Ciudad de México.- El protocolo masculinizado de la Cumbre de los Líderes de América del Norte dejó fuera el papel de las primeras damas de México, Estados Unidos y Canadá, mujeres que pudieron haber puesto sobre la mesa una agenda distinta contada desde otra perspectiva, incluso con la posibilidad de cambiar la historia de los tres países. Sin embargo, se les relegó a ser “compañía” de sus esposos.
Beatriz Gutiérrez Müller, Jill Biden y Sophie Grégoire, primeras damas de México, Estados Unidos y Canadá, respectivamente, cuentan con perfiles profesionales que les permitirían generar políticas públicas y agendas innovadoras en diversas áreas. Sin embargo, para los medios de comunicación el aspecto de sus vidas más importante a destacar fue su vestuario durante los días que duró la Cumbre.
Y es que, por ejemplo, Beatriz Gutiérrez Müller es escritora, académica e investigadora. Por su parte, Jill Biden, al ser doctora en Educación es impulsora de este derecho; además, en su país ha recorrido un largo camino al hablar de prevención del cáncer. Antes de ser primera dama, Sophie Grégoire trabajó como periodista y en su trayectoria no ha dejado de defender los derechos humanos de las mujeres.
Pese a lo anterior, las actividades de las tres primeras damas se limitaron a eventos secundarios. En lugar de dar alta prioridad a las agendas que cada una de ellas podría impulsar.
Este tema se analizó en la reciente emisión del programa Análisis Feminista, de la estación Violeta Radio, donde participó Lizbeth Ortiz Acevedo, jefa de información de la agencia Cimacnoticias. Desde el ámbito de la comunicación, la periodista feminista seguró que “la cumbre pudo haber sido contada de otra manera si las mujeres, las esposas, tuvieran una participación más politizada”.
“Podríamos generar otro tipo de agendas más allá de la simple foto de los líderes. Ya llega la era donde no solo se habla de lo que visten las mujeres, podrían generarse otro tipo de agendas donde ellas participen porque traen trayectorias importantes. Ser apéndices de sus esposos ya es anacrónico”, señaló la jefa de información de esta agencia.
Por su parte, la directora de Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC) expresó que lo anterior pone en evidencia que el enfoque que se hace de la política sigue resaltando que es una política masculina, “donde las mujeres, las esposas, son anexo de los señores”.
Es así como las primeras damas se enfrentan a diversos techos de cristal aún sin romper, los cuales, de ser rebasados, permitirían a los gobiernos avanzar en diversos aspectos. Sin embargo, la mirada patriarcal de la política impide que el poder de las voces de las mujeres proyecte nuevas agendas y plataformas para el desarrollo. Y mientras se siga hablando del costo y marca de sus vestidos, más largo será el camino por recorrer.
