Inicio Agenda Para víctimas, muerte de Succar Kuri es fin de una pesadilla: Lydia Cacho

Para víctimas, muerte de Succar Kuri es fin de una pesadilla: Lydia Cacho

Por Rita Magaña Torres

Ciudad de México.- La periodista mexicana autora del libro Los Demonios del Edén, Lydia Cacho Ribeiro y tras cinco años exiliada en España, consideró que la la muerte del empresario libanés, Jean Succar Kuri, acusado de pederastia y condenado por liderar una red de pornografía y abuso sexual infantil, representa el “fin de la pesadilla” para las víctimas.

La periodista quien debió salir exiliada de México para salvaguardar su vida luego de destapar una red internacional de hombres pederastas en su libro Los Demonios del Edén (2005) donde evidenció delitos vinculados con la pornografía infantil de los empresarios Jean Succar Kuri y Kamel Nacif Borge, quienes se vincularon con político mexicanos, como Mario Marín, Emilio Gamboa Patrón y Miguel Ángel Yunes Linares, recordó en su libro Cartas de amor y rebeldía (2022).

Este hecho marcó un hecho trascendental para el periodismo, porque dejó una vez más, al descubierto la corrupción institucional que se vive en México y que al día de hoy sigue totalmente vigente.

El 14 de junio pasado, se dio a conocer el fallecimiento de Jean Succar Kuri, a los 79 años, en un hospital privado de Cancún, Quintana Roo, donde cumplía una condena por delitos sexuales cometidos en contra niñas, niños y adolescentes; delitos evidenciados por la periodista Lydia Cacho, quien se convirtió en una activista y defensora de las víctimas, por ese motivo fue perseguida, secuestrada, torturada y amenazada de muerte.

El hecho de la muerte de una de las piezas clave en el organigrama delictivo destapado por Lydia Cacho, le permitió recordar a toda la gente que la ha acompañado en este proceso judicial contra Succar Kuri, recordó a su abogada Verónica Acacio, así como a los premios recibidos porque ese financiamiento le permitió sostener su defensa jurídica.

Cacho Ribeiro, desde el exilio, exigió al nuevo gobierno federal que encabezará la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, se fortalezca el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, (SIPINNA) y le asigne presupuesto para la protección efectiva de las víctimas.

En su cuenta oficial de X, antes Twitter, la activista, quien se encuentra exiliada en España desde el 2019, escribió:

“Ahora que la noticia de la muerte del líder de la red de trata nos regresa al tema, debemos exigir al nuevo gobierno federal de @Claudiashein que fortalezca a la @SIPINNA_MX y asigne presupuesto para la protección efectiva  de las víctimas”.

“He pasado las últimas horas hablando con sobrevivientes de explotación sexual infantil de Jean Succar Kuri jóvenes, mujeres y hombres que fueron violados por él y sus cómplices desde los 4, 10, 11 y 13 años. Para ellas y ellos la muerte del pederasta significa el fin de la pesadilla. 21 años después de haber comenzado esta batalla, muere -sentenciado y preso-el líder de la red. #AquíNadieSeRinde”.

Cifras en México de acuerdo con INEGI en 2023:

  • En 2021, 41.8 % de las mujeres de 15 años y más manifestó haber vivido alguna situación de violencia en su infancia (antes de cumplir 15 años).
  • En 2022, de acuerdo con datos de las Fiscalías Generales de Justicia estatales, el delito de violación registró su máximo en el grupo de 10 a 14 años y ocurrió 4.7 veces más en niñas que en niños de esta edad, con 4 197 y 884 casos, respectivamente.
  • 33.6 % de niñas y adolescentes de 12 a 17 años que usaron internet o celular, entre julio 2021 y agosto 2022, recibió fotos o videos de contenido sexual y a 32.3 % le hicieron insinuaciones o propuestas de ese tipo, frente a 18.2 y 12.0 % de niños y
    adolescentes hombres.

La escritora, quien el 7 de mayo pasado en Madrid, España, fue reconocida por el Centro de Estudios de Seguridad Global y a la Sociedad Española de Investigación en Seguridad Global con un premio por el valor e importancia del periodismo de investigación con perspectiva de género, le dedicó varios post a la muerte de Succar Kuri, donde también mencionó:

“Hay muchos grupos de sobrevivientes, diferentes grupos de víctimas de Succar Kuri que hoy dormirán tranquilas, porque ya no temerán  la liberación de su torturador. Como en todo, hay quienes eligieron, ya adultas, defender a su abusador y atacarme a mi. A ellas les deseo paz y sanación.

La periodista expresó: se debe dejar de decir que las víctimas “quedan destruidas para siempre”, pues cuando reciben el acompañamiento adecuado más del 80% de niñas y niños sanarán el trauma, por eso se debe fomentar las buenas prácticas de atención a la niñez víctima y mejorar el periodismo de infancias tejiendo redes:

«Estamos mejor que hace 20 años. Las cifras abrumadoras que leemos se deben a que ahora sí se denuncia lo que estaba oculto. Ahora hay mecanismos judiciales y de protección a víctimas. Lo cierto es que las sentencias ejemplares dan herramientas a jueces y juezas para proteger a las víctimas y validar su denuncia».

Asimismo la periodista mencionó que en el 2004 cuando escribió Los Demonios del Edén, no se contaban con estadísticas de trata sexual infantil ni siquiera sentencias como la de Succar Kuri.

«Cuando el periodismo de investigación va de la mano de las ONGs de protección a víctimas y la sociedad informada se rebela, las cosas cambian. La evidencia es irrefutable».

“El 23 de julio de 2019, unos sicarios entraron en mi hogar, mataron a mis perras, fieles compañeras de mis días, mientras la fortuna quiso que mi viaje encontrara obstáculos para no llegar a tiempo a lo que parecía el último enfrentamiento con la muerte. Huí de México”, recordó Lydia Cacho en su libro 

Lydia Cacho

La muerte de uno de los agresores

Jean Succar Kuri fue detenido en 2004 en la ciudad de Los Ángeles, California, en Estados Unidos, luego de las denuncias de varias mujeres que lo señalaron de violencia sexual cuando eran menores de edad.

A petición de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), hoy Fiscalía General de la República, y de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) lo extraditaron a México.

Luego, al empresario de origen libanés fue condenado a 93 años de cárcel por liderar una red mundial de abuso y pornografía infantil; aunque intentó que sus abogados le consiguieran el beneficio de la prisión domiciliaria, murió antes de poder lograrlo: tenía 79 años y en al menos tres ocasiones confesó haber violentado sexualmente a niñas desde cuatro años de edad.

Una periodista que evidenció una red de pederastas

El caso de Lydia Cacho sigue avanzando en busca de verdad y justicia para la periodista, tras la tortura que vivió al ser detenida de forma arbitraria el 16 de diciembre de 2005 en Cancún, Quintana Roo.

De forma previa a la muerte de Succar Kuri, se supo el 20 de julio del 2023 que se dictó auto de formal prisión al ex director de la Policía Judicial de Puebla, Hugo Adolfo Karam Beltrán, acusado de formar parte de la cadena de mando que se organizó dentro del aparato del poder judicial en Puebla para agredirla y censurarla.

La Fiscalía General de la República (FGR), a través de la Fiscalía Especializada en materia de Derechos Humanos (FEMDH) logró el auto de formal prisión en contra de Hugo Adolfo Karam Beltrán, por su presunta responsabilidad en la comisión del delito de tortura en agravio de la periodista. Por ello, se decretó la apertura del procedimiento ordinario y le fue impuesta la medida cautelar de prisión preventiva.

El caso se derivó de la consignación que realizó la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), de la FEMDH, en la que se presentó evidencia suficiente para probar la existencia de un aparato organizado de poder dentro de la estructura del gobierno de Puebla, que planeó y ejecutó un plan sistematizado para castigar a la periodista por la publicación de su investigación sobre trata de personas, en la que se develaron nombres de personas que participaron en redes de tráfico de niñas y niños. 

A Hugo Adolfo, se le imputó que desde su posición de poder en la Dirección General de la entonces Policía Judicial del estado de Puebla, ejecutó en cumplimiento de las instrucciones de Mario Marín, exgobernador de dicha entidad, quien actualmente se encuentra en la prisión del Altiplano, ubicado en el municipio de Almoloya de Juárez, en el estado de México, por los mismos hechos, quien organizó y ordenó a sus dependientes jerárquicos de cumplir una orden de aprehensión contra una periodista, y realizaran actos de tortura, a fin de castigarla por la publicación de un libro. 

Es importante señalar que se dieron tres sentencias condenatorias por el delito de tortura en contra de ex servidores públicos de las entonces Procuradurías Generales de Justicia de los estados de Puebla y Quintana Roo, además de dos personas más que se encuentran en prisión durante el desarrollo de su proceso por el mismo hecho en agravio de una periodista.

Cimacnoticias informó sobre la detención de Hugo Adolfo Karam Beltrán por la Fiscalía General de la República (FGR), a quien se le dicto auto de formal prisión, aunque se encontraba prófugo y había solicitado en abril de 2021 la suspensión de la orden de aprehensión en su contra; no obstante fue puesto a disposición de un juez federal competente en Quintana Roo

Leer la noticia de la captura de Karam Beltrán, aquí:

Además de Karam Beltrán, por este caso también se encuentra preso el exgobernador de Puebla, Mario Marín, el empresario Jean Succar Kuri, detenido en 2004 y recién fallecido quien purgaba una sentenciado a 112 años de prisión por los delitos de pornografía infantil y corrupción de menores.

En 2021 el empresario, partícipe en los delitos contra la periodista Lydia Cacho y cómplice de la red de explotación sexual infantil, José Kamel Nacif Borge, fue puesto en libertad en Quintana Roo.

Cinco años en exilio

Fue en 2005 cuando la periodista publicó el texto Los Demonios del Edén, en el que se reveló la existencia de una red de explotación sexual infantil que involucraba a los empresarios Jean Succar Kuri y Kamel Nacif Borge, además de políticos como Mario Marín, Emilio Gamboa Patrón y Miguel Ángel Yunes Linares. Ese mismo año Lydia Cacho fue acusada de difamación y calumnia por uno de los involucrados: el empresario José Kamel Nacif Borge.

Como parte de esa denuncia el 16 de diciembre de 2005 Cacho Ribeiro fue detenida por al menos diez personas, entre agentes de la policía y agentes privados, quienes la llevaron de Quintana Roo a Puebla. En este trayecto realizado vía terrestre, la periodista fue víctima de tortura. Un año más tarde, el 14 de febrero, medios de comunicación dieron a conocer grabaciones de varias llamadas telefónicas donde funcionarios públicos y empresarios planearon detener, encarcelar y agredir a la periodista.

En una de estas conversaciones el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, y el empresario Kamel Nacif, hablaron de cómo facilitaron la detención y tortura de la periodista.

«El 23 de julio de 2019, unos sicarios entraron en mi hogar, mataron a mis perras, fieles compañeras de mis días, mientras la fortuna quiso que mi viaje encontrara obstáculos para no llegar a tiempo a lo que parecía el último enfrentamiento con la muerte. Huí de México», recordó Lydia Cacho en su libro Cartas de amor y rebeldía (2022).

Desde ese día, la periodista cambió su vida en México por un lugar en el que pudiera permanecer con la certeza de que estaría segura. Sin embargo, sigue esperando el momento en que pueda volver a su país: a cinco años de permanecer exiliada, la también escritora no ha alcanzado justicia y sus agresores gozan de impunidad.

Al día de hoy “faltan varios detenidos, varias sentencias todavía”, asegura Lydia Cacho. Ello pese a que en enero de 2019 el Estado mexicano ofreció una disculpa pública a la periodista por las agresiones de las que fue víctima y se comprometió a «dejar atrás la simulación”.

En mayo de 2021, el empresario Kamel Nacif Borge fue detenido en Líbano. Sin embargo, dos meses después, el Tercer Tribunal Colegiado en Quintana Roo le otorgó un amparo para dejar sin efectos la orden de aprehensión por el delito de tortura en contra de la periodista, con lo que se abrió otro surco en el camino a la impunidad.

Por su parte, Mario Marín Torres –exgobernador de Puebla– fue detenido en febrero de 2021, pero su estancia tras las rejas no ha significado obtener una sentencia.

La defensa legal de la periodista y defensora de los Derechos Humanos de las mujeres destacó que se han abierto casi 40 expedientes judiciales en el caso sobre todos los implicados en la tortura, pero la justicia para Lydia Cacho sigue sin llegar.

Libertad Secuestrada

Desde CIMAC se publicó el informe: Libertad Secuestrada, el cual reconstruye por medio de los titulares de ocho columnas, notas y columnas de opinión, la historia de la injusticia, de los pactos políticos, de la indignación social y de su desgaste en el caso de Lydia Cacho, con un análisis que mostró el trato que le dio la prensa local al caso y pasa por etapas cronológicas partiendo de la detención de la escritora y defensora de los derechos humanos describiendo la dinámica social y política que desencadenó el hecho.

A continuación reproducimos parte del texto introductorio escrito por Lucía Lagunes Huerta, quien reproduce los hechos tras enterarse como amiga y periodista sobre la detención de Cacho.

Desde hace 20 años, cuando nació Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), sabíamos que el trabajo de sumar a las profesionales del periodismo era indispensable para esta tarea. Por ello, se recorrió el territorio nacional para poner en la mesa el tema de visibilizar la condición social de las mujeres para sumar y sumar; así, la Red Nacional de Periodistas se consolidó en 1995 y hasta hoy sigue funcionando.

En este camino nos encontramos CIMAC y Lydia, con quien compartimos el proceso de construcción de la Red de Periodistas de México, Centroamérica y el Caribe.

Un 16 diciembre del 2005 la vida pacífica de CIMAC se alteró por completo después de recibir una llamada de la oficina de Cecilia Loría, entonces directora de Indesol: “Detuvieron a Lydia Cacho en Cancún. Al parecer por policías de Puebla; no sabemos dónde está, nadie la acompaña; la sacaron por la puerta de atrás”. Informó Alicia Tajonar que te avisara”.

Era un fin de semana, pero la detención de Lydia no era el clásico “sabadazo”; a ello, se sumaba que era el mes de diciembre, cuando la gente se va de fiesta o de vacaciones, y la escasez de información aletarga el trabajo en las redacciones de los medios de comunicación.

Había que informar a la sociedad y a las redes de periodistas de la detención de Lydia y lo que significaba. Un breve mensaje empezó a correr por el ciber espacio: “Policías poblanos detienen a Lydia Cacho en Cancún, no sabemos su paradero, su vida podría estar en peligro”.

Lo que más preocupaba era la falta de información. Contactamos de inmediato a la periodista Cecilia Lavalle, de Quintana Roo, integrante de la Red Nacional de Periodistas, y nos confirmó la noticia. A Lydia la habían detenido judiciales del estado de Puebla, la iban a trasladar vía terrestre de Cancún a la ciudad de Puebla. Iba sola, sin nada.

De inmediato, contactamos a las compañeras periodistas de Puebla pues había que investigar: quién había girado la orden de aprensión, bajo qué cargos, cuál era la razón de llevarla vía terrestre; preguntas que nadie respondía.

En la oficina de la procuradora de Puebla, Laura Villeda, una voz masculina –quien dijo ser su secretario particular– aseguró no saber nada y se excusó argumentando el inicio del periodo vacacional, que buscaría a la procuradora y le preguntaría. Dos horas después seguía sin encontrar a la funcionaria.

En las primeras horas “nadie” en Puebla sabía de esta detención, preocupaba más todavía el hermetismo informativo. Había que buscar otras vías.

Establecimos contacto con la senadora poblana Lucero Saldaña, quien inmediatamente inició investigaciones, mantuvimos una comunicación telefónica directa de todas sus pesquisas y de las nuestras.

La noticia inició su camino; en radio y portales de Internet se empezó a difundir la detención de Lydia Cacho, también de la ausencia de información de lo que se suponía que podría haber, del peligro que podría significar que la tuvieran detenida e incomunicada.

Por fin una señal, efectivamente eran judiciales de Puebla. Pero nadie sabía dónde estaba, ni porqué la llevaban por carretera.

Una conversación con la procuradora de Puebla y la senadora Lucero Saldaña dejó claro a las autoridades que Lydia no estaba sola, que como periodista estaba respaldada por la Red Nacional de Periodistas.

“Usted no sabe con quién se ha metido, señora procuradora, no con una periodista, está agrediendo a cientos de periodistas de la Red Nacional de Periodistas, que tiene lazos en todo el mundo. La noticia ya está circulando”, le explicó la senadora Saldaña.

El tiempo pasaba y no había más información. Al filo de las siete de la noche llegó algo:
Lydia había podido marcar de un celular e informar que estaba por la ciudad de Mérida.

Para ese momento ya nos habíamos organizado; estaríamos en Puebla las periodistas, la senadora y la fiscal especial Alicia Elena Pérez Duarte.

Las redes de periodistas y las redes humanas construyeron un escudo que logró que Lydia llegara a Puebla. En más de una conversación pública y privada Lydia reconoce este cobijo.

Te invitamos a seguir leyendo el texto completo en: https://cimac.org.mx/wp-content/uploads/2020/06/Libertad-secuestrada-Lydia-Cacho-vista-en-los-medios-poblanos.pdf

Impunidad

Por estas violaciones a sus derechos, Lydia Cacho y la organización Artículo 19 responsabilizaron a Mario Marín (“El gober precioso”), Kamel Nacif y Hugo Adolfo Karam Beltrán, exigiendo al gobierno federal su localización, detención y una pena máxima como sanción.

Pese a que en enero de 2019 el Estado mexicano ofreció una disculpa pública a Lydia Cacho por las agresiones de las que fue víctima y se comprometió a «dejar atrás la simulación”, las investigaciones no han brindado acceso real a la justicia para la periodista ni la posibilidad de volver a México. 

Impunidad

Por estas violaciones a sus derechos, Lydia Cacho y la organización Artículo 19 responsabilizaron a Mario Marín (“El gober precioso”), Kamel Nacif y Hugo Adolfo Karam Beltrán, exigiendo al gobierno federal su localización, detención y una pena máxima como sanción.

Pese a que en enero de 2019 el Estado mexicano ofreció una disculpa pública a Lydia Cacho por las agresiones de las que fue víctima y se comprometió a «dejar atrás la simulación”, las investigaciones no han brindado acceso real a la justicia para la periodista ni la posibilidad de volver a México. 

“El 23 de julio de 2019, unos sicarios entraron en mi hogar, mataron a mis perras, fieles compañeras de mis días, mientras la fortuna quiso que mi viaje encontrara obstáculos para no llegar a tiempo a lo que parecía el último enfrentamiento con la muerte. Huí de México”, recordó Lydia Cacho en su nuevo libro Cartas de amor y rebeldía (2022).

Este hecho marcó un hecho trascendental para el periodismo, porque dejó una vez más, al descubierto la corrupción institucional que se vive en México y que al día de hoy sigue totalmente vigente.

Este premio se suma a los diversos reconocimientos de Cacho Ribeiro ha recibido a nivel nacional e internacional, entre los que se encuentran el Premio Mundial a la Libertad de Prensa UNESCO-Guillermo Cano, Premio Mundial “Valentía en el Periodismo” otorgado por la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios de Comunicación (IWMF, por sus siglas en inglés) y el Premio “Reporteros del Mundo”, así como el premio Nelson Mandela Changemaker .

Libertad Secuestrada

Desde CIMAC se publicó el informe: Libertad Secuestrada, el cual reconstruye por medio de los titulares de ocho columnas, notas y columnas de opinión, la historia de la injusticia, de los pactos políticos, de la indignación social y de su desgaste en el caso de Lydia Cacho, con un análisis que mostró el trato que le dio la prensa local al caso y pasa por etapas cronológicas partiendo de la detención de la escritora y defensora de los derechos humanos describiendo la dinámica social y política que desencadenó el hecho.

A continuación reproducimos parte del texto introductorio escrito por Lucía Lagunes Huerta, quien reproduce los hechos tras enterarse como amiga y periodista sobre la detención de Cacho.

Desde hace 20 años, cuando nació Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), sabíamos que el trabajo de sumar a las profesionales del periodismo era indispensable para esta tarea. Por ello, se recorrió el territorio nacional para poner en la mesa el tema de visibilizar la condición social de las mujeres para sumar y sumar; así, la Red Nacional de Periodistas se consolidó en 1995 y hasta hoy sigue funcionando.

En este camino nos encontramos CIMAC y Lydia, con quien compartimos el proceso de construcción de la Red de Periodistas de México, Centroamérica y el Caribe.

Un 16 diciembre del 2005 la vida pacífica de CIMAC se alteró por completo después de recibir una llamada de la oficina de Cecilia Loría, entonces directora de Indesol: “Detuvieron a Lydia Cacho en Cancún. Al parecer por policías de Puebla; no sabemos dónde está, nadie la acompaña; la sacaron por la puerta de atrás”. Informó Alicia Tajonar que te avisara”.

Era un fin de semana, pero la detención de Lydia no era el clásico “sabadazo”; a ello, se sumaba que era el mes de diciembre, cuando la gente se va de fiesta o de vacaciones, y la escasez de información aletarga el trabajo en las redacciones de los medios de comunicación.

Había que informar a la sociedad y a las redes de periodistas de la detención de Lydia y lo que significaba. Un breve mensaje empezó a correr por el ciber espacio: “Policías poblanos detienen a Lydia Cacho en Cancún, no sabemos su paradero, su vida podría estar en peligro”.

Lo que más preocupaba era la falta de información. Contactamos de inmediato a la periodista Cecilia Lavalle, de Quintana Roo, integrante de la Red Nacional de Periodistas, y nos confirmó la noticia. A Lydia la habían detenido judiciales del estado de Puebla, la iban a trasladar vía terrestre de Cancún a la ciudad de Puebla. Iba sola, sin nada.

De inmediato, contactamos a las compañeras periodistas de Puebla pues había que investigar: quién había girado la orden de aprensión, bajo qué cargos, cuál era la razón de llevarla vía terrestre; preguntas que nadie respondía.

En la oficina de la procuradora de Puebla, Laura Villeda, una voz masculina –quien dijo ser su secretario particular– aseguró no saber nada y se excusó argumentando el inicio del periodo vacacional, que buscaría a la procuradora y le preguntaría. Dos horas después seguía sin encontrar a la funcionaria.

En las primeras horas “nadie” en Puebla sabía de esta detención, preocupaba más todavía el hermetismo informativo. Había que buscar otras vías.

Establecimos contacto con la senadora poblana Lucero Saldaña, quien inmediatamente inició investigaciones, mantuvimos una comunicación telefónica directa de todas sus pesquisas y de las nuestras.

La noticia inició su camino; en radio y portales de Internet se empezó a difundir la detención de Lydia Cacho, también de la ausencia de información de lo que se suponía que podría haber, del peligro que podría significar que la tuvieran detenida e incomunicada.

Por fin una señal, efectivamente eran judiciales de Puebla. Pero nadie sabía dónde estaba, ni porqué la llevaban por carretera.

Una conversación con la procuradora de Puebla y la senadora Lucero Saldaña dejó claro a las autoridades que Lydia no estaba sola, que como periodista estaba respaldada por la Red Nacional de Periodistas.

“Usted no sabe con quién se ha metido, señora procuradora, no con una periodista, está agrediendo a cientos de periodistas de la Red Nacional de Periodistas, que tiene lazos en todo el mundo. La noticia ya está circulando”, le explicó la senadora Saldaña.

El tiempo pasaba y no había más información. Al filo de las siete de la noche llegó algo:
Lydia había podido marcar de un celular e informar que estaba por la ciudad de Mérida.

Para ese momento ya nos habíamos organizado; estaríamos en Puebla las periodistas, la senadora y la fiscal especial Alicia Elena Pérez Duarte.

Las redes de periodistas y las redes humanas construyeron un escudo que logró que Lydia llegara a Puebla. En más de una conversación pública y privada Lydia reconoce este cobijo.

Te invitamos a seguir leyendo el texto completo en: https://cimac.org.mx/wp-content/uploads/2020/06/Libertad-secuestrada-Lydia-Cacho-vista-en-los-medios-poblanos.pdf

Pese a que en enero de 2019 el Estado mexicano ofreció una disculpa pública a Lydia Cacho por las agresiones de las que fue víctima y se comprometió a «dejar atrás la simulación”, las investigaciones no han brindado acceso real a la justicia para la periodista ni la posibilidad de volver a México.

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