De acuerdo CENSIDA, se calcula que en México hay poco más de 369 mil personas que viven con VIH. Cerca del 20 por ciento, (es decir, unas 74 mil son mujeres, y 5 mil 701 de ellas tienen 19 años o menos. Muchas de estas mujeres se enfrentan a la criminalización, el estigma y la discriminación, además de fallas en su diagnóstico que ponen en riesgo su vida y también la de quienes las rodean.
El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida (CENSIDA) y ONUSIDA advierten que la mayor cantidad de casos de mujeres con VIH en la República Mexicana se encuentran en Chiapas, Guerrero y Veracruz. Dichos estados, a su vez, se encuentran entre las diez entidades del país con el índice de pobreza más elevado según datos de 2020 de CONEVAL.
Esto quiere decir que hay una relación íntima entre la desigualdad y el riesgo de contraer VIH. Sin embargo, este no es el único factor determinante: a él se une la violencia de género, la cual las coloca en un mayor estado de vulnerabilidad y un alto riesgo de contagio. En este sentido, según indica la Red Nacional de Refugios, las mujeres que viven violencia en pareja tienen 50 por ciento más probabilidades de ser contagiadas con este virus.
Sector Salud, sin atención suficiente para las pacientes con VIH
A pesar de la cifra de mujeres y hombres contagiados con VIH, en México, la Secretaría de Salud únicamente cuenta con 141 servicios de atención especializada para dar servicios médicos a estos pacientes. Además, en toda la República solo hay 77 Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) y 64 Servicios de Atención Integral Hospitalaria (SAIHs).
Por otro lado, según CENSIDA, solo el 61 por ciento de las mujeres con VIH tienen tratamiento antirretroviral, el cual reduce la mortalidad entre quienes han contraído el virus. El 39 por ciento restante, por lo tanto, se enfrenta a la posibilidad de desarrollar síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) e, incluso, de perder la vida.
Dicha posibilidad también deriva de la falta de diagnósticos tempranos por parte del personal médico. Tal como ha analizado la doctora Alexandra Martin-Onraët Arciniegas, del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Cancerología, hay una serie de «oportunidades perdidas» que impiden un diagnóstico temprano para las mujeres con VIH.
Una de estas oportunidades es el escrutinio prenatal; es decir, la realización de exámenes o tamizajes con los que se identifica si un feto puede o no presentar enfermedades cromosomales desde antes de nacer.
Estos exámenes hacen posible la detección del VIH en las mujeres y, por lo tanto, el tratamiento adecuado para que sus bebés nazcan con el riesgo mínimo de contagiarse. Sin embargo, la pérdida de esta oportunidad de diagnóstico llevó a que, en 2021, CENSIDA reportara mil 338 casos de bebés de un año o menos que ya son portadores de VIH.
Otra de las fallas en la detección del VIH es que, de acuerdo con la doctora Martin-Onraët, hay muchas mujeres que acuden con síntomas a consultas médicas en repetidas ocasiones, pero el personal no es capaz de hacer un diagnóstico certero ni aplicar una prueba para detectar el padecimiento.
En parte, estas fallas llevaron a que en 2021, 860 mujeres perdieran la vida a causa del VIH según los datos de CENSIDA. Pero, más allá del riesgo de muerte, las mujeres que no son diagnosticadas a tiempo se enfrentan a problemas emocionales, además de barreras de discriminación que las apartan de sus esferas sociales. También sufren repercusiones económicas debido a los gastos que deben hacer para cuidar de su salud.
La detección oportuna del VIH es importante para frenar la propagación del virus. Si presentas síntomas como fiebre, dolor de garganta, fatiga, diarrea, pérdida de peso e inflamación en los ganglios linfáticos de manera recurrente, no dudes en acudir al médico. Salva tu vida y protege la de los demás.
