Ciudad de México-. Actualmente Estados Unidos (EE. UU.) se encuentra dividido tras la anulación del fallo Roe contra Wade; dicho retroceso marcó un antes y un después en la vida de millones de mujeres que ahora no pueden acceder a un aborto de manera legal y segura. En este panorama la organización Instituto Guttmacher registró que más de 40 clínicas tuvieron que dejar de brindar servicios a raíz de diversas restricciones.
Fue el 24 de junio cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló el fallo con seis votos a favor y tres en contra. Hay que recordar que en 1973 Roe contra Wade fue un parteaguas para dejar de criminalizar la interrupción del embarazo en el país. Sin embargo, para la sociedad civil su revocación no fue una novedad, pues por años la sociedad y políticos conservadores intentaron tirarlo.
Aborto no era 100 por ciento accesible antes de Roe contra Wade
Aunque estaba vigente el fallo Roe contra Wade, el aborto era legal, pero no accesible, destaca la defensora por los derechos de las mujeres, Dinorah Martínez, integrante de la organización Latina Institute.
Y es que de acuerdo con la organización Instituto Guttmacher, en 2020, el nueve por ciento de los abortos en Estados Unidos (81 mil 120 de 930 mil 160) fueron realizados por personas que tuvieron que viajar fuera de su estado de residencia. En ese sentido, 46 por ciento de las personas que se vieron en la necesidad que viajar para recibir atención en cuanto a interrupción del embarazo en 2020, lo hicieron a un estado que actualmente ya prohibe el aborto.
En varios estados ya se dejó de brindar atención para la interrupción del embarazo
La misma organización detalló que, a casi tres meses de la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos, 43 clínicas de aborto en 11 estados han dejado de ofrecer servicios de aborto.
Al respecto, siete estados que impusieron prohibiciones totales del aborto desde el 24 de junio cerraron clínicas que brindaban servicios de interrupción del embarazo a partir del 24 de julio, estos son:
- Alabama (anteriormente contaba con cinco clínicas)
- Arkansas (donde se tenían dos clínicas)
- Mississippi (anteriormente tenía una clínica)
- Missouri (con una clínica)
- Oklahoma (que tenía cinco clínicas)
- Dakota del Sur (anteriormente una clínica)
- Texas (contaba con 23 clínicas)
“En 2020, estos siete estados representaron 80 mil 500 abortos, o un promedio de alrededor de seis mil 700 abortos cada mes. Ahora, miles de personas que necesitan un aborto en estos estados se verán obligadas a viajar a otro estado para llegar a una clínica o autogestionar su aborto”, informó Instituto Guttmacher.
El papel de las organizaciones
Ahora más que nunca son las organizaciones y redes de mujeres quienes continúan trabajando en favor de los derechos sexuales y reproductivos de todas, pero sobre todo, de las mujeres indígenas, afroamericanas e integrantes de la comunidad LGBTIQ+, quienes son las más afectadas por la decisión.
Al respecto, Dinorah Martínez, integrante de Latina Institute, destaca que actualmente la sociedad civil se encuentra enseñando a las personas a tener conversaciones sobre la justicia reproductiva, también realizan campañas contra clínicas falsas y preparan propuestas políticas en cada estado para defender los derechos de millones de mujeres.
Por su parte, Catalina Martínez, integrante del Centro de Derechos Reproductivos, señaló que mientras se pueden concretar acciones contundentes, como pasar una ley en el congreso de Estados Unidos, se tienen retos importantes para “que el sistema sepa cuáles son sus obligaciones y eso requiere un trabajo con las instituciones para que se capacite a funcionarios y funcionarias a nivel de salud”.
Cabe recordar que la organización Planned Parenthood –la mayor proveedora de servicios de salud reproductiva en Estados Unidos– refirió que la derogación del fallo poco a poco afectará a 36 millones de mujeres en edad reproductiva al dejarlas sin acceso al aborto.
Por ello, para las defensoras de derechos humanos y sociedad civil, la respuesta está en la Marea Verde, pues con su llegada e impulso desde América Latina, en las calles se podrán propiciar cambios culturales que lleguen a las altas esferas del poder y así volver a garantizar los derechos a la salud de las mujeres.
