Ciudad de México.- El Museo de Memoria y Tolerancia (MyT), ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México, en colaboración con la Secretaría de Educación Pública, inauguraron la exposición Ana Frank: Notas de Esperanza, para reconocer la importancia de los escritos de esta joven escritora y para resaltar la importancia de integrar herramientas educativas que fomenten valores como la tolerancia y el respeto a los derechos humanos en las aulas.
Este tipo de exposiciones son fundamentales porque Annelies Marie Frank, mejor conocida como Ana Frank es un emblema de resistencia literaria en un contexto de persecución y opresión durante la Segunda Guerra Mundial y a partir de sus escritos, se generó uno de los libros más importantes a nivel mundial, de los más leídos y que se ha traducido a 70 idiomas.
No podemos dejar de lado que Ana fue la escritora de un diario durante su estancia en el escondite donde pudo documentar sus miedos, necesidades y todo aquello que iban pasando día a día en el escondite que compartió con su familia en la ocupación nazi.
En julio de 1942, la familia Frank se ocultó junto con la familia Van Pels en un escondite secreto ubicado en la avenida Prinsengracht 263. La casa, situada detrás de las oficinas comerciales donde Otto Frank, el padre de Ana, trabajaba como director de una empresa fue acondicionada con la ayuda de amigos quienes les proporcionaban alimentos y ropa, arriesgando sus propias vidas.
Ana sentía pasión por volverse escritora y periodista por lo que su padre, tras la muerte de toda su familia, incluida Ana Frank, encontró el diario y decidió publicarlo el 25 de junio de 1947, Het Achterhuis (conocido en español como El Diario de Ana Frank).
De acuerdo con la información de la fundación de Ana Frank, la entonces joven escritora vivió con sus padres y su hermana mayor, Margot, en un departamento en Frankfurt y cuando los nazis ascendieron al poder en 1933, Otto Frank, su padre, se vio obligado a huir a Ámsterdam, en Países Bajos, donde tenía contactos comerciales.
Fue en 1942 cuando los alemanes iniciaron los preparativos para deportar a los judíos de los Países Bajos a los campos de exterminio del este.
Los judíos no holandeses fueron internados en el campo de tránsito de Westerbork y posteriormente deportados a Auschwitz-Birkenau y Sobibor, en la Polonia ocupada. Estas deportaciones y la intensificación de las medidas antisemitas ponían en grave peligro la vida de los judíos en los Países Bajos, incluida la familia Frank.
El 4 de agosto de 1944, la policía alemana descubrió el escondite. El 8 de agosto, la Gestapo trasladó a la familia Frank y a los otros escondidos al campo de tránsito de Westerbork.
Un mes después, el 3 de septiembre de 1944, fueron deportados en el último transporte de Westerbork a Auschwitz-Birkenau, en la Polonia ocupada.
A principios de noviembre de 1944, Ana y su hermana Margot fueron trasladadas al campo de concentración de Bergen-Belsen, en el norte de Alemania. Ana Frank falleció en febrero o marzo de 1945, a los 15 años, poco antes de que las tropas británicas liberaran Bergen-Belsen el 15 de abril de ese mismo año.
El diario
Ana recibió en 1942 un diario para su cumpleaños 13 y lo lleva consigo cuando se esconde junto con su familia, lo escribió en neerlandés. Es una de las primeras cosas que empaca.
Kitty es un personaje ficticio a quien, finalmente, Ana escribe las cartas en su diario. El nombre Kitty proviene de una serie de libros que Ana lee. Ésos libros fueron escritos por la autora holandesa Cissy van Marxveldt. Esta serie se trata de una joven que con su grupo de amigas viven todo tipo de aventuras.
Uno de esos libros de esa serie de van Marxveldt está en parte escrito en forma de una carta y eso le da la idea a Ana de abordarlo de esa manera.
Kitty Francken es uno de los personajes de ese grupo de amigas. Ana prefiere escribirle a «ella». Esa Kitty en los libros de Cissy van Marxveldt es «inteligente», alegre y divertida. Y es así, como Kitty se convierte en el personaje ficticio al que Ana le confía sus secretos.
La última carta del diario de Ana es del 1 de agosto de 1944, tres días antes del arresto.

Colección de fotos: Anne Frank Stichting, Ámsterdam/ fotógrafo: Allard Bovenberg
La exposición
La exposición Ana Frank: Notas de Esperanza, presenta una réplica exacta del escondite donde Ana y su familia donde permanecieron ocultos durante la ocupación nazi en Ámsterdam. La muestra incluye más de 150 objetos, así como material fotográfico y audiovisual, con el propósito de generar conciencia sobre la importancia de la tolerancia y la dignidad humana.

Esta exposición fue inaugurada en 2023 gracias a una alianza entre el Museo Memoria y Tolerancia, la Casa de Ana Frank en Ámsterdam y el Centro Ana Frank en Argentina para Latinoamérica, con el objetivo de conmemorar el 94 aniversario del natalicio de Ana Frank.
La muestra se compone de 10 salas, cada una con elementos cuidadosamente seleccionados para ofrecer una experiencia inmersiva. La primera sala, titulada “Hojas de vuelo”, proyecta pensamientos de Ana Frank en las paredes, el techo y el piso, permitiendo a los visitantes conocer su situación familiar y el contexto histórico devastador que vivió.
A continuación, las y los asistentes pueden recorrer una línea del tiempo que narra los capítulos más importantes de su vida, desde su nacimiento hasta el momento en que ella y su familia fueron capturados y enviados a un campo de concentración.
“Ana Frank: Notas de Esperanza” estará disponible hasta el segundo semestre de 2025 en el Museo Memoria y Tolerancia, en la Ciudad de México. Podrá visitarse de martes a domingo.
Mujeres judías contra la violencia Nazi
Yolanda Beteta Martín de la Universidad Complutense de Madrid, en “La deconstrucción de la identidad femenina y la explotación sexual de las mujeres judías en los campos de concentración y exterminio” expone las violaciones y abusos sufridos por las mujeres judías durante el Holocausto.
Estas agresiones no solo fueron físicas, sino también psicológicas, con el objetivo de deshumanizarlas y desexualizarlas progresivamente.
El proceso comenzaba con la separación de las madres de sus hijos, destruyendo su rol materno y fragmentando el núcleo familiar. Posteriormente, las mujeres eran sometidas a selecciones según sus capacidades físicas para determinar su utilidad laboral en los campos.
Como parte de su homogeneización, se les rasuraba el cabello y el cuerpo, lo que marcaba el inicio de su desindividualización. Estos actos han sido documentados en numerosos testimonios, como el de Micheline Maurel sobre su llegada a Ravensbrück.
Además de la humillación de los exámenes físicos y los golpes para probar su resistencia, muchas mujeres desarrollaban amenorrea debido al estrés, la malnutrición y la explotación. Aunque no fue una medida intencional de las autoridades nazis, esta condición profundizaba su sensación de pérdida de identidad femenina.
Otra forma de violencia extrema fue la esterilización forzada bajo el pretexto de experimentos pseudocientíficos, lo que representó la mutilación más severa de su feminidad con fines genocidas.
Asimismo, la explotación sexual alcanzó su punto máximo con la creación de los Sonderbauten, burdeles donde las prisioneras eran obligadas a prostituirse para los prisioneros de alto rango. Las SS seleccionaban a mujeres jóvenes y sanas, engañándolas con la promesa de ser liberadas tras seis meses.
Estos actos de violencia sistemática no solo buscaban someter a las mujeres, sino destruir su identidad y humanidad, convirtiéndolas en instrumentos de un régimen basado en el terror y la opresión.