Inicio Internacional Plagio y acoso sexual en la academia: caso Boaventura de Sousa Santos y las denuncias de investigadoras en su contra

Plagio y acoso sexual en la academia: caso Boaventura de Sousa Santos y las denuncias de investigadoras en su contra

Por Diana Hernández Gómez
Fotografía: Universidad de Brasilia

Este 14 de abril, trascendió la noticia sobre presuntos casos de acoso y abuso sexual que señalan all sociólogo Bonaventura de Sousa Santos. Después de la publicación de estos casos en un libro, otras dos mujeres: una diputada brasileña y una activista mapuche, se sumaron a las denuncias y declararon que ellas también fueron víctimas de acoso por parte del renombrado catedrático.

Boaventura de Sousa Santos es un sociólogo y profesor portugués reconocido a nivel internacional, principalmente, por sus aportes teóricos en los temas de decolonialidad, movimientos sociales y epistemologías del sur. Las denuncias en su contra se dieron a conocer en el libro Conducta sexual inapropiada en la academia: sobre una ética del cuidado en la Universidad Routledge, escrito por tres exinvestigadoras del Centro de Estudios Sociales (CES) de la Universidad de Coimbra, en Portugal.

La obra, publicada apenas este 12 de abril, incluye un capítulo completo donde se menciona de forma indirecta pero evidente a Boaventura de Sousa y se le acusa de “extractivismo sexual”, “extractivismo intelectual” e “incesto académico”. De acuerdo con las autoras del libro, los hechos por los que acusan al sociólogo (quien dirigía el CES hasta la publicación de las denuncias) ocurrieron entre 2011 y 2019.

Pero estos hechos no se limitan solo a acoso sexual. En su obra, las autoras (una belga, una portuguesa y una estadounidense) también acusan al sociólogo de plagio. Esto ya había ocurrido antes, en 2020, cuando el teórico retomó el concepto de “capitalismo gore” creado por la filósofa mexicana Sayak Valencia sin darle crédito.

Después de que esta publicación saliera a la luz, el CES anunció la suspensión de todos los cargos de Boaventura de Sousa Santos en la institución mientras se investigan los hechos. Además, este 19 de abril, la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica inició un procedimiento para determinar si le retirará o no el Doctorado Honoris Causa que le otorgó en 2019.

Más allá del retiro de cargos y reconocimientos, esta denuncia pública ha abierto la puerta a que más mujeres levanten la voz y den a conocer otras violencias que el catedrático ejerció contra ellas. Una de estas mujeres es la legisladora brasileña Bella Gonçalves, quien habría sufrido acoso por parte de Sousa Santos cuando cursó el doctorado en el CES entre 2013 y 2014 bajo la asesoría del sociólogo.

En entrevista con un medio local, la diputada contó que todo sucedió en 2014, cuando ella tenía 26 años de edad. En ese entonces, Boaventura de Sousa la citó a solas en su apartamento, donde la tocó indebidamente, le propuso “profundizar” su relación y le habló sobre las ventajas de ser una persona cercana a él.Bella Gonçalves lo rechazó, lo que provocó que tanto ella como su expareja recibieran humillaciones por parte de Boaventura en sus investigaciones.

La otra denunciante es la activista mapuche Moira Ivana Millán. A través de redes sociales, Ivana Millán aseguró que Boaventura de Sousa Santos abusó de ella en 2010 en Portugal. De acuerdo con su testimonio, cuando pensó en denunciar una persona le dijo: “Nadie te va a creer, es la palabra de una salvaje contra la de un intelectual, una india contra el guru de la izquierda en Portugal”.

El caso de Boaventura de Sousa Santos no es el único

Además de Boaventura de Sousa, las autoras de Conducta sexual inapropiada en la academia también denunciaron al antropólogo Bruno Sena en su libro. Cuando la diputada Bella Gonçalves fue agredida por de Sousa, acudió a este otro académico para poder denunciar. No obstante, él le ordenó que no lo hiciera.

Este es, precisamente, uno de los factores que desencadenan este tipo de situaciones dentro de las instituciones académicas: los lazos de complicidad que se forjan entre agresores, quienes suelen tener mayor impunidad cuando ocupan cargos jerárquicos elevados. Así lo demuestra el caso de Boaventura de Sousa Santos, pero también otros casos en México como el del profesor Jaime Leopoldo N. de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), a quien el rector Oscar Lozano Carrillo protegió pese a saber de una denuncia formal en su contra por abuso sexual.

Lo anterior responde a pactos patriarcales y a estructuras misóginas arraigadas dentro de las universidades. Esto hace del problema algo sistemático y no un hecho aislado. Así lo reconocieron más de 800 académicos y académicas en el manifiesto “Todos lo sabemos”, por medio del cual expresaron su solidaridad con las víctimas de Boaventura de Sousa.

En dicho manifiesto, las y los profesores expresaron que —contrario a lo que ha afirmado de Sousa Santos— las acusaciones no se tratan de difamaciones, sino que son una crítica a las dinámicas violentas que se dan dentro de las instituciones académicas. Tales dinámicas van desde el plagio hasta los abusos sexuales, todas ellas permitidas por las relaciones de poder al interior de las academias, así como por las divisiones de clase, género y raza entre quienes las conforman.

Por otro lado, las y los firmantes reconocen que denunciar estos hechos no es sencillo. En primer lugar, siempre está el temor a represalias por parte de las víctimas. Y, en segundo, está también la ineficacia de los mecanismos de justicia a los que acuden las denunciantes (algo que aquí en México ha desencadenado movimientos estudiantiles en escuelas como la UAM, la UNAM y la UACM).

Todo esto puede orillar a las víctimas no solo a permanecer en silencio sino a abandonar proyectos de vida ante el estigma que recae sobre ellas si deciden hablar. Esto, precisamente, le sucedió a Bella Gonçalves, quien tuvo que renunciar al doctorado y a la beca que recibía para poder estar en el CES.

De esta forma, las denuncias contra Boaventura de Sousa son solo “la punta del iceberg” como se lee en el manifiesto. De ahí que las medidas que deban tomarse al respecto tengan que ir más allá de sanciones individuales. Es por eso que las y los firmantes de “Todos lo sabemos” exigen la profundización de un marco legal para este tipo de casos. También, la creación de mecanismos de denuncias anónimas en casos de acoso sexual y medidas de protección para las víctimas.

A todas estas exigencias, además, se suma una invitación a repensar y transformar las dinámicas dentro de las academias. Mientras éstas no dejen de reproducir patrones patriarcales y machistas, la violencia no dejará de meterse en las aulas.

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