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Una navidad sin violencia estética, cómo darle la vuelta al capitalismo patriarcal

Por Wendy Rayón Garay

Ciudad de México.- Por mucho tiempo, el capitalismo patriarcal ha hecho creer a las mujeres que deben cumplir con estrictos estándares de belleza, especialmente durante celebraciones como la Navidad. Esta narrativa no solo refuerza los roles de género tradicionales, sino que también perpetúa expectativas desproporcionadas sobre las mujeres durante las fechas decembrinas.

Industrias como la moda o la cosmética han jugado un papel clave en este proceso. A través de compañías publicitarias, redes sociales y otros medios, impulsan una serie de comportamientos dirigidos a las mujeres para que alcancen una «apariencia perfecta» durante las fiestas.

Gabriela Bard Wigdor, en su artículo ‘Las mujeres en el capitalismo: cuerpos y emociones en el orden sexista’ explica como este sistema ha controlado y performado históricamente los cuerpos femeninos para su sujeción. Esta realidad se refleja en los estereotipos de belleza que restringen la libertad de las mujeres para elegir cómo vivir las festividades

La violencia estética en Navidad

El cuerpo femenino en la Navidad es vulnerable a la violencia estética, la cual se caracteriza por ser una forma de violencia de género que busca dañar a la persona a través de palabras, publicaciones, omisiones, representaciones o prácticas que imponen la idea de que solo las corporalidades hegemónicas son aceptables.

Esto se evidencia en las campañas publicitarias que promueven un ideal de cómo las mujeres deberían lucir en la fiesta navideña que incluye la aplicación de maquillaje, vestimenta, cuidado del cabello y accesorios. En esta visión, hay una estigmatización sobre la «apariencia descuidada» que para el capitalismo patriarcal representa una falta de interés o esfuerzo, lo que aumenta la presión de las mujeres.

El marketing también juega un papel importante en esta dinámica. Las empresas ofrecen productos de belleza que se encuentran por tiempo limitado y crean ofertas que generan un sentido de urgencia para consumir. Estas estrategias, lleva a muchas mujeres a sentir la necesidad de estrenar ropa o accesorios en cada celebración como la época decembrina.

Asimismo, la presión por lucir «perfectas» implica que algunas mujeres se someten a tratamientos de belleza que pueden ser dolorosos o dañinos a lo largo del tiempo como la aplicación de pestañas, la depilación y el uso de productos químicos para el cabello y la piel.

La obsesión por el cuerpo ideal

En esta época del año, algunas mujeres se ven obligadas o creen que deben realizar dietas estrictas y rutinas de ejercicio antes y después de las fiestas para ajustarse al estándar de delgadez del capitalismo patriarcal. En adherencia, los procedimientos estáticos quirúrgicos y no quirúrgicas se han convertido en una opción común. El último informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética identificó que las operaciones más comunes en mujeres durante 2023 fueron la liposucción, aumento de senos, inyecciones de bótox y la aplicación de ácido hialurónico.

Aunque el sistema capitalista patriarcal impulsa a las mujeres a esforzarse por alcanzar estos estándares, también invisibiliza su dedicación en cuanto al maquillaje, vestimenta, la realización de dietas o ejercicio, y el cuidado personal. La idea de que las mujeres «simplemente deben lucir bien» minimiza el trabajo detrás y refuerza la narrativa de que su valor esta intrínsecamente ligado a su apariencia.

Al final, entender la belleza como sinónimo de empoderamiento es promover que la idea de lucir bien durante la Navidad es un signo de éxito personal y profesional que perpetua la noción de que la autoestima está vinculada con la apariencia física y también que por ello será la mujer mayor valorada o admirada en su entorno familiar o social.

Estas dinámicas no solo colocan a las mujeres en un ciclo constante de consumo y autoevaluación, sino que también desvía la atención de lo que realmente importa durante las festividades como la Navidad: la convivencia, el amor y la gratitud.

Consejos para una navidad sin presiones estéticas

  1. Enfócate en cómo te sientes y no en como luces: no te sientas presionada por lucir «perfecta» esta Navidad si eso no es lo que realmente quieres.
  2. Abraza tu autenticidad: hazle caso a tus emociones. Vístete y actúa de la manera en que realmente te hace sentir feliz y cómoda. No te preocupes por las opiniones externas.
  3. Establece límites claros: comunica a tu entorno familiar o social si sientes presión por cumplir expectativas o estándares y prioriza tu tranquilidad.
  4. Cuestiona los mensajes que apliquen violencia estética: aprende a identificar los mensajes que imponen un estándar de belleza inalcanzable.
  5. Práctica la gratitud y el amor propio: sabemos que el amor propio es un largo camino por recorrer, pero es importante que reconozcas que tu valor no depende como luces, sino de quién eres.

Reconocer las narrativas del capitalismo patriarcal pueden mejorar la forma en que las mujeres viven la Navidad. Al liberarse de las expectativas familiares y sociales sobre la belleza impuesta, puede enfocar la celebridad en una convivencia plena y atentica. La clave es priorizar el bienestar personal, cultivar relaciones afectivas significativas y redefinir lo que significan estas fechas.


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