Ciudad de México.- «Nomás que nos vaya a dar un golpe de calor y entonces, va estar cabrón«, dijo un camarógrafo que se llevaba las manos al cuello ya enrojecido. Alrededor de mi, hombres trajeados revoloteaban sus boletos de ticketmaster alegando que los dejaran pasar; mujeres periodistas gritaban que contaban con un registro y al fondo, un hombre de chaleco gritaba por teléfono mientras empujaba la valla con su cuerpo; esto fue el evento de Claudia Sheinbaum Pardo en el Teatro Metropolitan.
El evento que pintaba como toda una gala para las personas presentes, terminó por concluir con camisas sudadas, corbatas desaliñadas y mujeres sobándose los talones por las llagas de sus tacones; se dio portazo y sobre boletaje.
Aquí ya no les importa tu credencial de prensa, nomás se están haciendo weyes», dijo un reportero de Puebla que había venido a cubrir el evento, refiriéndose al personal de seguridad que, detrás de la valla, le daba la espalda a las docenas de periodistas que pedían entrar al recinto.
La respuesta que le dio una mujer de seguridad a Cimacnoticias cuando se le preguntó sobre el ingreso de prensa fue un escueto: «No sabría decirte, no tengo contacto con comunicación», para después alejarse del sitio.

Las bocinas ya habían comenzado a transmitir la voz de Sheinbaum, que con un audio muy pobre sólo borboteaba en la bocina cuando la futura presidenta pronunciaba la «b» y la «p».
Afuera, las y los reporteros corrían de un lado a otro y su gafete de prensa se les sacudía en el pecho, hablaban por teléfono, se acomodaban la corbata, miraban en todas direcciones y otros, en su redención, ya se habían sentado a tomarse una coca en el restaurante de antojitos de junto.
«Este pedo está cabrón», le decía un periodista a su compañera para después, contar una historia sobre cómo había cubierto estos eventos desde el sexenio de Calderón y otras cosas que, seguramente, eran interesantes si se le hubiera puesto mayor atención, pero como no fue así, Cimacnoticias entabló la conversación con una ciudadana que acudió al lugar; dijo que le gusta el labial rojo de su muñeca Claudita, que sus ojos se le vieran grandes.

Llevaba afuera del Metropolitan varias horas y con facilidad, se escabuía entre las vallas buscando dónde no le pegara el sol. Y es que, para esas 2:30 de la tarde, el sol golpeaba en la nuca con tanta intensidad que la piel palpaba.
¿Le emociona ver a Claudia Sheinbaum?, se le preguntó: ¡Sí, ojalá que ya salga por aquí, ya quiero ver a la doctora!, respondió no sin antes increpar, «pero oiga, ¿y usted de qué medio es o a qué viene?»
A la conversación, se unió un hombre llamado Vicente; tal vez, el seguidor más ferviente de López Obrador y Sheinbaum con el que esta redactora se haya encontrado alguna vez. Compró su boleto para asistir, sin embargo, también le negaron la entrada; qué coraje y yo que he ido hasta la presentación del documental de Claudia.

Para este punto de la tarde, los periodistas que seguían aglomerados en el recinto ya no hacían más que rascarse la cabeza y de vez en cuando, un hombre de traje y lentes oscuros se asomaba mirando por encima de la gente señalando a algunas personas: «A él, a él y a él también», le decía a los de seguridad.
Tres hombres altos con traje gris fueron seleccionados para entrar al evento que ya se había convertido en el anhelo dorado de las y los periodistas con la cámara colgada al cuello: los tres hombres sólo giraron los ojos cuando se les permitió entrar, como si de una obviedad se hubiese tratado.
Todo el ambiente era tenso, los empujones se volvían incesantes y al fondo, la voz de Sheinbaum repicoteaba.
De vez en cuando, un grupo de morenistas ondeaban sus banderas al grito de «Presidenta, presidenta» que era secundado por algunas personas entre la multitud.
Entre codazos, un abrazo fuerte a la cámara de Cimacnoticias y chiflidos, los minutos corrieron y el acceso al recinto jamás llegó para ninguna de las personas presentes. El discurso había comenzado a llegar a su fin y las y los reporteros se veían cada vez más derrotados, ya no pedían entrar, sólo tenían los lentes de sus cámaras apuntando directamente a la puerta del Metropolitan; conseguir algo, una premisa, una buena foto que les permitiera devolverse a sus oficinas a encarar a sus mesas de redacción.

Mirando entre las piernas de las y los periodistas, una niña sostenía una botella de agua del mismo tamaño que su torso, en su gorra, se leía «Claudia Presidenta», estaba acompañada de su madre y con la misma premura periodística, parecía anhelar encontrarse con Sheinbaum que, por supuesto, terminó saliendo por otro lado.
La jornada terminó con un pase de acceso rebotado, dolor en la costilla por un codazo, calor en la espalda y una idea materializada que concluye en una sola pregunta: ¿Y entonces, qué habrá pasado en el sexenio de Calderón?
Mientras tanto al interior del Metropolitan…
Durante su discurso de agradecimiento, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo aprovechó el espacio para hablar de su homólogo, López Obrador y de la construcción tan sólida de la 4T para cambiar, para bien, el rumbo de nuestro país. Llevándose los aplausos cuando dijo: Es tiempo de transformación, pero también de mujeres.
En su participación reconoció la misoginia de la oposición, pero aseveró, no responderá a ninguno de las violencias de este índole; su prioridad es sólo construir el segundo piso de la cuarta transformación sin discursos racistas, clasistas y mucho menos, machistas: «Ya no se van a burlar del pueblo de México», dijo.
En el discurso, la futura presidenta se dedicó a emitir una serie de compromisos que ya ha manejado en su agenda desde hace tiempo, pasando desde garantizar el acceso a la electricidad, hasta una de sus apuestas que han sido centrales en su postura: La agenda de las mujeres.
En este sentido, se destacan los siguientes posicionamientos que hizo alrededor de este marco y que, son de interés superior en materia de la defensa de los derechos humanos de las mujeres y el acceso a una vida libre de violencia:
Refrendó su compromiso a apoyar a mujeres de 60 a 64 años, llevando los programas a la constitución: «Como va a llegar una mujer presidenta, vamos a reconocer el trabajo de las mujeres mexicanas», sentenció.

Mis amigas feministas me han dicho que no deje de funcionar, que la pareja también debe hacerse cargo del trabajo del hogar, no sólo las mujeres.
Además, dio a conocer que ya se ha iniciado un censo donde se contiene información sobre todas las mujeres de entre 60 y 64 años para convertir este programa en una realidad. Explicando que se empezará por las mujeres de 63 a 64 años.
En materia de educación, Claudia Sheinbaum refirió que habrá una beca universal para todas las infancias y adolescencias que cursan la educación básica, refiriendo que esta es una responsabilidad que tiene con su ciudadanía.
Un apunte importante es que dio a conocer que se comenzará a gestar un proyecto de cuidados, donde enfermeras y enfermeros comenzarán a brindar atención gratuita, casa por casa, a todas las personas adultas mayores para asegurar su acceso a la salud.
Dentro de este mismo hilo sobre el cuidado, refrendó su compromiso por consolidar el primer sistema nacional de cuidados, según explicó, este programa histórico iniciará en Ciudad Juárez
«Esta es una deuda histórica del gobierno de México con las mujeres de Juárez. También atenderemos la violencia contra mujeres desde sus causas y fortaleciendo la cero impunidad (…) Nuestra estrategia será la atención a las causas, fortalecimiento de la Guardia Nacional, inteligencia e investigación y coordinación, no puede haber paz si no hay justicia», señaló como punto último en materia de género.
En materia legislativa federal, Sheinbaum demandó que se acelere la reforma al poder judicial que ya ha iniciado López Obrador: «No tienen de qué preocuparse, todo lo contrario, tendrán una verdadera garantía de un estado de derecho», señaló como parte de un mensaje dirigido a las y los legisladores.
El discurso terminó con una semblanza patriótica, luego de cerrar con un: ¡Viva México! (que también fue celebrado desde las afueras del Metropolitan) y la entonación del Himno Nacional, sellando así, la última etapa del proceso electoral 2024; Claudia Sheinbaum, es oficialmente la presidenta de la República Mexicana.