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Prisca Awiti, judoca olímpica mexicana contra el mito de la fuerza viril

Por Luz Cecilia Andrade

Ciudad de México.- Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz hizo historia en México tras ganar la primera medalla de plata en judo para México en -63kg femenino. La judoca de nacionalidad mexicana por su madre y keniana por parte de su padre, decidió representar a la nacionalidad tricolor desde 2017 en un deporte que, por años, fue pensado solo para hombres y con su triunfo derriba el mito de la fuerza viril.

El judo nació en 1882 y se inspiró en las artes de los samuráis. Durante mucho tiempo, las puertas de esta disciplina estuvieron cerradas para las mujeres y prohibidas. Esto dio lugar a numerosas formas de discriminación, como la prohibición de que las mujeres participaran en competencias, quitándole visibilidad al judo femenino.

Al respecto, Alessandra Chiriscosta, filósofa que por 10 años practicó artes marciales en Vietnam, en su libro Contra el mito de la fuerza viril, autodefensa en clave feminista, nos habla de este problema generalizado en los deportes y en los espacios que se consideran “solo de hombres” porque implican fuerza y agilidad, cualidades que se pensaba no eran ni debían tener las mujeres. 

“Con el tiempo, como filósofa, descubrió cómo funciona el dispositivo de control, el cual consiste en hacerte creer que una corporalidad femenina no tiene una fuerza asertiva, combatiente; que puede encontrar otros modos de expresión, incluso físicos”, detalló la especialista.

Fuente: Instagram priscaalcaraz1

Aunque el judo se basa en el principio de “ayuda mutua y prosperidad”, las mujeres han tenido que luchar a lo largo de la historia para ganarse un lugar en esta disciplina.

En 1950 se celebró en París el primer concurso abierto de mujeres, pero no fue hasta la llegada de la reconocida judoca Rena Kanokogi en 1980, quien tuvo que disfrazarse en su juventud de hombre para practicarlo y así pasó el tiempo hasta que el judo femenino empezó a despegar hasta formar parte de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 como deporte de demostración.

No obstante, los obstáculos persisten, pues las mujeres que practican deportes de contacto, como Prisca Awiti, no solo son cuestionadas por sus habilidades en deportes de combate, también son vulneradas a través de distintas violencias. 

Violencia estética en el deporte 

Pese a que Prisca Awiti ganó por primera vez en la historia de México una medalla olímpica en Judo, las y los internautas dejaron ver que siempre se juzgará primero su apariencia física y su fuerza antes que sus logros personales y profesionales. 

Al respecto, María de Jesús López Alcaide, doctoranda en sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, explica en entrevista para UNAM Global que juzgar a una mujer por su apariencia física, raza o etnia se conoce como violencia estética y puede desarrollarse en cualquier ámbito y durante toda la vida.

La violencia estética obliga a las mujeres a cumplir con los estándares de belleza que se han manejado desde hace años y que genuinamente pocas veces se alcanzan.

A pesar de ello, explicó que, una vez que se establecen estos sistemas o narrativas, hay agentes propagadores que dictan  “el modo correcto de cómo las mujeres deben ser o verse”, de lo contrario, son castigadas por la misma sociedad a través de actos de discriminación.

“A nosotras, como mujeres, nos dicen que no somos lo suficientemente valiosas si no encajamos con ciertas prácticas como ser delgada o ser femenina. De igual forma, si nos maquillamos poco, si no nos depilamos las piernas o si no nos rasuramos, se nos critica”.

La especialista también insistió en que la violencia estética no solo desata inseguridades en las mujeres de manera general (físicas, sexuales, intelectuales), sino que también puede incitar al odio y a realizar agresiones verbales, como en el caso de Prisca, quien fue cuestionada en redes sociales, en especial hombres, por su apariencia física e incluso por su tez, señalando que “no parecía mexicana”. 

Fuente: Instagram priscaalcaraz1

Esto último lo abordan Zitlally Flores Fernandez y Brenda Fabiola Chávez Bermudez en su estudio “Violencia de género en el deporte”, publicado en el año 2016 por Cambridge University Press, el cual señala cómo es que el lenguaje es un indicador de nuestras actitudes de género hacia el deporte. 

Las especialistas indican que las mujeres se enfrentan a una violencia simbólica derivada del parámetro adoptado socialmente sobre el “cuerpo perfecto» en las mujeres deportistas.

El estereotipo de la belleza femenina llega incluso a ser considerado más importante que las cualidades deportivas de las atletas profesionales o de alto rendimiento y las atletas que no encajan en estos estereotipos de belleza son duramente criticadas, principalmente por los medios de comunicación. 

El grupo de expertos analizó 160 millones de palabras extraídas de una variedad de fuentes como artículos de noticias, redes sociales, blogs en torno al lenguaje utilizado para referirse a hombres y mujeres deportistas y el estudio refiere que: el lenguaje en torno a mujeres en el deporte se concentra desmedidamente en la apariencia, la ropa y la vida personal. Incluso su fuerza es cuestionada.

El mito de la fuerza en el deporte de mujeres 

Existe una fuerte relación entre el género y la fuerza; un reduccionismo biológico que por décadas ha orillado a las mujeres a realizar ciertas actividades físicas porque hay un intento constante de encasillarlas en lo que pueden o no pueden hacer de acuerdo a sus cuerpos.

Históricamente la fuerza se ha ligado directamente a la virilidad, la cual es considerada como violenta, poderosa y bélica, cualidades explotadas por el patriarcado. Esta fuerza viril, sólo cumple con su cometido cuando somete o minimiza a otras personas. Esto último, es una propuesta esencial que hace la filósofa feminista Alessandra Chiricosta:

«La subjetividad virilizada se sostiene sobre la continua inferiorización, de ahí que muchas veces se diga que la fuerza parte del género y se apele a fundamentos como la testosterona, cuerpos musculosos o grandes. Se solapa, entonces, un elemento sobre el otro sin hacernos demasiados cuestionamientos»

Alessandra Chiricosta

Por ello, comentarios respecto a la apariencia física de Prisca Awiti y la forma en cómo se expresa o cómo luce forman parte de procesos interiorizados que el machismo, el racismo e incluso la xenofobia traen a colación cada vez que alguna mujer hace uso de su fuerza, se mueve o luce de forma distinta a la convencional. 

Pese a esto, Prisca se mantiene optimista y saborea el triunfo que no sólo inspiró a más de una jugadora o jugador judoca, también seguramente alentó a más de una mujer a practicar deportes de contacto como lo es el judo. 

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