asumir sus responsabilidades?, ¿por qué tengo que repetir la historia de muchas que se han tenido que ir? No me cuesta nada optar por olvidarme de esto, pero yo sí quiero un cambio para el país. Tengo responsabilidad con otras porque, como dice el presidente, ‘se predica con el ejemplo’, y el ejemplo aquí es no rendirse”.
María Elena Ríos Ortiz
